José Miguel García Sagredo: “vamos hacia una medicina genética”



José Miguel García Sagredo
es profesor asociado de Genética Médica en la Facultad de Medicina de la UAH, director del Curso de Experto Universitario en Genética Clínica y jefe del Servicio de Genética Médica del Hospital Ramón y Cajal y es, desde hace pocos meses, el primer genetista de la Real Academia Nacional de Medicina. En la imagen, García Sagredo, a la derecha de la decana de Medicina, Julia Buján, acompañado también de Antonio Campos (Académico que pronunció el discurso de contestación) y Javier Maldonado (gerente del Hospital Universitario Ramón y Cajal)

García Sagredo ocupa desde el pasado mes de noviembre uno de los 50 asientos de la Real Academia Nacional de Medicina. En el acto de su ingreso pronunció el discurso García Sagredo habla en esta entrevista de la importancia de este ingreso no sólo a nivel personal, sino para la genética en general, ya que es la primera vez que un experto en esta disciplina ingresa en la

José Miguel García Sagredo.
Real Academia Nacional de Medicina.

-Imaginamos que se siente muy orgulloso de este reconocimiento
-Sí, lo estoy, y el honor es doble porque es un orgullo ocupar uno de los 50 asientos que hay en la Real Academia para toda España y porque también es una gran satisfacción que, por primera vez, esta institución haya dedicado uno de sus asientos a un genetista médico, como es el caso. Es, realmente, un reconocimiento profesional, docente e investigador y estoy lleno de orgullo.

-¿De quién se acordó el día de su ingreso?
-De mucha gente, pero fundamentalmente de mi maestro, Andrés Sánchez Cascos, que fue pionero en muchos aspectos. El fue uno de los iniciadores de la genética médica en España, fue quien me enseñó el método científico, cómo investigar, cómo obtener datos publicables incluso de los fracasos .

-En el acto de ingreso usted pronunció un discurso titulado "La Genética Humana, Médica y Clínica en Medicina: desde la eugenesia a la medicina preventiva", háblenos un poco de este discurso
-Traté de reflejar la realidad de la genética, que es una ciencia muy reciente, que entra en los hospitales en 1956, y cómo esta ciencia ha cambiado la medicina y ha influido en la sociedad desde sus comienzos. Galton, a finales del siglo XIX, elaboró la teoría de la eugenesia, que defiende la mejora de la raza con ayuda de la intervención humana y después Davenport, en Estados Unidos, lo que hizo fue esterilizar a los insanos y prohibir que se casaran e, incluso, se hicieron leyes de inmigración... y no podemos olvidar lo que se hizo en la Alemania nazi... Después la genética entra en los hospitales y se crean distintos servicios en Europa, pero la etapa de gran explosión comienza con el proyecto genoma humano, que empezó en 1990 y ha supuesto un antes y un después en la Medicina. La revolución de la medicina molecular ha permitido el avance en el conocimiento de la etiopatogenia, con lo que es más fácil establecer o intuir las posibles vías terapéuticas que permitan tratamientos más eficaces, con menos efectos adversos. En estos momentos, la genética es una especialidad transversal y los genetistas estamos colaborando con el resto de los especialistas en ver cómo funcionan las enfermedades. Vamos hacia una medicina genética.

-¿Cuáles son los retos?
-Mi mayor empeño es conseguir que la genética esté bien introducida en los programas de estudio de las facultades de Medicina, porque en la mayoría falta la genética clínica.
Por otro lado, los avances en el conocimiento de la genómica han hecho que cambie el enfoque de las medidas preventivas o programas de salud para que se dirijan a individuos y familias susceptibles o a subgrupos de población basados en su perfil genómico de riesgo. Este es uno de los retos que va a tener que encarar tanto la medicina como la sociedad.
Además, a medida que se describen las características genéticas que predisponen a una enfermedad existe el riesgo de marcar a algunas personas como inadecuadas. Proteger la información genética es otro reto esencial y, sin duda, está el asunto de patentar genes. Afortunadamente, el gobierno de los Estados Unidos lo ha prohibido hace muy poco...

-¿Qué tiene que ir por delante, la ética o los nuevos descubrimientos?
-Las dos cosas son necesarias, lo que ocurre es que lo primero es la ambición por descubrir y la ética va detrás. Por ejemplo, en USA se empezaron a patentar genes humanos y ahora, hace pocos meses, se ha prohibido. La ética siempre va por detrás y en ese sentido el reto inmediato es Internet y regular lo que se ofrece en la red de redes porque hay muchas web que se ofrecen para hacernos estudios genéticos que no tienen el mínimo rigor y eso necesita un control.

-Hay muchos miedos...
-Sí. Uno de los miedos es la capacidad de discriminación de la genética, pero en realidad no es la genética quien discrimina, sólo es el mensajero. Otro miedo se basa en que realizar una prevención de las enferemedades genéticas terminará alterando la dotación genética de la especie humana. Se teme que mediante el diagnóstico prenatal se terminará por erradicar los genes ‘malos’ y discriminará a los discapacitados. Evidentemente, los genetistas debemos luchar contra la discriminación de las discapacidades, pero no rechazando los métodos de diagnóstico.
Hay un miedo también al hecho de que se puedan elegir características de mejora de la especie humana, lo que conllevaría a una discriminación y a la alteración de la naturaleza humana. La primera razón por la que este tipo de miedo debe ser desechado es que los rasgos normales son tan complejos desde el punto de vista genético que es muy difícil que se pueda llegar a manipularlos. Y hay un último miedo, desde el punto de vista de los médicos, a que la genética cambie la práctica de la medicina. Pero esto ya ha ocurrido: ahora los médicos pueden diagnosticar más y mejor e, incluso, conocer qué individuos están en riesgo de padecer una enfermedad. En cambio, la posibilidad de que cada persona tenga su pefil genético en un chip o éste se pueda leer fácilmente con una gota de sangre, a partir del cual se sabrá qué enfermedades va a tener y cómo evitarlas, está aún lejos de ser una realidad.