Antonio Moral Roncal, nuevo académico de la Real Academia de la Historia
El profesor de Historia Contemporánea de la UAH Antonio Manuel Moral Roncal ya es académico de la Real Academia de la Historia.
Aunque el nombramiento como académico de la Real Academia de la Historia se produjo en diciembre de 2011, el ingreso efectivo no se ha producido hasta el pasado mes de noviembre. El profesor de Historia Contemporánea de la UAH, Antonio Manuel Moral Roncal, habla en esta entrevista de este momento, crucial y trascendente para un historiador.
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Antonio M. Moral Roncal. |
-Acaba de ingresar en la Real Academia de la Historia. Imaginamos que debe ser un reto y una satisfacción enorme.
-Por supuesto, mi ingreso como académico correspondiente no supone el final de mi carrera investigadora y docente sino un paso más, un escalón para exigirme mayores retos en mi pasión por la Historia y su trasmisión diaria a mis alumnos. Desde que terminé mis estudios como licenciado investigué la crisis del Antiguo Régimen en España desde diversas ópticas: económica-social (estudios sobre la aplicación de la reforma campomanista en la organización del trabajo gremial entre 1775 y 1836), política-social (análisis de la represión política en la Real Casa y Patrimonio entre 1814 y 1843) y bélica (las guerras carlistas, estudios biográficos sobre la Familia Real Carlista). No por ello descuidé el siglo XX español, investigando un hecho humanitario de primer orden: la práctica del derecho de asilo diplomático y consular durante la Guerra Civil Española –tres libros y numerosos artículos-, así como la historia del carlismo en su relación con la evolución del catolicismo y las políticas secularizadoras.
Y en medio de esta enorme satisfacción me gustaría agradecer a la Universidad de Alcalá su acogida, su ayuda para el buen logro de mis actividades investigadoras y docentes, su excelente trato, así como el de numerosas personas que la integran.
-¿Cómo fue su entrada en la Real Academia?
-En la junta celebrada el 16 de diciembre de 2011 fue elegido, previa propuesta suscrita por los académicos numerarios don Luis García Moreno, don Miguel Ángel Ochoa Brun y don Vicente Pérez Moreda, a quienes agradeceré siempre su gesto. Como todo historiador sabe, Luis García Moreno es el principal especialista en Historia de la España goda, además de prestigioso catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Alcalá; el segundo académico, embajador de España, es un reconocido historiador de la diplomacia, mientras el tercero es catedrático de Historia e Instituciones Económicas de la Universidad Complutense y el más importante impulsor de los estudios de demografía histórica en nuestro país.
Para tomar posesión como académico correspondiente se debe asistir a una junta y se suele conceder el plazo de un año, a contar desde el nombramiento, mientras la secretaría busca el momento adecuado. Yo lo hice el 23 de noviembre de este año, puesto que la Academia se reúne siempre los viernes, momento en el cual me entregaron el diploma acreditativo, tuve ocasión de departir con varios académicos y asistir a una interesante disertación sobre distintos aspectos de la historia y cultura farmacéutica por Francisco Javier Puerto Sarmiento, académico numerario electo.
-Háblenos de las actividades de la Real Academia de la Historia en la España actual
-Fue fundada en el siglo XVIII y, desde entonces, ha sido un centro impulsor de la investigación y difusión de la Historia, la Geografía Histórica, las Ciencias Auxiliares y, concretamente, de la Historia de España. Actualmente está integrada por 36 académicos numerarios y un número indefinido de académicos correspondientes. Se suele reunir en juntas ordinarias, extraordinarias y públicas. Éstas últimas son convocadas para la toma de posesión de los académicos electos, para conmemoraciones históricas de significación, reconocimientos a destacadas figuras de la ciencia y la cultura, etc. Realiza ciclos de conferencias anuales, conciertos, presentaciones de libros… y es consultada por numerosos órganos de la administración e instituciones privadas. Desde hace unas décadas ha comenzado una labor editorial importante, dedicada a la difusión de las investigaciones de los académicos, de sus fondos documentales y materiales, de los textos de sus conferencias y cursos, tanto desde su Boletín como a través de monografías especializadas. Destacan, en los últimos años, su impresionante Diccionario Biográfico Español, en el que hemos participado cientos de historiadores, y el Atlas cronológico de Historia de España.
-¿Destacaría algún aspecto en particular de su sede en Madrid?
-Además de custodiar numerosas antigüedades y obras de arte en su Gabinete o Museo, la Real Academia de la Historia tiene a su cargo una extraordinaria biblioteca, con notables fondos impresos –más de medio millón de volúmenes- y un fondo manuscrito formado por 108 colecciones procedentes de donaciones particulares y de obligada consulta para numerosas investigaciones. La lista de éstas últimas es impresionante: fondos del arzobispo Carranza, del pretendiente Carlos V de Borbón, del conde de Cartagena, del político Eduardo Dato, del teniente general Eduardo Fernández de San Román, de Isabel II, de Jovellanos, de Narváez, del conde de Romanones del general Serrano, del historiador Antonio Pirala, manuscritos eclesiásticos, sobre historia de América…
-En estos tiempos vertiginosos es importante asentar los pies sobre la Historia para no perder perspectiva, pero parece que en esto, como en muchas otras cosas, cada uno se queda con la versión que mejor le conviene... Hay que dejar muy claro que la historia es ciencia, profesor
-Por supuesto, pero para ello tenemos que saber qué es la Ciencia. Se denomina Ciencia al conjunto de técnicas y métodos que se utilizan para alcanzar el conocimiento. El vocablo proviene del latín scientia y, precisamente, significa conocimiento. La Historia puede ser definida desde diversas ópticas, pero desde luego siempre será, o deberá ser, Ciencia y una continua reflexión sobre el pasado del ser humano, por lo que cada generación –hasta el fin de los tiempos- asumirá ese gozoso reto. Y un apunte, quizá políticamente incorrecto: quienes pretendan una única interpretación del pasado se verán siempre derrotados. No hay Historia sin Libertad ni Libertad sin debate enriquecedor. Por ello resulta necesario investigar los hechos y no falsificarlos, deformarlos, ocultarlos, negarlos. El Dos de Mayo de 1808 para algunos historiadores es el comienzo de la Contemporaneidad española, para otros la última rebelión propia del Antiguo Régimen, para algunos el nacimiento de la Nación Española, para otros una manifestación social a medio camino entre viejas y nuevas formas de protesta… El debate conlleva diversidad de interpretaciones, lo cual no debe asustar a nadie, pero, para logra acercarnos a la verdad, debemos saber qué pasó realmente en Madrid ese día, no debemos permitir la falsificación del pasado.
-¿En qué está trabajando ahora, cuál es su proyecto de publicación-investigación en ciernes?
-Tengo varios frentes abiertos, pues me gusta trabajar de esta manera. Por un lado colaboro en un proyecto sobre la restauración social católica en el primer franquismo, por otro busco material sobre la historia de las Margaritas, la sección femenina del carlismo, durante la Segunda República, pero no me olvido de mi querido siglo XIX, pues estoy escribiendo una biografía sobre el general Manuel Gutiérrez de la Concha, una espada liberal en las tres guerras carlistas.
Publicado en: Archivo entrevistas-reportajes