El 'fracking', ¿un riesgo inasumible o una oportunidad?



El catedrático del Departamento de Biología Vegetal, Manuel Peinado, publicará esta primavera dos títulos sobre el fracking o fracturación hidráulica. En esta entrevista habla de en qué consiste esta técnica y por qué genera tantos amores y tantos odios.

 

Es una palabra que ha llegado a nuestro vocabulario, no sabemos si para quedarse. Mientras que en países como Estados Unidos el 'fracking' es una técnica recurrente que, según señalan las propias fuentes gubernamentales, reduce la dependencia energética y el precio de la energía, en Europa todavía existe una gran división. Países como Bulgaria, Irlanda o Francia lo han prohibido mientras que otros, como el Reino Unido y Polonia lo practican.

Manuel Peinado.

En esta entrevista, el catedrático del Departamento de Biología Vegetal, Manuel Peinado, aporta algunas pistas sobre qué es y qué representa el fracking. Peinado ha publicado ya en Estados Unidos la edición española de ‘Perfora, chico, perfora’ y prepara para esta primavera dos títulos propios: ‘Fracking, el espectro que sobrevuela Europa’ y ‘El fracking, ¡vaya timo!’, este último en tono humorístico. Además, está a punto de publicar la versión española de ‘Snake Oil’, del petrogeólogo Richard Heinberg.

-Profesor, ¿qué es el 'fracking'?
-La palabra 'fracking' procede de ‘fractura’. En realidad el 'fracking' es una perforación en horizontal, que se realiza en rocas impermeables, en las que, con las técnicas convencionales –perforación en vertical- es imposible extraer hidrocarburos. Esta técnica comenzó a utilizarse a comienzos de este siglo y el objetivo es una perforación horizontal que secciona la roca impermeable, abriendo grietas en ella con las explosiones que produce un pequeño “cañón” introducido por el tubo de perforación. Mediante agua a presión mezclada con productos químicos, las grietas se amplían y se logra extraer un ‘poquito’ de gas o petróleo. La extracción mediante esta técnica, no es superior al 13% del volumen de hidrocarburos existente en la roca, mientras que en los pozos convencionales de perforación vertical se logra extraer hasta un 70%. Ahora bien, como la escasez de hidrocarburos es cada vez es mayor, países como Estados Unidos tratan de paliarla con este tipo de métodos muy poco rentables energéticamente y muy costosos económicamente.

Portada del libro.
-Pero, ¿si no es muy productiva, por qué se vende como un nuevo 'maná' energético?

-Digamos que la ‘petroubre’ se está agotando mientras que el consumo está aumentando en el mundo. Las reservas naturales de gas y petróleo se están reduciendo y hay que buscar nuevas alternativas. Lo que está haciendo la industria norteamericana, a mi modo de ver, es rebañar el fondo del vaso intentando mantener el negocio energético actual, haciendo crecer una nueva burbuja que, como otras que han salpicado la historia de la humanidad, es completamente artificial. Y para sustentar esta afirmación solo tenemos que atenernos a los datos: para producier un millón de barriles de petróleo en Irak se necesitan perforar 60 pozos nuevos al año; en el campo más potente de fracking en Estados Unidos hacen falta 2.500 pozos. Y cada pozo de fracking más que se abre en Estados Unidos cuesta entre 7 y 10 millones de dólares. El negocio es ‘redondo’ si tenemos en cuenta que para producir cada dólar de petróleo procedente de fracking los productores norteamericanos se gastan 1,5 dólares. En el caso del gas, la situación es similar, por eso hablo de la burbuja del fracking, porque el negocio bursátil está detrás... Y también está el negocio tecnológico, porque los Estados Unidos están exportando toda la tecnología relacionada con la técnica, de paso, ganan tiempo, compran tiempo para desarrollar las tecnologías necesarias para explotar las energías renovables.

-En España, ¿cómo está la situación con respecto al uso de estas tecnologías?

-Ni en España ni en Europa se dan las condiciones geológicas, ni demográficas, ni económicas para desarrollar este tipo de técnicas de fracking. Los polacos sí pensaron que era factible y fueron de los primeros en usar este tipo de técnicas, porque tiene una dependencia brutal energética de Rusia, pero las empresas ya se están retirando... En el Reino Unido tiene más sentido, porque ha sido un país eminentemente productor de petróleo, en el Mar del Norte...Pero yo creo que al final la burbuja estallará en Polonia, en el Reino Unido y, desde luego, en España, donde un tercio de la población española consume agua de acuíferos, que correrían un serio peligro de contaminación. En Estados Unidos ya se han producido múltiples denuncias relacionadas con la contaminación de acuíferos.
También está resultando muy polémico el destino del agua de reflujo que se produce tras la inyección de agua a presión para generar las grietas en las rocas impermeables.
Y, además, no es en absoluto rentable, aunque el Gobierno central esté alentándolo en sus últimas decisiones y esté impugnando las normas aprobadas por Comunidades Autónomas en contra del uso de este tipo de técnicas en sus territorios.

-Entonces, ¿usted, como experto, qué recomienda?
-Bueno, no soy un experto en geología del petróleo, pero de dedicado dos años a estudiar el tema y mi recomendación es, desde luego, que recuperemos las políticas encaminadas a desarrollar en nuestro país energías renovables y nos olvidemos de experimentos con gaseosa que, sobre el papel pueden resultar atractivos, pero que, en realidad, repito, no son más que una nueva burbuja que, como las anteriores, acabará por estallar.