En Colombia paz empieza con pacicultura



Dos estudiantes de la UAH, Marina Tomé y Sandra González, implicadas en el Programa de Cooperación con Centroamérica viajaron a Colombia para participar en un proyecto educativo de pacicultura. Ahora, a la vuelta, nos cuentan su experiencia.

Nuestro viaje a Colombia se enmarca dentro del Programa de Cooperación entre El Observatorio para la Paz (OBSERPAZ), la Comunidad de Castilla La Mancha y la UAH.

Las dos estudiantes de la UAH han participado en Colombia en un proyecto de Obserpaz.


Conocimos la existencia de este programa, a raíz de la invitación en 2009, por parte de Cristina de Francisco, coordinadora del programa en la UAH, a las Jornadas que daba el OBSERPAZ en el Multidepartamental de la UAH en Guadalajara. Las jornadas se desarrollaron en torno al concepto de Pacicultura, concepto acuñado y desarrollado por el colectivo del OBSERPAZ que sustenta una propuesta pedagógica de transformación cultural en dos sentidos: desarticulación de violencias culturales y potenciación de convivencia y aprendizajes útiles para la vida. Se refiere a construir convivencia desde la paz y para la paz, entendiendo la paz, no como un fin, sino una “práctica cotidiana de convivencia”.

Tras las jornadas, se nos propuso la oportunidad de ir a Colombia y proponer una actividad que sirviese para difundir la labor del OBSERPAZ en Colombia. Al final decidimos realizar un documental y exposición fotográfica, como el mejor retrato del trabajo que los distintos actores de todo este engranaje desarrollan, en unos entornos difíciles y con una población, como ellos mismos se denominan, Los olvidados de Colombia.

El Programa en concreto, sobre el que nos centramos en nuestro viaje fue el Programa de Alfabetización y Cultura de Paz para poblaciones desplazadas por el conflicto armado en Colombia, es decir, la Paciliteracia.

El proyecto consiste en desarrollar un programa de educación flexible, para adultos que por los efectos del conflicto armado y por la ausencia de ofertas educativas adecuadas a la realidad de vulnerabilidad y desarraigo, sólo refuerzan la exclusión y facilitan la reproducción de los circuitos de la violencia.

El programa de alfabetización se está desarrollando en las ciudades colombianas de Santa Marta, Cúcuta y Bogotá. Se está realizando en cooperación con la Universidad Alcalá y la Junta de Castilla La Mancha y la participación de tres universidades locales colombianas (la Universidad Francisco de Paula Santander en Cúcuta, la Universidad del Magdalena en Santa Marta, y la Universidad Nacional de Colombia, en Bogotá), articulando un voluntariado de estudiantes a la labor pedagógica en comunidades de las tres ciudades.

La alfabetización se desarrolla en dos ciclos, previo proceso de formación de los voluntarios. Las personas alfabetizadas se organizan en grupos, cada uno de los cuales es atendido por un voluntario, que procede de la universidad o un estudiante del Bachillerato Pacicultor o un líder comunal, trabajando siempre bajo la orientación del equipo pedagógico permanente, es el encargado directo de la alfabetización.

Las clases y actividades se llevan a cabo en las mismas comunidades, en colegios, salas comunales o en casas particulares, habilitadas de manera improvisada como pequeñas escuelas, para facilitarles el acceso y la asistencia. Al finalizar la formación se les entrega un diploma de pacicultor, que permite continuar sus estudios en cualquier colegio o institución educativa.

Sandra: “Nuestra experiencia y estancia han sido muy intensas. El proyecto que lleva a cabo OBSERPAZ, es innovador, duro y que requiere del esfuerzo de todas las partes. Es producto del esfuerzo de colombianos y colombianas, que desde distintos estamentos, creen en la justicia social, que apuestan por el cambio, pero sin las armas, solo a través de la paz. Mujeres, que por miedo a que aprendieran a escribir cartas de amor adolescentes, fueron privadas de educación; hombres que desde niños trabajan la tierra; desplazados de su tierra, arrancados de raíz y con violencia de su historia; con episodios de muerte y tragedia; recién llegados a ciudades desconocidas, sin papeles, con lo puesto, sin leer, con hambre…..los olvidados de Colombia. Los grandes héroes, sin reconocimiento, en lucha diaria, con sonrisa perpetua. Por ellos, por su cariño, sus enseñanzas, su fuerza y perseverancia, para que nunca se les olvide, porque siempre estarán con nosotras.”

Marina: “Como profesora y educadora que soy, creo que ha sido una experiencia increíble y gratificante. El trabajo que realiza el OBSERPAZ y los voluntarios es fascinante. Ver que chicos y chicas de 16 años (los más jóvenes) dediquen parte de su fin de semana a enseñar a gente adulta, me parece una experiencia que debe ser contada. Trabajan con distintos colectivos, tanto gente adulta, como jóvenes o gente con alguna discapacidad, solo hay que ver su mirada para darte cuenta que les estas haciendo felices. Hubo un caso muy gracioso, en el que una de las mujeres adultas del programa me contó que aunque tuviera 70 años después de esto iba a ir a la Universidad para seguir formándose. Creo que son cosas que hay que valorarlas mucho, ya que ellos tienen muchísimo interés por aprender cada día más. Seria interesante integrar este tipo de vivencias en España, para que la gente las conozca y vean que se pueden conseguir las cosas si uno se lo propone.”