"Recuerdo a buenos profesores que sabían transmitir los conocimientos"
Héctor Cuesta Calleja, ex alumno de la Universidad de Alcalá, Licenciado en Derecho y con cierta experiencia en el mundillo de las oposiciones, tras intentarlo como Abogado del Estado y como Letrado de la Comunidad de Madrid, saltó a las páginas de los periódicos por ser el primer invidente que conseguía una plaza como abogado del Ayuntamiento de Madrid, y no del cupo reservado para minusválidos.
- ¿Cuál es su recuerdo de la Universidad de Alcalá? ¿Está satisfecho con la formación que recibió?
Guardo muy buen recuerdo. Me licencié en la última promoción que lo hizo por el plan de 1953. Recuerdo a buenos profesores que, además, sabían transmitir lo que sabían. Además, debido a mis padres, que son profesores en la Escuela de Enfermería y Fisioterapia de la UAH, sigo vinculado a la Universidad.
- ¿Qué actitudes se ha encontrado a lo largo de su vida entre los que le rodean?
Con los profesores y preparadores nunca he tenido problemas, siempre han intentado colaborar en todo y siento mucho agradecimiento. Por parte de mis compañeros siempre ha habido una colaboración máxima, incluso ahora, por parte de la Directora General de la Asesoría Jurídica, la Directora del Departamento, los administrativos o los once compañeros que entraron en el Ayuntamiento a la vez que yo. En cuanto a la calle, a veces sí me encuentro con algunos problemas, fundamentalmente de incomprensión, ya que no se sabe cómo puedes llegar a desenvolverte.
- ¿Qué herramientas de adaptación utiliza a lo largo del día?
La tiflotecnología es la tecnología aplicada a los ciegos. De entrada puede parecer sencillo, pero se han tenido que ir superando muchos problemas. Lo más común es el software Jaws, un revisor de pantalla por síntesis de voz o un programa de reconocimiento de caracteres tras un escaneado que digitaliza el texto en tinta. Todo esto ha sido un avance fundamental. Antes dependíamos de terceras personas, ahora podemos hacer solos cosas como leer un periódico o una sentencia. El cambio fundamental es la inmediatez. Yo he vivido cada avance y he intentado estar a la última de lo que pudiera beneficiarme profesional o personalmente.
- ¿Qué ha sido lo más difícil hasta la fecha?
Sin duda, la oposición. Hay dos grandes obstáculos: los suspensos, con los que se te viene el mundo encima, y la lejanía de la fecha, que supone que el estudio sea una carrera de fondo en la que hay que estudiar todos los días, con un mismo ritmo, aunque haya altibajos lógicos.
- ¿Ha tenido el algún momento ganas de tirar la toalla?
Por supuesto. De hecho cambié de oposición, la de Abogado del Estado. El cambio de temas y de academia actuó como un revulsivo. Además, la familia, los amigos,los preparadores, te motivan. Sin embargo, yo tengo la teoría de que solamente el opositor sabe realmente lo que es la oposición.Aún así, la familia y los amigos sí que son complementos muy importantes.
- ¿Haber aprobado la oposición fue su mayor motivo de orgullo?
Es, sin duda, de lo que estoy más orgulloso. Para mí es la culminación de una etapa y el comienzo de otra: la vida laboral. Además no lo ha hecho en el cupo reservado a minusválidos. Así es. Considero que la reserva de ese cupo supone una discriminación postitiva y, al menos en las empresas públicas, deberían respetarse los principios de igualdad, mérito y capacidad. Otra cosa son las empresas privadas, en las que ha de respetarse ese dos por ciento de cupo reservado a minusválidos. El empresario noha asimilado todavía que podemos realizar un trabajo en condiciones de igualdad.
Publicado en: Archivo antiguos alumnos