Uno de cada 3 euros del PIB español se vende en el exterior, según un informe de la UAH

En este momento exportan en España más empresas que en 2008 y 6 de cada 10 obtienen más del 50% de sus ingresos fuera de nuestro país.

Así lo confirma un estudio realizado por miembros del IAES de la UAH para la Fundación Mapfre, encabezados por los profesores Antonio García Tabuenca y Fernando J. Crecente.

Crecente y García Tabuenca.


En España hoy hay más de 137.000 empresas que exportan bienes, y casi 40.000 de ellas lo hacen de forma regular, al menos durante 4 años seguidos.

Algunos datos que se analizan en este estudio son alentadores: en este momento se están exportando bienes por valor de unos 220.000 millones de euros; es decir, más de 1 de cada 3 euros del PIB tiene el exterior como destino. Sin embargo, tan solo 5.000 empresas de las 137.000 concentran el 88% de estas exportaciones.

Todas estas cifras han logrado una mejora significativa de la balanza comercial y corriente, lo que supone una reducción del déficit y se traduce en un progreso sensible de la economía, que ahora no tiene tanta necesidad de financiación exterior.

La pregunta es si esta tendencia se consolidará y España logrará modificar su modelo económico, eminentemente importador, o será coyuntural. Los investigadores del IAES no son muy optimistas al respecto: ‘Ojalá nos equivocásemos, pero lo cierto es que nuestro análisis indica que esta tendencia nace de la necesidad y de la devaluación de la economía. La crisis ha incrementado nuestra competitividad internacional y ha bajado nuestros precios, pero esto no se mantendrá indefinidamente; en cuanto los precios y los salarios se estabilicen la tendencia cambiará’.

García Tabuenca estima que el modelo sí se transformaría si España multiplicara por 10 el número de empresas exportadoras, pasando de 40.000 a 400.000 en los próximos años, ‘pero eso requiere un compromiso social, económico y político a largo plazo que, desgraciadamente, no existe en este momento en España. Por inercia, de forma espontánea, no se va a producir este incremento; se necesitan transformaciones institucionales, se requieren incentivos de carácter público que animen a las empresas a exportar y den seguridad jurídica al hacerlo’.

En el ámbito de la exportación de servicios, en los últimos años España ha continuado consolidando su posición como octavo país exportador. Junto al tradicional sector del Turismo, otros servicios han logrado crecer de manera notable, como los servicios informáticos y comunicaciones o el transporte.

Sumando bienes y servicios, en los últimos años se han exportado aproximadamente 1 de cada 3 euros del PIB.
Hay varios sectores que exportan más de 25.000 millones de euros al año, encabezados por los bienes de equipo y por los alimentos frescos y transformados, que han superado al sector más arraigado en la exportación española: el automóvil. Algo más abajo se encuentran los sectores textil y químico-farmacéutico, que están emergiendo de nuevo. No obstante, los bienes de demanda y contenido tecnológico apenas despegan en las exportaciones.

Al calor del crédito fácil
El análisis incluye un estudio financiero de las empresas que concluye que, aparte de las grandes empresas, solo las más emprendedoras y que han sabido asumir el riesgo internacional aprovecharon las ‘vacas gordas’ para abrir brecha y posicionarse en el mercado exterior. ‘Entre 2003 y 2009 las empresas no exportadoras, que eran mayoritarias, obtenían mejores resultados en términos de rentabilidad financiera que las internacionalizadas. Prefirieron mantenerse guarecidas al calor del mercado nacional, menos competitivo, con una fuerte demanda derivada de la burbuja que estaba generándose al amparo del sector de la construcción e inmobiliario. Tanto las no exportadoras como las internacionalizadas accedieron al crédito, cada vez más fácil en aquel período. Pero sólo unas pocas, el 3% aproximadamente, aprovecharon esta oportunidad crediticia para posicionarse y reforzar su expansión internacional. Por tanto, esas pocas han sido las que se han beneficiado en estos últimos años y las que, en términos competitivos, tienen más posibilidad de salvarse. Muchas empresas no exportadoras han quedado en una posición muy frágil y con una deuda financiera que ahora deben devolver, y eso, las ahogará en el futuro o las está ahogando ya’.

Crecente asegura que, en parte, la exportación o, mejor dicho, la no exportación es sinónimo de falta de comunicación por parte de las instituciones, ‘porque en la encuesta que hemos realizado a más de 650 empresas de todos los sectores y tamaños un gran porcentaje no conoce los apoyos, se queja de falta de información por parte del ICEX, teme la falta de experiencia y tiene pánico al desconocimiento del idioma y a la falta de seguridad jurídica y eso solo se puede solucionar con incentivos y con mejores campañas de información’.

La falta de fe en la marca España también es otro inconveniente importante en la cultura social y económica de las empresas nacionales.

En definitiva, y una vez roto el ‘embrujo del crédito fácil’, como señalan los autores, si España quiere consolidarse como país exportador, más abierto al mundo comercial y competitivo, no tiene más remedio que apostar por nuevas políticas económicas y empresariales a largo plazo en las que participen democráticamente el conjunto de agentes institucionales: empresarios, trabajadores, organizaciones empresariales y sociales y gobiernos. Se trata de una apuesta colectiva, liderada por los empresarios pero con el convencimiento de los ciudadanos.