Los estudiantes de arquitectura descubren las ‘entrañas’ del Museo Chicote

Es uno de los edificios más singulares de la Gran Vía de Madrid y guarda en sus muros el misterio que siempre ofrece un lugar que el tiempo no toca. Sólo los juegos de luces, la música que suena detrás de la cabina del dj y los rostros de los clientes anuncian que el Museo Chicote ha cambiado de siglo. Los estudiantes de la asignatura de Dibujo II de la Escuela de Arquitectura de la UAH han podido descubrir las entrañas de este edificio en una actividad académica singular que ha terminado convertida en exposición.

Los alumnos del curso de Dibujo II han medido el local, obra de Gutiérrez Soto, lo han fotografiado y lo han dibujado entremezclándose con la clientela para poder percibir el ‘alma’ de una coctelería mítica que abrió en la calle Gran Vía 12 en el año 1931 y hoy sigue siendo ese lugar de misterio y glamour en el que lo convirtieron clientes legendarios como Ava Gadner. Los profesores de la asignatura, Flavio Celis y Alvaro Moreno, explican cómo y por qué surgió esta iniciativa.

La exposición se exhibirá en el Museo Chicote hasta finales de este mes.


-Cuéntennos cómo surgió la idea de esta exposición
-Nosotros solemos ligar el curso de Dibujo con algún acontecimiento externo, tratando de que la actividad sea lo más aproximada a la realidad. Este año se conmemora el centenario de la Gran Vía y pensamos dedicar el curso a esta vía madrileña. Empezamos dibujando la Gran Vía y después nos centramos en el Museo Chicote, uno de los locales más antiguos que ha perdurado desde la década de 1930 con su arquitectura original, diseñada por Gutiérrez Soto. Esta coctelería es un edificio singular y nos pareció un espacio adecuado para que los alumnos lo midiesen, lo dibujasen y lo fotografiasen, y nos pareció una idea estupenda, porque en el fondo lo que hemos hecho ha sido sacar la Universidad de la Universidad y homenajear uno de los iconos de la Gran Vía. Después fueron los propietarios actuales del local los que nos propusieron la exposición del trabajo llevado a cabo, y fruto de esa propuesta es la muestra que se puede ver en el Museo Chicote hasta finales de este mes.

-¿Qué contiene la exposición?
-La exposición recopila una veintena de dibujos realizados por los alumnos y también varios fotomontajes. Además, se proyecta un video en el que mostramos un poco toda la historia. En el fondo, lo que queríamos es que los alumnos conocieran en profundidad un proyecto de Gutiérrez Soto y eso es lo que han dibujado. Pero lo interesante de este trabajo es cómo se ha hecho. Los alumnos han tenido que fotografiar, medir y dibujar el local en horario nocturno, entremezclándose con la gente, porque lo que queríamos es que ellos entendieran que se trata de un espacio vivo.

-Habrá sido muy laborioso intentar encajar horarios, que la clientela acepte ver a medio centenar de alumnos dibujando o fotografiando el local mientras que ellos se toman una copa...
-Sí, lo ha sido, pero ha valido la pena. Ha sido para todos un trabajo curioso y diríamos que hasta cómico, en algunas situaciones, pero también muy motivador y que el resultado de todo haya sido la exposición es aún más motivador si cabe, porque su trabajo se está haciendo visible. Creemos que ha sido una buena experiencia, sobre todo porque el trabajo del arquitecto tiene mucho que ver también con el tema expositivo y ellos han tenido la suerte, gracias a los dueños del local, de conocer ese mundo. Ahora ya saben cómo se monta una exposición, cómo se monta el soporte físico, cómo se transportan los trabajos... Digamos que han conocido otra de las facetas de la profesión de arquitecto. Además, como sabían que sus trabajos podían formar parte de la exposición, se han esforzado por hacer trabajos de calidad.

-¿Es la primera vez que se organiza una exposición de este tipo dentro del curso de Dibujo II?
-Otras veces hemos participado en exposiciones, pero no de este modo. Ha sido una experiencia totalmente nueva, favorecida por los propios dueños del local, que se han entusiasmado con el proyecto y han abierto sus puertas a los estudiantes sin poner ningún pero. Esto es muy satisfactorio, porque no siempre ocurre. De hecho, hay espacios como el Parador de Turismo de Alcalá que son completamente inaccesibles para nuestros alumnos.

-¿Los alumnos han sido muy selectivos a la hora de seleccionar la perspectiva o el espacio que han dibujado?
-El Chicote tiene una planta muy singular y se han centrado mucho en la forma geométrica en que están colocadas las mesas. La verdad es que han destacado sobre todo las cosas más singulares del lugar. La planta, los asientos...

-¿Han quedado ganas para repetir una experiencia similar?
-La verdad es que sabemos que dentro de un tiempo nos volverá a apetecer, pero ha sido una paliza importante, muy motivadora, pero agotadora también.