Descubren en Valencia un nuevo insecto subterráneo, el depredador Microtyphlus infernalis
Un equipo de investigación liderado por el profesor de la UAH, Vicente Ortuño y Alberto Sendra, del Museo Valenciano de Historia Natural, y en el que también colabora el doctorando José Domingo Gilgado, de la UAH, han publicado en la Revue suisse de Zoologie los descubrimientos a cerca de un nuevo insecto cavernícola de naturaleza depredadora, el Microtyphlus infernalis.
Mide entre 2,2 y 2.4 milímetros, no tiene ojos y su piel está despigmentada. Se orienta en la oscuridad y caza y se reproduce utilizando su batería de órganos sensoriales especiales del tipo quimiorreceptor y mecanorreceptor. De momento, sólo se ha localizado en la cova soterrañya, una cavidad de Sierra Calderona, en Valencia, y se diferencia de los del resto de su ‘familia’ porque él vive dentro de las cuevas mientras que el resto de sus parientes prefieren vivir entre las raíces de las plantas. El profesor de la UAH, Vicente Ortuño, habla de este nuevo descubrimiento.
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Vicente Ortuño forma parte del equipo de investigación que ha descubierto el nuevo insecto cavernícola. |
-Cuéntenos como nace esta investigación
-La Universidad de Alcalá y el Museo Valenciano de Historia Natural llevamos 5 años trabajando en un proyecto sobre el estudio de la fauna subterránea del Levante español. Un proyecto que sigue en pié y, de hecho, acabamos de solicitar una nueva subvención al Ministerio para continuar con él y analizar la fauna del subsuelo en determinados enclaves de la provincia de Alicante. En este contexto es donde surge esta nueva especie de coleóptero que, de momento, sólo se ha localizado en una cueva concreta del entorno de Sierra Calderona.
-¿Cuál es la trascendencia de este hallazgo?
-Bueno, por un lado, la fauna subterránea forma parte del patrimonio de un país y en este momento en España el desconocimiento es brutal. Tenemos un montón de especies que no sabemos que las tenemos y, digamos, que practicar el saber por el saber, desarrollar el conocimiento, ya sería suficiente argumento. Pero, por otro lado, muchos municipios están apostando por abrir al público, a la visita turística, muchas de las cavidades que se encuentran en sus términos municipales, porque es un atractivo turístico más, y en ese contexto podemos decir que están desapareciendo especies que ni siquiera conocemos.
Por otro lado, podemos decir que estos animales no están en las cuevas por capricho. Este insecto llegó a la cueva donde lo hemos encontrado hace millones de años, seguramente huyendo de unas condiciones climáticas adversas. Desde ese punto de vista lo que encontramos son verdaderas reliquias zoológicas, linajes de animales que han sobrevivido a cambios climáticos adaptándose a nuevas condiciones. Este insecto buscó acomodo en la misma área geográfica donde vivía, colonizó el subsuelo y ahí se quedó aislado y se ha diferenciado de sus ancestros. Esta nueva especie es un verdadero fósil viviente y este análisis es muy interesante en tanto que nos puede ayudar a comprender qué puede ocurrir y, de hecho, que está ocurriendo con determinadas especies ante los procesos de desertización que se están produciendo en nuestro planeta. Lo que ocurrió antes se puede reproducir ahora y en el futuro y es bueno que lo sepamos, que lo hayamos investigado y analizado para conocerlo mejor.
-¿Tiene el Levante alguna característica especial para haber decidido centrar allí las investigaciones sobre fauna subterránea durante años?
-El Levante español es un espacio muy rico, con bastantes extensiones calizas, oradadas y en esas cavidades se reúnen linajes y estirpes muy primitivas, y todavía hay mucho por descubrir, pero para ello es imprescindible la colaboración con los investigadores del Museo Valenciano de Historia Natural en general y en particular con Alberto Sendra, que codirige el proyecto. Sin ellos, la investigación se quedaría coja.
-¿Cómo es la vida en las cavernas?
-Lo normal es que las cuevas reúnan mucha vida, pero es cierto que difícil de explorar, porque la vida se esconde en las pequeñas fisuras que existen en los grandes espacios de las cuevas. Pero aún así en el Levante español hemos encontrado algunas cuevas que son verdaderos hervideros de vida: arácnidos, miriápodos, insectos, crustáceos, moluscos... La temperatura, la elevada humedad, propician esta extraordinaria circunstancia.
-Háblenos un poco más del infernalis...
-Es un microdepredador. En vez de alimentarse de detritus que llegan a la cueva arrastrados por el agua, que es lo habitual, este insecto se alimenta de otros animales, principalmente de larvas de otros insectos más grandes que él. Es muy ágil, no tiene ojos y ha perdido parte del color para adaptarse a las condiciones duras de una cueva, en la que hay poco alimento y, cuanta menos energía se gaste, mucho mejor.
-Acaban de solicitar subvención para un nuevo proyecto, ¿hay esperanzas, según nos vienen dadas?
-Pues esperanzas sí hay, porque si no no lo habríamos presentado, pero estamos preparados para cualquier decisión del Ministerio. En todo caso, si los fondos no nos llegan, tendremos que seguir investigando, ser voluntariosos y seguir adelante. Esa es desde luego nuestra intención.
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