En la ciencia la casualidad es algo más que una casualidad...

¿Cómo interviene la casualidad en muchos de los descubrimientos científicos que se han producido a lo largo de la historia?, ¿por qué la casualidad ha sido crucial en determinados hallazgos científicos?. A éstas y otras preguntas contesta el profesor emérito de la UAH y catedrático de Química Inorgánica, Pascual Royo Gracia, en una conferencia reciente ofrecida dentro del ciclo de conferencias programado por la Asociación de Amigos de la UAH.

El objetivo de esta conferencia no ha sido otro que explicar, de forma amena y sencilla, el método científico a un público diverso, interesado en conocer cómo a veces los descubrimientos son fruto del diseño creativo del científico y otras veces son producto de alguna casualidad.

Pascual Royo Gracia, catedrático de Química Inorgánica de la UAH.

-¿Qué poder tiene la casualidad en el trabajo científico?
-Pues yo creo que un poder relativo, porque si se analiza con detalle cualquiera de los descubrimientos científicos que se describen como casuales nos damos cuenta que, a pesar de que en cualquier ámbito de la vida existe ese ingrediente de casualidad, ningún descubrimiento científico se ha producido por accidente. Es cierto que puede influir, y mucho, pero si no hay detrás un investigador que se dé cuenta y sea capaz de interpretar lo que tiene ante sí y utilizar el método científico para desarrollarlo y seguir adelante, no sería posible ningún descubrimiento.
-De todos modos, hay descubrimientos ‘casuales’ muy interesantes...
-Sí, yo en la conferencia he contado tres ejemplos muy fáciles de entender. El primero de ellos es el descubrimiento del de la nitroglicerina en medicina. Fue una pura casualidad. El promotor de los premios Nobel, Alfred Nobel, tenía una fábrica de explosivos y el médico de la fábrica se dio cuenta de que ningún trabajador padecía hipertensión. Empezó a investigar y así, de forma accidental, descubrió que la nitroglicerina sirve para reducir la tensión arterial. De hecho, aún hoy se sigue utilizando. Pero vuelvo a lo mismo, si el médico de la fábrica de explosivos de Nobel descubrió esto fue porque descartó cualquier casualidad, porque si no hubiera reparado en el hecho de que no podía ser casualidad que ningún empleado fuera hipertenso, no habría descubierto estas cualidades nuevas del explosivo.
-Fleming es otro de los científicos más relacionados con los descubrimientos casuales...
-Sí, hasta en dos ocasiones distintas la casualidad jugó un papel interesante en sus hallazgos. Así fue en el caso de la penicilina pero también en su primer descubrimiento, la Lisozima. Fleming estaba acatarrado y estaba observando una preparación de un cultivo de su propia destilación nasal en la placa cuando derramó una lágrima encima de la placa. Aquello cambió de color y él pensó que ese cambio tenía que significar algo. Tras aplicar de forma concienzuda el método científico se dio cuenta de que la lágrima tenía una enzima que era la responsable de matar las bacterias sin atacar a los leucocitos. Así descubrió la Lisozima.
-Está claro que a veces la casualidad es importante, aunque no sea determinante
-Sí, pero yo creo que más allá de pensar que el éxito puede llegar por casualidad lo que hay que hacer es preparar a investigadores que tengan una sólida formación. Hay que enseñarles ha experimentar, a observar, a diseñar experiencias y a que sean conscientes de que se pueden equivocar. Tienen que estar preparados para desechar y buscar nuevas opciones. Si Fleming no hubiera reunido todas estas ‘virtudes’ seguro que no hubiera realizado los descubrimientos que hizo, porque es cierto que fueron fruto de casualidades, pero él estaba allí y no tiró un cultivo que podría haber pensado que se había estropeado, buscó explicaciones, formuló una propuesta y la comprobó, y eso llevó a un descubrimiento.