Estos premios anuales, inspirados en memoria de Rodolfo Benito y que tienen por objeto rendir homenaje a todas las víctimas de aquel terrible atentado terrorista y de todos los atentados terroristas en general, se definen, en su origen, en dos ámbitos concretos: por una parte, la innovación y el desarrollo en el campo científico tecnológico, en el que Rodolfo desarrolló su carrera profesional y por otra parte, la promoción de los valores de convivencia y tolerancia, así como los de la paz, la solidaridad, la libertad y la democracia, valores todos ellos que él atesoraba.

En esta séptima edición, el Premio Individual a los Valores de Convivencia ha recaído en el pintor y escultor, Agustín Ibarrola Goicoechea. Catalogado como uno de los artistas plásticos más importantes del siglo XX, autor de una extensa y multidisciplinar obra reconocida mundialmente, que ha ido evolucionando paulatinamente de la abstracción a la pintura épica y de denuncia social, conteniendo una gran carga ecologista y pacifista, y en la que se ponen de manifiesto dos constantes propias del autor: la búsqueda personal y artística de la libertad y la relación entre arte y naturaleza. Todos estos valores, enmarcados dentro del espíritu que pretende reconocer el premio en esta categoría, le hacen buen acreedor del mismo, pero ante todo, y definitivamente, su dedicada involucración en movimientos sociales por la lucha contra el terrorismo, y su enorme calidad humana, le convierten en un justo premiado.

Por otra parte el Premio Colectivo a los Valores de Convivencia ha sido concedido a Ruta Quetzal-BBVA. La Ruta Quetzal se creó con el objetivo de consolidar entre la juventud los cimientos de la Comunidad Iberoamericana de naciones entre todos los países de habla hispana, pero sobre todo, y tal y como se destaca en su definición, es una experiencia formativa en la que los participantes, además de ampliar sus conocimientos, desarrollan un espíritu de cooperación internacional, con el fin de crear una nueva y más real escala de valores. Es, en resumen y sin lugar a dudas, un claro exponente de colectivo en el que se fomentan los valores de convivencia y tolerancia.

El Premio a la Innovación Tecnológica, en el que se reconocen y distinguen los trabajos realizados como Proyectos Fin de Carrera con una clara componente orientada hacia aplicaciones con fines sociales, humanitarios, de desarrollo sostenible, seguridad, mejora del medioambiente, y que se falla con la inestimable colaboración del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid, ha recaído en esta edición en Antonio José del Ama Espinosa, por su proyecto "Análisis de técnicas y tecnologías aplicables al estudio del movimiento humano. Una aplicación práctica", y que ha sido realizado en la Escuela Superior de Ingenieros Industriales de la Universidad Nacional de Educación a Distancia.

Igualmente han obtenido Mención Honorífica:

- Víctor Rodríguez de la Cruz, por su proyecto titulado "Optimización de la densidad de energía en un resorte espiral para almacenamiento de energía fabricado con sándwiches de materiales compuestos y de la instalación de ensayos del mismo" realizado en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid.

- Clara Martín Rodríguez, por su proyecto titulado "Identificación de obstáculos y de su cinemática a partir de la fusión sensorial en un vehículo en carretera" y realizado en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid.


- Programa de los Premios

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