La edición de la 'General Estoria' de Alfonso X El Sabio, premio del Consejo Social



El catedrático de Literatura Española de la UAH, Pedro Sánchez-Prieto Borja, ha obtenido este año el Premio del Consejo Social a la Transferencia del Conocimiento Universidad-Sociedad por la coordinación de la obra ‘General Estoria de Alfonso X el Sabio’.

El catedrático de Lengua Española de la UAH, Pedro Sánchez-Prieto Borja, ha obtenido este año el premio del Consejo Social a la Transferencia del Conocimiento Universidad-Sociedad por la coordinación de la obra ‘General Estoria de Alfonso X el Sabio’.

Pedro Sánchez-Prieto.

En la segunda mitad del siglo XIII Alfonso X, conocido por la historia como ‘El Sabio’, decidió aglutinar en una sola obra la historia completa de la humanidad. No pudo ser, porque el rey Sabio murió antes de que esa hazaña se completara, pero durante muchos años trabajó en la Corte de Toledo un equipo importante de personas dedicadas a recopilar y rescribir todos los documentos, tanto de carácter bíblico como de carácter ‘gentil’, que se conocían hasta la fecha. De ahí surge la obra magna heredada de Alfonso X, la ‘General Estoria’, cuya publicación íntegra no ha sido posible nunca, hasta el año 2009.

El director y coordinador de la edición completa de la ‘General Estoria’ es el catedrático de Lengua Española de la UAH, Pedro Sánchez-Prieto, que ha sido galardonado con el VII Premio del Consejo Social a la Transferencia del Conocimiento Universidad-Sociedad en la categoría de Humanidad y Ciencias Sociales y Jurídicas.

En esta entrevista Sánchez Prieto abre las páginas de un proyecto que, sin duda, ha marcado su carrera investigadora y ha supuesto un acontecimiento en una doble vertiente: la reivindicación de la figura de Alfonso X y la publicación de la obra más importante del medievo en España, según el propio Sánchez-Prieto.

-Imaginamos que la obtención de este reconocimiento da mucha satisfacción
-Estoy muy satisfecho porque es un premio que me da la UAH, en la que trabajo desde hace tanto tiempo que no merece la pena ni calcularlo, y también porque es muy importante para un investigador que su obra se conozca y tenga trascendencia. En este caso, además, y no es menos importante, gracias a este reconocimiento de mi Universidad se contribuye al conocimiento de la obra de Alfonso X, autor con el que la cultura española tiene contraída una deuda muy importante, porque tuvo que llegar el año 2009 para que se publicara esta General Estoria que, en mi opinión, es la cumbre de la historiografía medieval española y, me atrevo a decir, europea. Y el premio también es un estímulo para seguir investigando, y una pequeña compensación para mi familia por todo el tiempo que no he podido dedicarle.

-La publicación íntegra de la ‘General Estoria’ de Alfonso X es, sin duda, un acontecimiento importantísimo y paga una deuda pendiente inexplicable...
-Sí, desde luego que sí, porque es una obra muy ambiciosa. Quiere abarcar desde la creación del mundo, según la cosmogonía cristiana, hasta el tiempo del propio Alfonso X. Pero la obra quedó inconclusa y llegó sólo a la época en la que se narra la vida de los padres de la virgen María. A pesar de ello, es un texto descomunal, que en la edición publicada consta de 10 volúmenes, unas 6.500 páginas de texto.
Es especialmente interesante porque la historiografía cobra una dimensión completamente nueva en la Edad Media, ya que la ‘General Estoria’ hace acopio de fuentes muy diversas, pues en ella se contienen textos bíblicos, pero también textos latinos clásicos, fuentes árabes, fuentes francesas y también hay un desarrollo propio, dentro de una concepción original, porque lo no bíblico, lo ‘gentil’, tiene tanto peso como el relato bíblico. Es una obra abierta que integra elementos culturales muy dispares.
Creo que es una obra fundamental también para comprender la historia del pensamiento europeo, las actitudes políticas e, incluso, aspectos de la vida cotidiana de la época.

-¿Podríamos decir que la obra es para expertos, o está concebida para un público más genérico?
-Los filólogos siempre pensamos que nuestras publicaciones no tienen que servir solo para especialistas. Yo creo que esta obra puede ser aprovechada por los expertos, claro, pero también por los lectores curiosos. Entiendo que puede haber dificultades en la lectura, por el lenguaje utilizado, y que la propia extensión de la obra no haga fácil la lectura completa, pero sí tiene pasajes muy notables que pueden servir para leer y deleitarse.
Y, desde luego, para los especialistas es una obra de gran importancia desde ámbitos muy distintos: historia general, historia lingüística, la antropología, la filosofía medieval, el derecho, la historia de las mentalidades... Es una obra poliédrica en la que yo, como editor y lector privilegiado, siempre encuentro sorpresas y aspectos nuevos que me llaman la atención.

-¿Cómo surge el proyecto de la General Estoria en pleno siglo XIII?
-El proyecto no se puede entender sin la figura de Alfonso X, un rey absolutamente singular, que tiene una curiosidad sin límites, que se interesa por todo tipo de saberes. Él eleva el conocimiento histórico a la categoría de interés intrínseco, que forma parte de la naturaleza del hombre. Lo dice en el prólogo de la General Estoria. Y también es verdad que este monarca tenía los medios económicos para crear los equipos humanos necesarios para llevar a cabo esta obra enciclopédica. En esos equipos había sabios cristianos, pero también judíos capaces de traducir al romance textos procedentes del árabe.
La segunda mitad del siglo XIII es una época singular en España, porque hubo un verdadero apogeo científico, un verdadero siglo de Oro en España, como dijo Whewell, historiador de la ciencia en el siglo XIX. Hay que pensar que a Toledo, a Sevilla, acudían estudiosos de toda Europa deseosos de conocer la ciencia transmitida por los árabes, que se podía leer ya en gran parte en latín y castellano gracias a las traducciones promovidas por el propio Alfonso X. Es, podríamos decir, la época de apogeo de la ciencia española, lo que demuestra que, como dijo Vernet, no hay una especie de impedimento racial para que los españoles se dediquen a la ciencia. Habrá que buscar otras razones, desde luego. Tal vez haría falta un nuevo Alfonso El Sabio.

UN REY SINGULAR, MECENAS DEL CONOCIMIENTO

-En ese sentido, se habla mucho de la falta de liderazgo político en Europa por la falta de formación. Alfonso X es el ejemplo de mandatario que promueve y respalda el conocimiento y el avance científico
-Alfonso X es un gran promotor del conocimiento. Hay que pensar que en su época, la mayor parte de los reyes y nobles eran prácticamente analfabetos, mientras que este rey se interesaba más por el conocimiento que por la caza, aunque también tenía grandes ambiciones políticas, pues pretendió el trono del “sacro imperio romano-germánico”. Fue un rey singular, sin duda, y de hecho existe una leyenda negra en la que se le acusaba de mago y nigromante.

-¿Cuánto tiempo ha tardado en dar a luz este proyecto y cuánta gente ha habido implicada?
-Hemos tardado unos 12 años en desarrollar el proyecto, de la mano de Inés Fernández-Ordóñez, de la Universidad Autónoma y académica, un discípulo suyo, Raúl Orellana, y varios investigadores de la UAH, Belén Almeida, Elena Trujillo y Carmen Fernández.
Ha sido un trabajo largo porque ha habido que llevar a cabo un rastreo de los códices de la General Estoria, que están en diversas bibliotecas, y hemos tenido la inmensa suerte de localizar varios códices nuevos, algunos inéditos. El más importante es uno que tiene 52 folios de texto completamente desconocido que cuenta la historia de Rómulo y Remo y el origen de Roma.

También hay un aspecto singular que ha condicionado el proceso de edición. Y es que cada época ha interpretado los textos a su manera. En la época alfonsí se combinó lo bíblico y lo gentil, pero en época inmediatamente posterior hay códices que solo copian la parte bíblica, y en el siglo XV-XVI otros que solo copian la historia gentil... Nosotros hemos tratado de realizar una edición en la que, como en la original, lo bíblico y lo gentil están integrados. Hemos tratado de ser fieles al texto original, a la intención de sus autores.

-¿Por qué ha tardado tanto tiempo en publicarse una edición íntegra de la General Estoria?
-La obra se articula en seis partes y ha habido distintas publicaciones parciales durante el siglo XX, pero hasta el año 2009 no se publica de forma íntegra. Ha sido gracias a la iniciativa de la Fundación José Antonio de Castro, que publica la Biblioteca Castro. El proyecto editorial ha sido muy largo, muy costoso; necesitábamos que alguien apostara por esta empresa y, al final, gracias a la suma de voluntades, ha salido adelante con unos resultados satisfactorios.

-Por último, ¿cuál es la trascendencia del proyecto?
-La novedad que supone una obra que integra saberes muy diversos, concepciones del mundo muy dispares... También resulta muy interesante la integración de la historiografía árabe y no lo es menos en cuanto a lo que aporta a la configuración del castellano como lengua de cultura, que se sitúa así a la vanguardia de las lenguas romances en Europa. Pero, sobre todo, yo destacaría el proyecto de Alfonso el Sabio como una iniciativa en la que el saber ocupa el centro; en ese sentido, es una lección para nuestro tiempo.
Por último, destaco el trabajo en equipo, que yo mismo reivindico también para las humanidades. Nuestro grupo de investigación de Textos para la Historia del Español resalta por la dedicación entusisasta de sus investigadores jóvenes, y esto es un estímulo diario para los que somos ya más veteranos.