Julio Blasco descubre algunos 'secretos' del flamenco en una tesis doctoral



Julio Blasco
es profesor del departamento de Didáctica de la UAH y doctor en historia de la Educación, lleva 20 años acompañando con el contrabajo a Carmen Linares y tiene una tesis sobre los cantes flamencos.

Contactamos con él porque sabemos que va a dirigir la ‘Pequeña misa solemne’ de Rossini en el teatro Victoria Eugenia de San Sebastián y descubrimos que además de director de orquesta es compositor y contrabajista de música clásica, arreglista de jazz, de pop-rock y de música popular, además de profesor de composición, de contrabajo, de dirección de orquesta y de análisis musical.
También es doctor por la UAH, donde ha realizado una tesis sobre los cantes flamencos, de la que hablamos en la entrevista junto con otros asuntos.


-Háblenos de su tesis doctoral...
-He escrito una tesis doctoral para músicos de formación clásica y para intentar clarificar determinadas “diferencias” y “esencias” formales de esta música. Porque los flamencos no hablan de diferencias desde el punto de vista musical. Las oyen, las sienten, las tocan y son capaces de distinguirlas, aunque las diferencias sean a veces muy sutiles, pero no saben explicarlas de manera clásicamente formalizada, lo cual no es ningún problema para ellos que lo hacen a su manera, en general muy bien y de forma oral.

Julio Blasco.

En concreto, he abordado en la tesis las soleares, las alegrías y los fandangos. Y lo hice porque yo aprendí flamenco tocando con flamencos, pero al intentar apoyarme y reforzar lo que aprendía de esa manera con los libros de teoría flamenca no me enteraba de nada, sinceramente, aunque algo sé de música. Por tanto, quise hacer una tesis doctoral para entender ese lenguaje que, como todos, es muy complicado. Se podría decir, salvando todas las distancias, que es un “idioma” y que la mayoría de los flamencos lo han aprendido como si fuera su lengua materna, no se sabe bien cómo, y lo hablan tan bien y con la misma naturalidad que el español, pero eso requiere, como sabemos, el manejo de un ingente material inconsciente.

Lo que he intentado es clarificar las estructuras más superficiales de los cantes. Por ejemplo, el hecho de que entre unos y otros haya diferencias y especificidades claras en el ritmo, en el tempo, en la forma musical... En otro orden de cosas, se dice habitualmente: alegrías, cantiñas y derivados... pero entre esos derivados, por ejemplo unos caracoles, un mirabrás o unas alegrías de Córdoba, hay diferencias musicales enormes... y no sólo por la letra. Las letras son muy importantes como elemento discriminador, sin duda alguna, pero yo creo que también hay diferencias musicales muy claras y por eso he planteado unas nuevas taxonomías para distinguir unos cantes de otros. Todo esto es lo que he intentado alumbrar con mi tesis.

-¿Cómo ve el mundo del flamenco?. Se acaba de ir uno de los grandes, Enrique Morente...
-Yo no puedo hablar mucho del mundo del flamenco porque mi relación con él se ha limitado, por decisión propia, al entorno de Carmen Linares, con la que llevo años tocando. Pero admiro, escucho y me fascino con Manolo Sanlúcar, con Paco de Lucía, con Camarón, con Morente, o con Fernanda de Utrera, por mencionar sólo a unos pocos indiscutibles de ese mundo. Pero una cosa es “tocar lo que se toca” y otra “hablar de lo que se toca”. En este sentido, por ejemplo, creo que es mejor no leer lo que escribe Sanlúcar porque, según mi criterio, está bastante equivocado. Lo que hay que hacer es escuchar lo que toca y cómo lo hace, ahí sí que hay un verdadero maestro.

-Usted está formando a futuros formadores y eso es muy importante, la formación musical es muy primordial, no sólo para el espíritu...
-Desde luego, en música hay que hacer una utilización de mecanismos que para su aprendizaje plantean dificultades de primer orden, y hay que usar unos registros conscientes, primero, e inconscientes después, que son fundamentales para el buen desarrollo musical. Pero fíjese si será importante la música que la están eliminando del sistema educativo, como hicieron con el latín o con el griego en su día. Parece que todo lo que se relaciona con la razón y con el corazón, es decir, lo que nos invita a pensar y a sentir tiene que desaparecer... Pero ya volverá, parafraseando a Nietzsche.

-Teresa Berganza comentaba hace poco que los cantantes de ahora no están bien formados...
-Yo coincido plenamente si ella dice lo que yo creo que dice. Uno puede ser intérprete e incluso ser famoso, pero para ser músico hay que tener unos conocimientos que van más allá de tocar bien un insrumento. Hay un desconocimiento muy grave, en general, sobre lo que son los elementos conformadores de la música. Por el contrario, lo que se fomenta por todas partes son los “egos” de la gente. No es posible que personas de 25 años sepan lo que se creen que saben. Hay que estudiar un instrumento muchas horas, pero también y en mayor cuantía, “composición”, con lo que ello conlleva de otros conocimientos musicales, para empezar a “desconocer” lo que significa la música. Imagínese lo que hará falta para “conocer” de verdad la música de Brahms, por ejemplo. La música no es sólo cantar o tocar la flauta o el violonchelo con un buen sonido...