Teresa Berganza inaugura por todo lo alto el programa de Operastudio



El programa Operastudio, una iniciativa de la UAH destinada a ofrecer cursos de alta especialización para cantantes y profesionales del mundo de la lírica, se inaugura hoy en la UAH con las mejores galas: Teresa Berganza ofrece el primer masterclasses.

Teresa Berganza nos habla al oído –es una entrevista por teléfono- y, aunque ella se queja de que su voz no está en forma, porque está acatarrada, a nosotros nos llega nítida, serena y llena de fuerza. Esa misma fuerza que transmite la mezzosoprano en cualquier parte, no sólo en los escenarios. Berganza inaugura el programa de Operastudio propuesto por la Fundación General de la UAH, un proyecto que pretende llevar el canto a la Universidad.

Pero la presencia de Berganza en Alcalá de Henares tiene muchos significados, ya que también supone un regreso a su adolescencia, al convento de las Clarisas Franciscanas de la calle Trinidad, donde ingresó porque quería ser monja y vivió durante un mes, vestida de monja, dando vida y alegría a las hermanas... Por tanto, también es un viaje de la memoria que ella afronta con gran ilusión y con las expectativas que genera el encuentro con jóvenes talentos a los que transmitir conocimientos y vivencias.

-¿Qué le parece el proyecto Operastudio?

Teresa Berganza.

-Me parece un proyecto muy interesante que afronto con muchísima ilusión, primero porque ha sido el doctor Cobeta –catedrático de la UAH- quien me lo ha pedido y yo no me puedo negar, porque lo adoro, y también porque llevo toda mi vida pidiendo que los estudios musicales puedan ser también estudios universitarios. Yo llevo estudiando toda mi vida y, como yo, muchos otros compañeros, y me parece que va siendo hora de que se ande este camino. Yo empecé a estudiar solfeo con mi padre a los 8 años y hasta los 20 estudié música. Tengo 8 años de piano, 4 de música, 2 de historia de la música y no sé cuántas cosas más, y no tengo un título universitario relacionado con la música. Es cierto que tengo 3 Honoris Causa y los nombramientos han sido de las cosas que más me han emocionado y me siento muy feliz, pero creo que ha llegado el momento de que la música entre en la Universidad.

-¿Qué significa para usted el canto?
-El canto para mí lo es todo. Es mi vida, es mi religión, es mi dios, todo. Tengo dos cosas en la vida sin las que no podría vivir: mis hijos y el canto. No se puede cantar sin respirar bien, si no se respira no se vive y si se respira más profundamente se vive más profundamente...

-¿Cómo ve el mundo de la lírica en estos comienzos del siglo XXI?
-No lo veo muy bien, la verdad, porque me doy cuenta que hay muchas voces, muchos talentos, muchos jóvenes interesados, pero hay muy poca técnica. Muchos jóvenes cantantes, con voces muy interesantes, que enseguida cambian de repertorio. No se resignan a adaptar su repertorio a sus cualidades y los que tienen cualidades para Mozart lo desprecian y quieren cantar cosas más dramáticas. Y es una tristeza muy grande, porque todos los seres humanos tenemos voz, pero los que cantamos tenemos un cerebro privilegiado para sacar la música de nuestras cuerdas vocales. Si no hay una cabeza que dirija esa voz, es muy difícil sacar el talento, al artista.

-¿Los jóvenes que empiezan saben a qué se enfrentan?
-Hay muchos que quieren cantar, pero no se dan cuenta de que es muy difícil, que hay que tener una formación enorme y que cantar exige mucha disciplina y muchos sacrificios. El problema al que nos enfrentamos es que estamos perdiendo muchas voces por el camino, hay carreras que duran poquísimo, y eso es una gran tristeza.
Y no estoy diciendo que tengan que renunciar a otras cosas. Yo siempre he querido ser mujer y tener las emociones que sólo pueden tener las mujeres y por eso elegí ser madre, y eso me ha hecho muy feliz. Pero algunas veces, cuando mi voz no estaba bien, tenía que estar callada todo el tiempo y hablar con mis hijos mediante notas durante muchos días. Eso requiere mucha fuerza de voluntad, pero es lo que se exige cuando uno se dedica a una profesión como ésta.
Hay que ser muy respetuosos, también con los compositores; tenemos que adorarlos porque son los que hacen posible nuestro trabajo. Como yo digo, mi otro dios es el canto y si hay un santo en el cielo tiene que ser Mozart

-Imaginamos que también hay que tener ambición para llegar
-Está la ambición buena, la ambición de cantar cada día mejor, la ambición de trabajar cada día mejor, pero también está la ambición mala, la ambición de considerarse el único o la única, y esa es mala porque nadie es imprescindible, y hay que estar muy agradecidos, hay que agradecer a la vida lo que tenemos porque poder cantar y cantar bien es un privilegio.

-¿En el masterclasses ve talento?
-Sí, he escuchado voces muy interesantes y espero que sea enriquecedor y que saquen provecho de estos días y sigan adelante.

-Sabemos que también le hace mucha ilusión volver a Alcalá de Henares
-Sí, me hace muchísima ilusión. Yo estuve en el convento de las Clarisas Franciscanas de Alcalá de Henares durante un mes. Me dio un ataque de misticismo cuando tenía 17 años y dije que quería ser monja y recuerdo ese momento con muchísimo cariño. Las monjas me vistieron de monja y yo tocaba el órgano y cantaba. Lo que más me costaba era ir a maitines, recuerdo. En fin, que me gustaría visitarlas aprovechando mi estancia en Alcalá y recuperar esos momentos que acabaron cuando mi padre se cansó y me sacó de allí.
Además, quiero pasear y quiero disfrutar del entorno, que es hermoso.