"La Planta Piloto de Química Fina es un modelo de educación, investigación y desarrollo"

El catedrático de Química Orgánica, Julio Álvarez-Builla, es desde 1992 el director científico de la Planta Piloto de Química Fina que hoy celebra su X aniverario. Se trata de un instituto dedicado a la investigación por contrato, en colaboración con empresas del sector químico-farmacéutico.
Desde sus comienzos hasta hoy, el Grupo de Heterobetaínas, creado por Álvarez-Builla, ha crecido, teniendo hoy mas de 30 investigadores a tiempo completo. Además, ha estimulado activamente la colaboración industrial y ha dirigido hasta ahora 15 proyectos y más de 90 contratos de investigación, muchos de ellos con compañías farmacéuticas líderes en el mercado. En los últimos años ha tenido colaboraciones regulares con Ely&Lilly, GlaxoSmithKline, Janssen-Cilag, Sanofi-Synthelabo, Almirall-Prodesfarma, entre otras.
Asímismo, ha publicado 160 artículos en revistas de primera categoría en el campo de la Química Orgánica y como resultado de sus colaboraciones con la industria, ha producido hasta hoy 36 patentes –la mayoría internacionales- en diversas áreas de Química Orgánica y Química Médica.
Sus intereses han estado dirigidos a la síntesis de heterociclos y sus derivados de interés
terapéutico, así como en la introducción de nuevas tecnologías en síntesis orgánica:
catálisis de transferencia de fase, ultrasonido, microondas. En relación con su trabajo en la Planta Piloto de Química Fina, está desarrollando procesos verdes de síntesis de fármacos para ser aplicados industrialmente en un próximo futuro.

 

El profesor Julio Álvarez-Builla, director científico de la Planta de Química Fina
Julio Álvarez-Builla, director científico de la Planta Piloto de Química Fina de la UAH

- ¿Cuál es el balance después de estos 10 años?
El balance es muy positivo, el centro ha pasado de contratar 274.000 € en 1998, a hacerlo por un valor de 1.760.000 € en 2007, con una inversión en infraestructura que procede si duda del apoyo de la Comunidad de Madrid, y en su día de los fondos FEDER europeos, pero mayoritariamente del apoyo empresarial al centro. En estos momentos, sostenidos por los proyectos del centro, trabajan en él 37 personas a jornada completa, y han pasado adicionalmente más de 130 en estos diez años, que se han colocado mayoritariamente en la empresa. En definitiva, la Planta Piloto de Química Fina se ha convertido en un centro que apoya la investigación –y con ello la innovación- empresarial en las diferentes áreas de la química.
- ¿Qué les llevó a ponerla en marcha?
En el equipo que comenzamos, a principios de los noventa, a diseñar la planta, estábamos gente de quimica orgánica, química analítica, ingeniería quimica y microbiología, y teníamos experiencia en la colaboración universidad-empresa, sobre todo en relación con la industria farmacéutica, y éramos conscientes del reto que suponía para nuestro país incorporarnos a la sociedad del conocimiento. El paso de una economía de fabricación con baja tecnología y salarios bajos a una economía industrial moderna, con alto contenido tecnológico, nos planteaba a las universidades un reto para que fuésemos sujetos activos en esta transformación. Así, nos planteamos un centro de investigación en las diferentes áreas de la química que se especializase en proyectos colaborativos con la empresa, con el fin de apoyar a ésta en la transformación que se avecinaba del tejido productivo. Hoy, después de diez años parece que vamos viendo como esta predicción era acertada.
- ¿Cuál es la singularidad de la Planta Piloto de Química Fina de la Universidad de Alcalá frente a otros centros de naturaleza similar?
La Planta es un centro de investigación –Quimica Fina significa química de alto valor añadido- que se dedica a las siguientes funciones: a) gestionar proyectos de investigación en colaboración con la empresa; b) generar, mediante esta gestión, infraestructuras de investigación potentes, complementarias de las que la Universidad mantiene en otros centros de apoyo; c) formar a investigadores y técnicos en el desarrollo de proyectos de I+D industrial, cercana al mercado –es decir, que va a generar productos susceptibles de explotarse comercialmente-. Estos investigadores están mayoritariamente destinados a continuar su vida profesional en la empresa y d) prestar apoyo con sus infraestructuras a los investigadores de Alcalá y otras universidades públicas, para el desarrollo de sus proyectos de investigación. Por cierto, infraestructuras que, sin la colaboración con la empresa simplemente, no estarían disponibles.
- ¿Cómo explicaría la labor de la Planta Piloto de una forma sencilla para aquellas personas que no son expertos en la materia?
De una forma muy simple, el centro recibe regularmente consultas y propuestas de las empresas; que debe convertir, de acuerdo con ellas en proyectos de investigación, para realizar en parte dentro de la planta, y en parte con la colaboración de investigadores externos. En su caso, el equipo del centro puede orientar a la empresa en la búsqueda de financiación. Después, el inicio del proyecto implica la organización de un equipo de trabajo en la planta, que realiza la experimentación propuesta, en contacto permanente con la empresa. Normalmente, el resultado del proyecto supone para la empresa la disponibilidad de un nuevo proceso de fabricación más eficiente, o de un producto de mejor calidad.
Para los investigadores y técnicos que participan en los proyectos, este tipo de trabajo es diferente del que realizan en nuestros departamentos universitarios. Es una investigación más dirigida, más sujeta a normas de gestión de la calidad, pero a cambio, muy atractiva por lo que supone seguir del desarrollo de un producto que va a acabar en el mercado. Sin duda es una formación complementaria de la que suministran los laboratorios de investigación de los departamentos universitarios, y de gran utilidad para su futuro profesional.
- Tras estos 10 años de trabajo realizado, ¿qué es lo que mayor satisfacción le ha producido? Por supuesto, ver en el mercado alguno de los productos o procesos que hemos ayudado a desarrollar en estos años. Como el periodo de desarrollo de muchos de los productos en los que trabajamos es muy largo, tenemos ahora varios productos farmacéuticos que están a punto de comenzar ensayos en humanos, después de que en la fase inicial de su desarrollo nosotros pusiésemos a punto sus procedimientos de síntesis. De los productos que están ya en explotación tengo que citar una línea de alergenos purificados que preparamos en su día para una pequeña empresa llamada Diater S. A.
También, en relación con otro campo, Quilosa, una empresa que prepara adhesivos, colas y productos relacionados con la construcción, desarrolló a partir de nuestro trabajo una línea de selladores de altas prestaciones que comercializa desde finales de 2005. Cada uno de estos productos no podría haberse desarrollado sin la contribución de las personas que trabajan en la Planta.
Sin duda, uno de los indicadores del trabajo de la Planta en estos años es el listado de empresas que han colaborado con nosotros, de dentro y fuera del país, nacionales e internacionales, PYMEs y grandes empresas, y que pueden consultarse en nuestra web (www.ppqf.net). Esta es la mejor medida de la eficiencia del centro. Finalmente, la Planta está aportando, en su campo y de forma complementaria con la Universidad, los tres apoyos que precisa la sociedad del conocimiento que pretendemos desarrollar en Europa: Educación –en nuestro caso, educación en capacidades, por el trabajo en el laboratorio-, Investigación y Desarrollo –en nuestro caso cercana al mercado- e Innovación –derivada de la colaboración con la empresa, que es la que finalmente explotará el producto-. Todo ello tal como lo ha definido la Comisión Europea a través de su comisario de I+D, J. Potocnik desde 2005.

 

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