Hípica en la UAH, algo más que una actividad deportiva
El aula de hípica de la UAH ha iniciado el curso con unos 250 inscritos. Además, oferta a los miembros de la comunidad universitaria un servicio de hiposicomotricidad para personas con discapacidad.
Llegamos a las 10.00 horas y ya hay alumnos en la pista. La monitora, Nieves Llorente, les orienta en su posición y les da instrucciones para guiar al caballo.
Gran parte de los alumnos que participan en el aula de hípica son miembros de la comunidad
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250 usuarios practican hípica en el aula de la UAH. |
Hay espacio para todos, con cursos de iniciación, perfeccionamiento, doma clásica y salto dirigidos a adultos y a niños, de carácter trimestral.
“Los objetivos son heterogéneos: gente que ha ido a una ruta y se ha sentido inseguro, pero quiere repetir y necesitan unas nociones básicas, y otros que quieren saber montar a caballo y van mejorando poco a poco”, explica el responsable del aula, Augusto Santiago.
Los que llegan con afición y se quedan son los más. De hecho, un tercio de los usuarios del aula lleva años practicando la equitación en la UAH.
La mayoría de los inscritos son mujeres y proceden, en gran medida, aunque hay de todo, de carreras biosanitarias. “No sabemos si es porque son los centros que están más próximos a las instalaciones del aula, pero lo cierto es que hay bastantes usuarios de medicina, enfermería o biología”, señala el responsable.
En este aula trabajan 10 monitores, la mayoría de ellos formados en su seno, y todos ellos son estudiantes universitarios.
Augusto Santiago opina que el aula de hípica ha popularizado la equitación en Alcalá de Henares, “porque la clase cuesta la mitad de lo que podría costar en cualquier otro lado” y también ha facilitado a la comunidad universitaria un deporte muy completo que puede ser algo más que un deporte.
Hiposicomotricidad
Hay 22 usuarios en las sesiones de hiposicomotricidad.
Y, si no, que se lo digan a los 22 usuarios que asisten los fines de semana a las sesiones de hiposicomotricidad que dirige Nieves Llorente.
Son enfermos con discapacidades muy diversas: síndrome de down, autismo, agenesia del cuerpo calloso, lesión medular, distrofia, trastorno generalizado del desarrollo, parálisis cerebral, leucomalacia..., y la mayor parte de ellos llegan a las sesiones de hipoterapia derivados por profesionales médicos y reciben una atención personalizada que requiere del apoyo de personal voluntario. En este ámbito también es muy importante destacar la labor que realizan los estudiantes voluntarios, muchos de ellos de medicina y fisioterapia, que colaboran con el aula.
Nieves Llorente explica que “en la mayoría de los casos utilizamos técnicas de juego para realizar las sesiones de terapia ecuestre y lo único que podemos decir es que, cada uno en la medida de sus posibilidades, la receptividad es enorme”.
Podemos asistir a una sesión de hiposicomotricidad. La usuaria es Sonia Ruiz Toledo, tiene 24 años y estudió Magisterio de Audición del Lenguaje y Educación Especial. En el año 2004 Sonia sufrió un accidente de tráfico que le produjo una lesión medular de cintura para abajo. Sonia llegó hace un año al aula y confiesa que su vida ha cambiado. “A nivel físico he ganado sensibilidad, fuerza en el tronco, equilibrio... y también me ha ayudado emocionalmente, porque disfruto mucho con las clases. Y, desde luego, es una actividad que recomiendo, porque mientras que estás encima del caballo te sientes libre”.
Nieves Llorente añade que montar a caballo es muy beneficioso para las personas con discapacidad motora, "porque el caballo, al paso, transfiere al jinete unos impulsos muy similares a la marcha humana y, por otro lado, la temperatura del caballo facilita el riego sanguíneo, por lo que beneficia tanto a personas hipotónicas como personas hipertónicas".
Los beneficios, por tanto, para todo tipo de usuarios están más que asegurados. Sólo hay que probar...
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