El catedrático Cuadrado Roura en su despacho

En su despacho, además de tratados e informes económicos, hay espacio para el humor que recoge la filosofía de este catedrático de Economía Aplicada y presidente del Consejo Consultivo de Privatizaciones. Varias fotografías de las antiguas pulquerías de México bautizadas con curiosos nombres como ‘El sol sale para todos’. Una declaración de intenciones a la que Juan Ramón Cuadrado Roura se suma. “En muchas ocasiones, los economistas tienen una visión pesimista de la realidad. Como la de los campesinos. Si la economía crece, se avisa sobre los peligros de recalentamiento; y si no crece, se acusa la gravedad de la situación o se acentúan los problemas de desigualdad que ello conlleva”. En su discurso de investidura como nuevo Doctor Honoris causa por la Universidad de Málaga, Roura defendió la labor del economista como ‘sanador preventivo’, aunque entona el ‘mea culpa’ porque nadie hubiera alertado del tsunami que se venía encima. “Los economistas, en gran medida, hemos fallado o no hemos sido tan perspicaces del alcance que iba a generar todo esto”.
Roura hace gala de su condición de profesor para explicar las causas y consecuencias de la actual crisis económica y financiera de una manera comprensible y clara, como si se tratara de una de sus clases de economía. “El clima de optimismo en España desató la locura. La gente se lanzó a comprar coches, a pagar sus vacaciones a crédito... Y esa locura es parte de nuestra crisis”.
Un país muy endeudado, con una balanza de pagos deficitaria y una economía fuertemente sustentada por el cemento y el ladrillo. De ahí que España sea uno de los peor parados de toda la Unión Europea. “En Alemania, el desempleo ha aumentado el 1%, mientras que en España ha subido casi en 9 puntos, el 18% de la población activa no tiene trabajo. Pero los que más están pagando la crisis son los autónomos”.


"Ayuntamientos y Comunidades deben podar su gasto público"

A pesar de su habilidad pedagógica, Cuadrado Roura nunca pensó en ser catedrático. No es algo que se planteó de pequeño, como una meta a alcanzar. Simplemente “cogí un tren” que se le cruzó por el camino. “Pensé en ser economista del Estado, de hecho comencé a prepararme, pero por situaciones económicas no pude continuar”. A los catorce años ya trabajaba en una gestoría. Y desde entonces no dejó de compaginar trabajo con estudios. Era lo común en aquel entonces. “En un momento determinado, me ofrecieron la posibilidad de dedicarme a la Universidad”. Juan Velarde y Enrique Fuentes Quintana son dos personas que ejercieron una notable influencia sobre él. Fue durante su estancia en la Universidad Complutense cuando surgió la oportunidad de trasladarse a la de Santiago de Compostela, “una Universidad joven, que estaba empezando”. Y decidió coger ese tren. Luego vendría la Universidad de Barcelona y la de Málaga, la que recientemente le ha homenajeado con esa distinción y de la que fue profesor durante nueve años.
“Ha sido una satisfacción personal muy importante porque son muy restrictivos a la hora de conceder esta distinción. Además, fue la primera Universidad en la que fui catedrático, en 1974. Había ganado por oposición la plaza. Era joven, la Facultad también, muy abierta y dinámica, y por eso pudimos hacer muchas cosas”, recuerda.
La crisis económica vuelve a surgir en la conversación, a insistencia de la periodista. Hay muchos interrogantes acerca del futuro, y los nubarrones no invitan al optimismo. ¿Ve los brotes verdes que el Gobierno atisba? “Fui el primero en afirmar que no los veo por ningún lado”, responde tajante. Y echa mano de los números para justificar su razonamiento.
“Todos los informes dicen que hasta el 2011 España no empezará a tener crecimiento positivo, eso significa que el PIB empezará a aumentar un poco, si estamos en el -3,5% podríamos pasar al o,5%… Eso es duro porque significa que ni en 2010 y en 2011 España va a tener una real creación de empleo. Hasta que la economía no crece alcanza el 3%, no se crea empleo suficiente para toda la mano de obra que hay”, explica.
Cuadrado Roura reparte críticas a diestro y siniestro. Al Gobierno, por no haber reconocido la crisis en sus inicios; a la oposición, por su actitud; a los sindicatos, por defender sólo a los empleados y no a los parados; y a la patronal, porque “está jugando al póquer y está envidando” al pedir un nuevo contrato que reduciría la indemnización en caso de despido a 20 días por año trabajado. “El mal está hecho, no creo que esta medida tuviera un remedio inmediato, aunque de cara al futuro podría ser bastante interesante que el despido fuera mucho más moderado y progresivo en función del tiempo que lleva en la empresa, su experiencia, etc.”
Cuadrado Roura disecciona la economía con ojo clínico. “Se están adoptando medidas de tipo paliativo; iniciativas que no generan ningún tipo de actividad productiva. Se pueden levantar una acera, crear puestos de trabajo y pagar una nómina, pero eso no genera nada más allá de la acera”, razona. El dinero, como cualquier recurso, no es ilimitado, y la hucha del Estado empieza a pesar cada vez menos. “El déficit fiscal puede llegar al 10% del PIB. Esto es una barbaridad, la crisis ha provocado en parte eso porque se aumentan los gastos sociales. Pero si a esto se añaden gastos extras, el saldo es más negativo”. Y España tiene que cumplir con un objetivo marcado por Europa. “Nos ha obligado a comprometernos que en 2012 el déficit fiscal se reduzca al 3% negativo. Estamos cerca del 10%, y es probable que el próximo también repitamos. Para reducir ese déficit fiscal, nuestra economía tendría que crecer durante tres años al 5% como mínimo. Si a esto sumas las previsiones de 2010, con un pequeño crecimiento positivo del 2%… Es imposible”.


"En muchas ocasiones los economistas tienen una visión pesimista de la realidad al advertir de los riesgos que conlleva crecer o no hacerlo"


El profesor prescribe su receta al paciente. “Hay que podar el gasto público. En muchos ayuntamientos y en la mayoría de las Comunidades Autónomas deben hacer una revisión muy en profundidad del número de personas que están trabajando en ellas, de fundaciones y empresas creadas durante los años de alegría”. Roura sabe de lo que habla. Presidente del Consejo Consultivo de Privatizaciones, sus estudios han servido para que el Estado se fuera desprendiendo de algunas empresas deficitarias. La paradoja surge cuando se baja al detalle. “El sector público que está creciendo es el autonómico y municipal”. De un total de 510 entidades del sector público empresarial, Madrid tiene 31. “Andalucía es la que más ha aumentado su INI particular, con 77 empresas, seguida de Cataluña, Comunidad Valenciana y Navarra. Pero Madrid es de las comunidades más endeudadas y no digamos el Ayuntamiento de Madrid, que ocupa con enorme diferencia la primera posición en España”, explica. De hecho, el presupuesto de las Comunidades Autónomas ha aumentado un 1,5% sobre su PIB, lo cual quiere decir que cuando la economía está cayendo, su gasto público está creciendo”.
La conversación obliga a buscar el lado positivo por algún lado. “Lo peor ha pasado ya y el ánimo de la gente se ha recuperado”. El nombre de otra pulquería mexicana resume la conversación. ‘Voy a ver si puedo’.

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