Francisco Comín recibe un premio a la excelencia docente de la Asociación de Historia Económica



El profesor Francisco Comín ha recibido el Premio Docentia ‘Santiago Zapata’ de Historia Económica, que otorga el Consejo de la Asociación Española de Historia Económica (AEHE).

El Premio Docentia ‘Santiago Zapata’ reconoce la excelencia en la docencia y se suma a otros galardones de prestigio que ya ha recibido el profesor de Historia Económica de la UAH, Francisco Comín, que obtuvo en 1990 el Premio Nacional de Historia y también fue reconocido por el Ministerio de Hacienda, en el año 2002, por una investigación sobre la reforma tributaria de

Francisco Comín.
1845, del ministro Alejandro Mon.

-Imaginamos que está muy contento con este nuevo reconocimiento...
-Pues sí, estoy muy contento con este premio a la docencia otorgado por la Asociación Española de Historia Económica, por varias razones: primero, porque ha sido otorgado por los colegas de varias universidades españolas, que conocen bien la disciplina. Segundo, porque me premian por la ‘labor docente’, como profesor de Historia Económica durante 36 años -30 de ellos en la Universidad de Alcalá- y también porque he contribuido a ‘la mejora de la docencia’ de la Historia Económica, especialmente dotando a la profesión de instrumentos de trabajo de calidad, entre los cuales destacan los manuales, particularmente el último titulado ‘Historia Económica Mundial. De los orígenes a la actualidad’, publicado en la editorial Alianza. El jurado que me ha concedido el premio considera que es ‘uno de los mejores manuales de Historia Económica Mundial publicados en el mundo occidental’. Y, tercero, porque considero que la docencia es la labor esencial de los profesores universitarios y, sin embargo, está poco premiada; hay muchos premios para reconocer la investigación, pero muy pocos para la docencia.

-¿Dedicarse en estos tiempos a la Historia Económica tiene moraleja?
-En todo momento, el objetivo de la historia económica es explicar los hechos económicos del pasado, con la intención de extraer lecciones que puedan servir para solucionar los problemas de las economías actuales. Y, efectivamente, estudiando las crisis pretéritas, la Historia Económica contribuye a entender mejor las causas de la crisis económica actual; asimismo, permite conocer los efectos económicos y sociales de las crisis y de las políticas económicas aplicadas en el pasado.
Un problema de los agentes económicos es la corta memoria que tienen. Por eso, una misión de la docencia de la asignatura Historia Económica es explicar a los estudiantes los tiempos buenos (crecimiento) y los malos (las crisis económicas) que ha vivido la humanidad. Y la docencia de las crisis la practicamos en Historia Económica continuamente (sobre todo en los tiempos de euforia financiera, que son los precedentes de las crisis), porque las crisis son un hecho cotidiano en la historia humana.
Es cierto que desde que estalló la crisis ha aumentado la demanda de conocimiento sobre la historia de la economía. Hemos publicado varios libros y hemos impartido muchas conferencias al respecto en distintos foros y los periódicos nos han pedido artículos para explicar las crisis.
Es cierto que los economistas se han volcado con la crisis y han recurrido al conocimiento histórico, buscando puntos de comparación. Y han hallado numerosas lecciones. Una de las más importantes es que los políticos, banqueros y financieros deberían estudiar la historia de las crisis previas como medida preventiva para evitar volver a caer en los mismos errores que se cometieron en la primera década del siglo XXI.

-Muchos economistas consideran que esta crisis no tiene precedentes en la historia
-La importancia del conocimiento de la Historia Económica en la crisis actual queda manifestada por el importante papel que Ben Bernanke ha realizado al frente de la Reserva Federal. Su política evitó que la crisis actual se convirtiera en una gran depresión como la de los años 1930. No en vano, Bernanke es uno de los grandes especialistas sobre la Gran Depresión de los años 1930. Como conocía perfectamente los errores que se cometieron entonces, sabía las recetas que había que aplicar: evitó que los políticos volvieran a cometer los mismos errores, sobre todo en la política monetaria.

-Desde la perspectiva de la historia de la economía, ¿España tiene brotes verdes, ha salido de la recesión o el nivel de deuda y los índices de paro dicen todo lo contrario?
-No sé si a la economía española le han salido ya brotes nuevos, pero los brotes prematuros se pueden helar fácilmente. Sobre todo con el mal tiempo que hace en España, que está sufriendo una depresión económica muy profunda.
Técnicamente, una economía sale de la recesión cuando recupera el nivel de renta per cápita que tenía el año previo al inicio de la crisis, no cuando sale del crecimiento negativo. Las previsiones son que España volverá a tener una tasa de crecimiento ligeramente positiva, lo cual es una bendición, pero esto no significa que España haya salido de la recesión.
Y parece que el empleo está creciendo, lo cual también es una buena noticia.
Pero ni siquiera con tasas de crecimiento muy superiores a las que tendrá España este año, otras economías desarrolladas están reduciendo significativamente la tasa de desempleo, que es uno de los problemas más graves que tiene la economía y la sociedad española.
La insuficiencia del crecimiento económico, además, impedirá la reducción significativa del déficit público, que es otro de los graves problemas económicos actuales.
Y sin la reducción del déficit público, la bola de la deuda pública seguirá engordando, y a finales de este año llegaremos a unos niveles próximos al 100 %. Éste es un nivel sostenible si se ataja el problema del déficit rápidamente. Pero no parece que esto vaya a ocurrir. Por dos motivos: primero, la UE y los mercados han rebajado la presión sobre el gobierno de España para reducir el déficit y, segundo, estamos ya, prácticamente, en período electoral, primero europeas y en el 2015, generales.

-¿La deuda pública es un grave escollo, profesor?
-El problema de la deuda pública es la aceleración con la que está creciendo desde que se inició la crisis, no solo por el alto déficit público, sino por subrogaciones de deudas por el Estado ajenas a su presupuesto, como son las locales y las derivadas del rescate bancario y la deuda eléctrica.
Las experiencias históricas previas muestran que si se mantienen estos ritmos de crecimiento de la deuda llegará un momento en el que el Ministro de Hacienda no tendrá más remedio que hacer un impago o reestructuración de la deuda.
Otro problema muy serio que tiene la economía española es la amenaza de deflación (algo realmente insólito en una economía con arraigada cultura inflacionista como la española), que ralentizará el crecimiento económico y, sobre todo, agravará profundamente el problema de la deuda. Hay muchos economistas que demandan que los países acreedores, como Alemania, contribuyan también a la solución del problema de la deuda que ayudaron a crear. Primero, aceptando una quita de la deuda; segundo, acabando con la nefasta política de austeridad presupuestaria y, por último, permitiendo, si no ya crear una deuda europea, sí al menos que el BCE pueda comprar deuda pública de los países necesitados y llevar a cabo una política monetaria más expansiva.

-¿Qué podemos desear que ocurra con la economía en estos tiempos tan convulsos?

-Lo que yo pediría a los Reyes Magos (en este caso a Angela Merkel) es que los políticos y los banqueros actuaran con un poco más de responsabilidad histórica. Lo cual es como pedir peras al olmo, porque los políticos lo que quieren es mantenerse en el poder a cualquier precio, y los banqueros lo que quieren es aumentar sus retribuciones.
Los políticos deberían comprender que la lección fundamental de las grandes depresiones económicas es que se transforman en graves crisis sociales, luego en crisis políticas y, finalmente, en algunas ocasiones, en sangrientos conflictos bélicos. Lo que yo desearía es que lográramos quedarnos en el primer nivel, el de la crisis económica, sin graves repercusiones sociales y políticas. Pero esto es imposible porque la crisis social y política es ya realmente alarmante en España y en Europa.
En España no hay precedentes de tasas de desempleo del 26-27%. En 1985 se llegó al 22 % de paro, pero entonces se estaba creando el Estado del Bienestar como compensación a los trabajadores. Tasas cercanas al 30 % sí tuvieron otros países europeos, como Alemania, durante la Gran Depresión de los años 1930... En estas circunstancias de catástrofe económica triunfan electoralmente los partidos extremistas. En la Alemania de los años 30 llegó al poder Hitler, que desencadenó la catástrofe de la Segunda Guerra Mundial.
Por volver al problema de la deuda, afortunadamente los tipos de interés de la deuda pública española han disminuido considerablemente desde que el presidente del Banco Central europeo dijo, en el verano de 2012, que haría lo que fuese necesario para mantener el euro. Los mercados se lo creyeron y esto y la flexibilidad monetaria de los Estados Unidos han permitido al Gobierno español financiase ahora más barato que hace dos años. De no ser así, el problema de la deuda sería mucho más grave.
Pero esta bonanza financiera no durará siempre. Por un lado, gran parte de la deuda pública española está en manos de los bancos españoles, con lo cual hay un peligroso abrazo mortal entre soberano y bancos, cuyas crisis se reforzarán mutuamente. Un descenso de la cotización de la deuda pública reducirá el activo de los bancos y un impago llevaría a la quiebra a los bancos, que tendrían que ser rescatados por el Estado emitiendo más deuda. En fin, una situación preocupante desde la óptica de la sostenibilidad de la deuda.
Por otro lado, los Estados Unidos ya han empezado a reducir la flexibilidad cuantitativa, lo que aumentará los tipos de interés en Estados Unidos y reducirá la liquidez mundial, aumentando los tipos de la deuda pública también en España.
En tercer lugar, la promesa del presidente del Banco Central europeo de comprar bonos públicos de los países que pidan el rescate al Mecanismo de Estabilidad Europea no está claro que pueda ser llevado a la práctica. Es un farol de Dragui que a los financieros les conviene no ver. Pero el Tribunal Constitucional alemán sí que ha puesto en cuestión la capacidad del Banco Central Europeo para hacer esas operaciones de compra ilimitada de deuda pública y lo ha remitido al Tribunal Supremo europeo para que clarifique la cuestión.
En cualquier momento, por tanto, podría volver otra crisis del euro, ante la cual el BCE no podría hacer nada y los especuladores atacarían la deuda pública española, volviendo a aumentar desmesuradamente la prima de riesgo. Este es un peligro que está a la vuelta de la esquina, sobre todo con la crisis de los países emergentes, que también puede afectar a empresas españolas.

-No es muy optimista, profesor...
-Una diferencia fundamental de la crisis económica actual con respecto a la gran depresión de los años 30, es que en la actualidad sigue aumentando la desigualdad en la distribución de la renta. Los países desarrollados crearon precisamente el Estado del Bienestar para tratar de aliviar los efectos perversos de la crisis sobre las clases menos privilegiadas. En la actualidad, los gobiernos están reduciendo el Estado del Bienestar, lo cual contribuye aumentar la desigualdad en la distribución.
Los efectos de estas medidas de austeridad sobre el nivel de vida (y la esperanza de vida) de los españoles serán devastadores.
La cuestión que hay que plantearse es: ¿hasta cuándo aguantará una sociedad con más de un cuarto de la población activa en paro y con unas redes de seguridad social que cada vez protegen menos?
Si no hay una reacción de los políticos mayoritarios, la conflictividad social y la inestabilidad política están aseguradas. Y ellas impedirán aún más la recuperación económica.