El grupo de Teledetección Ambiental analiza para la ESA las áreas incendiadas en el mundo



El grupo de Investigación en Teledetección Ambiental está especializado en la obtención de información para la gestión de los incendios forestales. El investigador principal, Emilio Chuvieco, presenta las principales líneas de investigación.

El grupo de investigación en Teledetección Ambiental participa en este momento en un proyecto ambicioso liderado por la Agencia Espacial Europea, ESA, que forma parte del programa Iniciativa de Cambio Climático, destinado a determinar y analizar distintas variables del clima. El proyecto que coordina el grupo se orienta a cartografiar áreas quemadas distribuidas por todo el planeta para conocer su situación y futura evolución.

Emilio Chuvieco, investigador principal.


Este grupo está formado por los profesores Javier Salas, Inmaculada Aguado y Emilio Chuvieco, los doctores Mariano García y Patricia Oliva y 7 estudiantes pre-doctorales. El investigador principal, Emilio Chuvieco, presenta en esta entrevista las principales líneas de trabajo del grupo.

-Háblenos del grupo de investigación en Teledetección Ambiental
-El grupo está orientado al uso de los datos de observación de la tierra mediante satélite para extraer información de interés ambiental. Sobre todo trabajamos en el análisis de incendios, pero también hemos abordado otras temáticas, como la deforestación tropical, los cambios en la cobertura del suelo, la degradación de tierras…
En el ámbito de los incendios trabajamos, principalmente, en 2 líneas: la elaboración de mapas de peligro, determinando condiciones de riesgo de incendios y valorando los recursos que se pueden quemar, y el análisis de las zonas quemadas para conocer las áreas afectadas por el fuego y su nivel de daño.

-¿Puede contarnos en qué proyectos están trabajando en este momento?
-Ahora, lo que nos ocupa más tiempo es un proyecto de la ESA, dentro de su Iniciativa de Cambio Climático (CCI), que pretende generar información de variables de interés climático a nivel global. Hay un total de 13 variables: ozono, temperatura del mar, color del océano, nubes, glaciares… y nosotros hemos licitado y conseguido el desarrollo de la variable área quemada. Se trata de hacer la cartografía de zonas quemadas de todo el planeta. Para esta variable nosotros coordinamos el proyecto, en el que participan 10 equipos de investigación de 5 países. Este proyecto dura 3 años y en este momento estamos en la mitad de su desarrollo, tiene un presupuesto de 2 millones de euros y estamos muy satisfechos de participar.
Detalle de la información con la que trabaja el grupo.
También acabamos de terminar un proyecto nacional de riesgo de incendio en el que hemos cartografiado toda la península ibérica con una resolución de 1 Km2 (www.fireglobe.es). Este trabajo lo hemos hecho con la colaboración de otras universidades, como las de Zaragoza, Oviedo, Santiago, y el País Vasco y el grupo de Economía Ambiental de la UAH. Hemos tenido en cuenta distintas variables determinantes en los incendios y en la determinación del cálculo de pérdidas. Es decir, que incluimos un análisis del riesgo de que algo se queme y también un análisis sobre la repercusión económica, ambiental y social que ello conlleva. En este proyecto hemos abordado de forma más intensa el ámbito de la vulnerabilidad. Los resultados se han remitido a varios usuarios operativos en este campo, como la Dirección General de Conservación de Naturaleza y la Dirección General de Protección Civil.

-Volviendo al proyecto de la CCI de la Agencia Espacial Europea, ¿para qué se va a utilizar la información que están procesando?
-El proyecto pretende ofrecer información útil a los modeladores del clima. En primer lugar, realizamos una primera fase para generar los requisitios de usuario y definición del producto, y ahora estamos procesando las imágenes y generando algoritmos para el sensor MERIS, a bordo del satélite europeo Envisat. Estamos probando el algoritmo en 10 áreas de estudio ubicadas en ecosistemas distintos (zonas boreales, en Canadá y Rusia; zonas tropicales, en Angola, Borneo y Colombia, y en zonas templadas, en Portugal y en Australia, entre otros). La idea es generar series temporales de esas áreas quemadas para ver cómo evolucionan, porque los incendios son afectados por el clima, pero también afectan al clima, ya que suponen una fuente importante de emisiones de CO2. Al año se queman unos 3,5 millones de kilómetros, una superficie similar a la India, y eso supone entre un 25 y un 40% del CO2 que se emite a la atmósfera.

-¿Tienen en perspectiva otros proyectos?
-Pues acabamos de firmar las escrituras de Complutig, una empresa de base tecnológica destinada a continuar con las líneas de investigación que desarrollamos en el departamento, permitiendo que nuestros doctores mantengan la vinculación con nuestro grupo de investigación. Ofreceremos servicios en tecnologías de la información geográfica (teledetección, sistemas de información, cartografía digital...).

LA SEQUÍA Y LOS INCENDIOS

Los incendios queman cada año en el mundo una superficie similar a la de la India.


-En relación con los incendios, ¿podría decirnos si son normales los incendios que se han producido en las últimas semanas en España?
-En el norte de España no es inusual que a finales del invierno o a comienzos de la primavera se produzcan incendios y, normalmente, están relacionados con el deshielo.

-¿La sequía traerá más incendios en verano?
-Pues no tiene por qué. La sequía conlleva 2 consecuencias: por un lado, el suelo está más seco y, por tanto, es más fácil que arda; pero por otro lado hay menos vegetación y hay menos pasto para quemarse. Es muy difícil prever lo que va a ocurrir este verano, dependerá mucho de cómo sea esta primavera.