La restauración de la Manzana Fundacional ayuda a conocer mejor la historia de la Universidad


El 18 de octubre se inauguraron las obras de restauración de la Manzana Fundacional Cisneriana. En este reportaje contamos los misterios que han desvelado y la repercusión que tienen para el mantenimiento y conservación del edificio.

Los trabajos se han demorado debido a inesperados hallazgos arqueológicos y patrimoniales y a los trámites administrativos, pero ha sido posible terminarlas sin aumentar el presupuesto contratado inicialmente y sus resultados no pueden ser más satisfactorios en todos los niveles.

La restauración, en la que han participado especialistas en numerosas disciplinas humanísticas, científicas y técnicas, ha mejorado la accesibilidad del conjunto, actualizando sus instalaciones y adaptándolo a las normativas actuales de higiene, seguridad y evacuación en caso de emergencia. Así, y a efectos prácticos, lo fundamental es que las obras han mejorado las condiciones de los trabajadores que realizan su labor en el Rectorado y las de los usuarios de estos edificios.

Pero también han permitido restaurar un conjunto de gran valor histórico y patrimonial, que sufría graves problemas causados durante siglos por la intemperie, las humedades, las goteras y la contaminación, junto a las consecuencias de la desamortización de 1836, de los cambios de uso y de las duras restauraciones que se llevaron a cabo en los dos primeros tercios del siglo XX. Todo ello había provocado la pérdida de algunos de sus elementos patrimoniales más importantes así como el deterioro, el enmascaramiento y la distorsión de muchos otros, especialmente en la capilla.


El Colegio Mayor de San Ildefonso y el Patio de Santo Tomás de Villanueva
'Hemos documentado las estructuras pertenecientes a cada fase histórica del Rectorado, confirmando que las plantas de los edificios fundacionales trazados por Pedro Gumiel coinciden con las de los actuales. En el Colegio Mayor de San Ildefonso hemos comprobado la relación entre el patio de granito de José de Sopeña de 1670, con el edificio original del Cinquecento y con las reformas posteriores acometidas por los escolapios en el siglo XIX y por el Centro de Perfeccionamiento de Funcionarios del Estado de mediados del siglo pasado. Además hemos transcrito casi al 100% el epígrafe del friso del patio que habla de los fundadores y de la confianza de Cisneros en la futura madurez de la institución. Se conocían algunos fragmentos, pero ahora tras analizarlo sillar a sillar, letra a letra, se ha descifrado casi toda la inscripción. Sólo falta un tramo muy pequeño, que ha sido imposible interpretar. Además se han descubierto, integrados en la frase latina de la base de los pináculos, cuatro inscripciones en castellano que, pese a ser perfectamente visibles, se desconocían hasta ahora y que alientan a la comunidad universitaria a amar a su prójimo siguiendo los modelos de Cisneros y de Santo Tomás de Villanueva, el primer santo de la Universidad', explica el arquitecto de la UAH, José Luis de la Quintana.

También se ha restaurado el granito de las zonas bajas, que estaba muy dañado por el hielo y las sales, recuperando parte de su volumen perdido y se han tratado las columnas y las pilastras para que resistan mejor el paso del tiempo.

A nivel práctico, se han hecho trabajos de acondicionamiento para mejorar la funcionalidad y accesibilidad de los edificios: se han cambiado los suelos de las galerías para evitar los resbalones que se producían en los días de lluvia o muy húmedos, se han revocado y acondicionado muros, se han restaurado las cubiertas, las escaleras, los techos, las puertas –recuperando su aspecto original- y se han acondicionado los aseos públicos y todas las instalaciones para simplificar en lo posible sus reformas en el futuro. 'A partir de ahora cualquier modificación o ampliación de las instalaciones eléctricas, de protección contra incendios o de voz y datos producirá muchas menos molestias a los trabajadores del Rectorado y respetará mucho más los muros renacentistas', añade el arquitecto.


La Capilla y el Patio de las Lenguas
Las obras han sido muy útiles para la interpretación del edificio: 'Los trabajos arqueológicos han podido confirmar su proceso constructivo y han localizado la cimentación del claustro que se construyó en el siglo XVII adosado a la capilla –Patio de las Lenguas- en torno al pozo que toda la gente recuerda'.

Sólo se han localizado sus cimientos, pero eso ha bastado para confirmar su trazado, la ubicación de la crujía que lo cerraba y cómo se comunicaba con la capilla. 'Eso nos ha permitido reconstruir un nuevo solado que refleja su trazado. También se ha descubierto el aljibe, que surtía de agua a la Universidad fundacional', explica De la Quintana.

El objetivo es que estos nuevos hallazgos y la estructura que se ha construido para explicarlos se conviertan, en el futuro, en un centro de interpretación del origen de la Universidad.

El Patio de las Lenguas que encuentren los visitantes a partir de ahora no tendrá nada que ver con el que contemplábamos antes de las obras. Pero la sorpresa mayor está dentro de la capilla, donde se han realizado trabajos de restauración muy importantes. Algunos tan urgentes como la reparación de la cubierta; otros tan vistosos y laboriosos como la restauración de los artesonados, las yeserías y las vidrieras, así como el descubrimiento de un friso decorativo desconocido, y una arqueta funeraria con restos atribuidos a Francisco Vallés. También se ha recuperado la cota del pavimento original y con ello, la proporción interior del templo, mejorando su accesibilidad.

El sepulcro de Cisneros se ha limpiado y consolidado a la espera de que pueda redactarse un proyecto específico que contemple su restauración completa y la excavación arqueológica de su cripta funeraria original.

La capilla se ha modernizado, con nuevas instalaciones de alumbrado, electricidad, megafonía y protección contra incendios, mejorándose así su funcionalidad, su seguridad y su adaptación a las exigencias de las normativas actuales.

Los visitantes que no conociesen el Colegio de San Ildefonso y su entorno se quedarán asombrados cuando por fin los visiten, porque, sin duda, esta obra cumbre del Renacimiento español es un símbolo de la historia y el presente de la Universidad de Alcalá y de la ciudad de Alcalá de Henares. No obstante, los alcalaínos y los turistas que repitan visita se sorprenderán aún más, si cabe, con los cambios que ha experimentado la capilla de San Ildefonso.

Además, este proceso de restauración, que ha garantizado la conservación de este importantísimo patrimonio histórico, ha permitido avanzar en la comprensión del trascendental papel que la Universidad fundada por el cardenal Cisneros en Alcalá de Henares en 1499 y el mismo Cisneros tuvieron en la formación del Estado español y en la divulgación del pensamiento y de la cultura españolas de su tiempo.

Publicado en: Archivo actualidad