Jenkins, el gurú de la Cultura Participativa, en la UAH
El gurú de la comunicación, Henry Jenkins, participará en el I Foro Criaturas Creativas de la UAH. El lunes, día 28, a las 11.30 horas, ofrecerá una conferencia en el salón de actos del Rectorado, titulada 'The Samba School Revisited: Play, Performance and Participation in Education' . La catedrática de Comunicación Audiovisual, alumna aventajada de Jenkins, Pilar Lacasa, ha realizado esta entrevista.
Se ha dicho que Henry Jenkins es el McLuham del siglo XXI. Sus trabajos sobre los medios de comunicación nos ayudan a entenderlos como elementos culturales. Uno de sus libros más relevantes ha sido traducido recientemente al castellano Convergence culture: la cultura de la convergencia de los medios de comunicacion (Paidos Ibérica, 2008). En él se pregunta qué cambios pueden introducir en el universo de los medios fenómenos como You Tube o My Space, en España Tuenti, escenarios en los que las personas dejamos de ser receptores pasivos de información para convertimos en emisores activos. En la actualidad dirige el proyecto New Media Literacies, en el que afronta los retos de una cultura participativa fijándose en la educación en los medios para el siglo XXI. Allí explora las habilidades que las personas necesitan en una nueva cultura.
Jenkins abrirá el I Foro Criaturas Creativas de la UAH, que se celebrará los días 28 de mayo y 4 de junio en el salón de actos como espacio de debate y reflexión sobre cultura, educación y comunicación.
- A los jóvenes, a los niños, les gusta pasar mucho tiempo ante las pantallas. Los educadores o las familias las asocian a situaciones de ocio. ¿Podría darnos algunas razones que animen a educadores a introducir los nuevos medios y las pantallas en las aulas?
-Realmente no se trata sólo de la tecnología ni de las pantallas por sí mismas, ni tampoco de que el ordenador vaya a reemplazar al libro. Lo relevante es el valor de la información y las prácticas culturales que se han ido conformando en torno a é y a otras tecnologías interactivas. Es preferible pensar en un mundo donde los estudiantes aprenden con un libro en una mano y un ratón en la otra, más que en aquél donde la cultura del libro es tan frágil que ha ser protegida frente al ordenador.
Jenna McWilliams, que participa en el proyecto de New Media Literacies, escribe de forma muy gráfica sobre la idea de leer con un ratón en la mano. Comenta cómo a veces el profesorado anima a los estudiantes a leer con un lapicero. Es algo más que resaltar las palabras, buscan que se comprometan críticamente con ellas, tomando notas, haciéndose preguntas, pensando. Se asume que deben responder activamente a la información; se les anima a participar. Yochai Benkler, autor de Wealth of Networks, nos dice que a la cultura se responde de manera diferente. Esta cultura participativa es la que favorecen los nuevos medios digitales y va mucho más allá de lo que hubieran podido imaginar generaciones anteriores.
-En su libro diferencia entre medios de comunicación y tecnología. ¿Cómo entiende estos conceptos?
-Un medio es algo más que una simple tecnología. Incluye las prácticas sociales y culturales que surgen alrededor de él. Por ejemplo, cuando hablamos de la TV, no lo hacemos sólo de un aparato electrónico, sino también de las estrategias de programación y de todo lo que nos permite ir construyendo nuestra experiencia sobre ella. Al hablar de ella lo hacemos desde ideas concretas que hemos ido formando cuando la vemos en nuestras casas, quizás de una forma excesivamente pasiva. Al hablar de internet, aludimos a las actividades y al modo de pensar que emerge del compromiso y participación en una gran conversación pública. Más allá del medio individual hay una ecología de los medios que nos rodean. Los medios tradicionales de comunicación de masas, sistemas construidos de arriba hacia abajo, coexisten con otros que surgen desde abajo y ofrecen oportunidades de participación mucho más amplias. Estamos comenzando a entender qué ocurre cuando esos dos sistemas se entremezclan.
-Usted habla de una Cultura Participativa en relación con los nuevos medios
-La cultura participativa no comienza o termina con internet. La cultura popular también abre oportunidades a la participación. Cualquiera que quiera unirse a ella es aceptado. Quien tenga algo que decir es bienvenido. Los miembros más expertos comparten lo que conocen y enseñan a novatos de manera informal, porque así se amplía la capacidad expresiva de la comunidad. Los intercambios son recíprocos, desde una filosofía de regalo más que por su valor comercial o jerárquicamente. Estas formas dispersas de expresión surgen en el siglo XX, cuando gran parte de la producción cultural se profesionalizó y comercializó. Hemos vivido en un mundo en que, no de forma general pero sí en gran medida, consumíamos pero no producíamos los recursos culturales. En ese momento, un conjunto de prácticas subyacentes y básicas contribuyeron a generar una necesidad de compartir las expresiones cultuales y de participar. Esas prácticas han vuelto a emerger y se han hecho mucho más visibles en la era de Flickr y Youtube. Estas tecnologías han acercado la expresión cultural a una escala humana, han situado el intercambio de historias o de canciones en un contexto social y han abierto un espacio donde todos somos bienvenidos como potenciales participantes. La investigación muestra que las comunidades de práctica que crecen alrededor de esta cultura participativa son poderosos entornos educativos, fortalecidos por la pasión y la curiosidad, por un deseo de compartir lo que se aprende y por la necesidad de pensar con los demás. Como en las viejas culturas populares, la educación informal prospera cuando las personas aprenden juntas, apoyadas más en intereses comunes que en el hecho de desempeñar un determinado papel o por tener una determinada responsabilidad.
-¿Podría relacionarse esta Cultura Participativa con una inteligencia colectiva en la que están presentes también los medios de comunicación?
-En una sociedad conectada a través de internet la alfabetización es una habilidad social, no sólo una competencia individual. Comprender cómo circula la información es tan importante como saber expresar las ideas a través de palabras, sonidos o imágenes. La creación es interactiva: volveremos a dar forma a lo que creamos respondiendo al feedback crítico de los demás a través de procesos innovación y refinamiento. Alrededor de los principios de la inteligencia colectiva han surgido nuevas formas de autoría, que no es sólo individual. Si nos fijamos por ejemplo en Wikipedia, observamos que cada cualquier entrada puede tener múltiples autores, que cada revisión mejora lo que se ha escrito antes y se añade a las contribuciones anteriores. Estamos ante algo que va más allá del conocimiento individual y del aprendizaje autónomo. Pierre Levy nos dice que en una sociedad en red nadie lo sabe todo (se ha olvidado el ideal de Hombre Renacentista), allí todo el mundo sabe algo (se amplía el rango de posibles expertos) y lo que alguien conoce está disponible para toda la comunidad. El resultado es una nueva ética de la información. Aparece la obligación de compartir lo que se sabe con los demás, surge un respeto crítico que compromete con múltiples formas de conocer, emerge un impulso activo para aceptar la diversidad, porque se amplía la capacidad creativa y el poder de conocer de la red. Evolucionamos hacia un sistema mucho más fuerte de información, donde los grupos que trabajan juntos pueden resolver problemas que son mucho más complejos de los que pueden solucionar los individuos aisladamente.
- En el proyecto educativo New Media Literacy se asocia esta participacipación a nuevas formas de alfabetización
-Nuestra idea de alfabetización es muy amplia. Incluimos todas las formas posibles de comunicación. El concepto va más allá de un consumo crítico, que es lo que habitualmente se entiende por alfabetización en los medios. Una persona no está alfabetizada si sólo sabe leer, pero no escribe. Tampoco puede considerarse alfabetizado quien consume pero no produce nada. En los últimos cincuenta años se han ampliado los recursos que permiten a los humanos comunicarse entre sí, por ejemplo utilizando videocámaras o, en otros casos, creando una infraestructura que facilita transmitir las propias ideas a través de internet. Las escuelas han de formar a los jóvenes que vivirán en el siglo veintiuno en el uso de estas tecnologías de forma creativa, eficaz y responsable. Los docentes han de saber reconocer las posibilidades y los riesgos asociados a estas nuevas formas de expresión que generan los medios. Las escuelas necesitan preparar a los estudiantes para vivir activamente en este nuevo contexto. Habrán de construir conocimientos individuales y también resolver problemas complejos que requieran esfuerzos colectivos. Las escuelas han de enseñar la ética que implica trabajar en este contexto tan abierto donde las posibilidades de colaborar son muy amplias. Actualmente se trabaja en grupo en el aula, pero no siempre se fomentan la colaboración o el conocimiento compartido. Tal vez porque que todavía se acepta que vivimos en un mundo donde cada estudiante puede saberlo todo. Se olvida que diferentes conocimientos surgen juntos cuando se buscan fines compartidos.
-¿Hay algo realmente nuevo en la idea de nuevas alfabetizaciones? ¿Es distinto de otros procesos como la lectura y la escritura que están relacionados con los materiales impresos?
-Sí y no. En términos generales podemos pensar que las habilidades que hemos enseñado tradicionalmente se amplían y, en este sentido, los docentes estarían ya familiarizados con ellas por lo que encajarían fácilmente en las disciplinas ya existentes. En alguna medida representan una ampliación de las habilidades que se necesitan para investigar en otros entornos, donde ya está presente la información. Es decir, se trata de una extrapolación de lo que significa leer y escribir hacia un conjunto amplio de prácticas comunicativas. Pero también reflejan hábitos mentales, que emergen como respuesta a nuevas redes de comunicación o al paisaje que ofrecen múltiples medios convergentes. La alfabetización se considera como una práctica social y colectiva, y no tanto como un proceso individual de aprendizaje. Se insiste en la necesidad de aprender a colaborar e intercambiar e el conocimiento con los demás. Se pone el acento en los retos que surgen ante un paisaje de medios dispersos, en la interacción con grupos diversos, prestando atención al hecho de utilizar múltiples canales de comunicación o diferentes instrumentos para procesar la información. Estas nuevas habilidades no emergen tanto de las nuevas tecnologías como de las nuevas oportunidades sociales, culturales y educativas, nacidas en torno a estas nuevas plataformas.
-Quizás existe una barrera generacional cuando las personas utilizan los nuevos medios
-Por supuesto, existen diferencias generacionales en nuestras experiencias y familiaridad con la tecnología. Muchos adultos se encontraron con el ordenador por primera vez en su trabajo, mientras que los jóvenes lo descubren en casa o en la escuela. Se tienen metas distintas, lo que significa que se interpreta de diferente manera. No se trata sólo de que los jóvenes han crecido con la tecnología y los adultos la han descubierto más tarde. Creo que, además, tienen una actitud totalmente diferente hacia lo que es un ordenador y al lugar que ocupa en sus vidas. Hemos de ser cuidadosos cuando se traza una línea generacional. En primer lugar, las formas más potentes de cultura participativa son aquellas en las que los adultos y los jóvenes interactúan de forma mucho más fluida a cómo podrían hacerlo en la escuela, el trabajo, la iglesia o el hogar. Están motivados por intereses compartidos, buscan aprender activamente unos de otros y son valorados no tanto por su edad como por sus posibles contribuciones. Cuando aceptamos que los adultos se bloquean ante el mundo digital, les cerramos las puertas a la participación en experiencias intergeneracionales. Segundo, hemos de ser prudentes antes de aceptar que todos los jóvenes tienen un acceso pleno al mundo digital. Hay muchas desigualdades, no sólo en términos de acceso a las tecnologías, sino también en cómo se puede participar en ellas. Suelo referirme a estas situaciones llamándolas “agujeros en la participación”. Mientras que algunos jóvenes pueden participar en ese universo digital y son libres para expresase en este espacio público, otros se sienten excluidos, porque no entienden cómo funciona una cultura participativa, no se les ha animado a participar, no se dan cuenta de que otras personas pueden estar interesadas en lo que ellos piensan.
-Qué podrían hacer los educadores los educadores para ir eliminando esos "agujeros en la participación"?
-Los educadores tienen un papel clave cuando se trata de de crear espacios en los que quienes han sido excluidos puedan ser bienvenidos, participando en nuevas comunidades de conocimiento y en culturas participativas emergentes donde se escuche su voz. Pero para desempeñar este papel tienen que haber superado sus propios miedos e incertidumbres sobre el mundo digital. Han de aprender en la red de forma similar a como lo han hecho los jóvenes, participando activamente. Tienen que experimentar por sí mismos varios instrumentos y plataformas, encontrar una comunidad que comparta sus intereses y pasiones para poder volcarse en ella; sólo así sabrán realmente lo que significa compartir el conocimiento a través de una red social y crear algo en colaboración con otros participantes. Para poder hacer todo esto necesitarán, seguramente, la ayuda de algún joven inmerso en ese universo. Se invertirá entonces el papel que los estudiantes y los docentes desempeñan en la escuela o en la familia, Las personas adultas aprenderán de los estudiantes o de sus hijos. Así, los adultos adquirirán nuevas formas de conocimiento, uniendo la capacidad de explorar de los jóvenes con la experiencia y la sabiduría de los mayores. Será necesario evitar una comunicación demasiado limitada y querer aprender muy deprisa, pensando que ya conocen todo que los jóvenes les pueden enseñar.
-En estos nuevos contextos de comunición hablamos no sólo de Cultura Participativa sino también de Cultura Convergente
-Cuando se utiliza el término convergencia en la industria podemos estar hablando de un proceso tecnológico que unifica múltiples funciones de los medios, muchos canales de comunicación, a través de un simple instrumento. Por ejemplo, pensemos en el IPHONE, que permite jugar o hacer fotografías y nos conecta a diferentes redes, el teléfono o internet. Esto es lo que suele llamarse un instrumento convergente. Pero quiero mostrar que esta convergencia es también un proceso cultural, donde las historias, las ideas, las imágenes, se mueven a través de múltiples plataformas. Todo ello surge porque las compañías buscan extender sus mercados y los consumidores ampliar el acceso a determinados medios. Es decir, no importa que determinados instrumentos hablen unos con otros, sino que los medios hablen entre sí, que construyamos mentalmente una ecología de la información integrada. Quienes cuentan historias aprenden a difundir la información a través de múltiples plataformas, animando a sus lectores a explorar y contextualizar la información en diversas fuentes. Los educadores también puede descubrir que se aprende o se investiga de forma similar, uniendo piezas dispersas procedentes de plataformas heterogéneas, para ir construyendo así una imagen coherente del mundo que nos rodea.
-¿Qué competencias son necesarias, en su opinión, para que jóvenes y adultos estén presentes en esta Cultura Participativa y Convergente?
-La navegación transmedia es sólo una entre otras nuevas competencias que han de ser exploradas en las aulas. En un libro blanco que elaboramos para la Fundación MacArthur, identificamos un conjunto de competencias que nos parecían necesarias para que los jóvenes puedan estar presentes activamente en una cultura participativa. Estas habilidades incluyen la capacidad de enfrentarse a mundos simulados y a nuevas formas de visualización, la habilidad de explorar el entorno a través del juego y la identidad por medio de la acción en la pantalla, el poder de organizar y procesar la información en las redes sociales y, también, el hecho de saber negociar en diversas comunidades online donde existen grandes diferencias culturales. El proyecto NML ha desarrollado un conjunto de recursos para ayudar a los educadores a adquirir y promover esas nuevas habilidades.
-Hasta ahora hemos hablado de los nuevos medios, pero es evidente que lo nuevo no reemplaza a lo viejo
-Las escuelas apenas han pensado en las relaciones entre los viejos y los nuevos medios. Incluso, a veces, se piensa que lo nuevo remplaza a lo viejo. Una investigación realizada sobre los estudiantes americanos que se preparan para entrar en la Universidad y formarse para ejercer determinadas profesiones, encontró que los futuros educadores eran los que tenían menos probabilidades de jugar con videojuegos o participar en redes sociales. Los docentes se han definido a sí mismos como defensores de la cultura del libro, y a menudo la perciben en oposición a la nueva cultura digital. Esta postura protectora refleja, sin duda, una retórica de la revolución digital que imagina que los nuevos medios van a sustituir, incluso a destruir, a los viejos. Es decir, a veces se asocia la prosperidad de la cultura digital con la muerte del libro, pero de hecho lo que ha ocurrido es justo lo contrario. Los nuevos medios han aparecido en torno a formas de comunicación ya existentes. Por ejemplo, el porcentaje de personas que accede hoy a una amplia gama de libros es mayor que nunca, gracias las editoriales on line. Por término medio, los niños de diez años escriben ahora mucho más que las generaciones anteriores, y ello gracias al e mail o a los foros de discusión en la red. Viviremos en un mundo donde los libros y el material impreso importarán más que antes, incluso aunque los estudiantes obtengan información a través del ordenador. Es importante que los estudiantes sepan buscar la información allí donde esté, valorar su credibilidad cuando no se conocen sus fuentes con claridad, de este modo sabrán comunicar sus ideas utilizando múltiples canales teniendo en cuenta audiencias muy diversas.
- Necesitamos entonces utilizar múltiples medios
-Sí, la situación no permite hacer demasiadas elecciones entre enseñar alfabetizaciones relacionadas con el medio impreso o el digital: se necesitan ambas y, lo que es más importante, se han de comprender las relaciones entre ellas. Por ejemplo, es importante conocer la estructura de las enciclopedias tradicionales y la Wikipedia, solo así se comprenderá cómo ambas producen y evalúan la información. Los estudiantes han de poder leer esquemas, mapas y gráficos, pero también producir e interpretar información mediante simulaciones. Es necesario que sepan expresarse oralmente, con lápiz y papel, pero también con videocámaras y editando en equipos digitales. Muchos jóvenes han adquirido ya estas habilidades fuera de la escuela, en los contextos de aprendizaje informal que favorece esta cultura participativa. Pero otros, que todavía están fuera de este tipo de prácticas, no sabrán caminar ni funcionar en comunidades donde el grupo es más importante que el individuo. Además, estos estudiantes no habrán adquirido capacidades éticas que necesitarán en el futuro. Por ejemplo, Howard Gardner en la Universidad de Harvard, ha trabajado un proyecto relacionado con "las buenas prácticas". Su trabajo muestra que muchos jóvenes no tienen en cuenta la implicaciones éticas de sus actividades online porque no creen que esto tenga que ver con el mundo en la red. Estamos quizás ante una respuesta irónica de los jóvenes ante los adultos, que no han valorado suficientemente esas prácticas o no las consideran significativas. Seguramente es más interesante reconocer los logros de la gente joven o aconsejarles en dilemas éticos, que preguntarnos cómo y por qué aprenden online. Las bibliotecas escolares y otras instituciones educativas han de aceptar el potencial y los retos de esta cultura emergente, y no como algo que desplazará a la cultura impresa sino como una expansión de ella.
Qué: I Foro de Criaturas Creativas
Cuándo: día 28 de mayo y 4 de junio
Dónde: salón de actos del Rectorado de la UAH
Publicado en: Archivo entrevistas-reportajes