Benito Navarrete apuesta por Alonso Cano como posible autor de La Inmaculada de Velázquez
La Inmaculada Concepción es una obra de indudable valor pictórico y cultural que ha recorrido tantos kilómetros como dueños ha tenido, desde el Deán López Cepero hasta el marchante Charles Bailly. Al igual que el cuadro se encuentra a caballo entre el naturalismo y el manierismo la autoría se debate entre Velázquez y Alonso Cano. Benito Navarrete, profesor titular de la UAH de Patrimonio Cultural en la Escuela Superior de Turismo apuesta por Cano como posible autor de la obra aunque no descarta la posibilidad de que Velázquez interviniera.
Recientemente la obra de la Inmaculada Concepción ha sido adquirida por la Fundación Focus Abengoa, un organismo que junto al Ayuntamiento de Sevilla dio luz al Centro de Investigación Diego Velázquez y del que Navarrete fue nombrado asesor.
¿Por qué investigar el cuadro de la Inmaculada?
Fue un cuadro que despertó mucha expectación en 1994 cuando salió en Sothebys, una sala de subastas de Londres y de NY y donde aparecieron algunos expertos que cuestionaron la autoría. La atribución por tanto era controvertida y fue el profesor Alfonso Pérez Sánchez quien se decantó porque la obra fuera de Alonso Cano en su periodo de formación. El problema que tiene ese cuadro es que en el momento de su creación, tanto Velázquez como Alonso Cano eran alumnos del mismo profesor, Francisco Pacheco. Esto tiene un importante valor y es la razón por la que nosotros hemos rescatado el cuadro para España y le hemos traído al centro de investigación Diego Velázquez.
¿Por qué suscita tanto interés esta obra?
El interés del cuadro, más que en la autoría, reside en lo que representa la obra para la época y para la pintura española. Es un momento de tránsito entre el naturalismo y el manierismo y soy partidario de pensar que en ella trabajaron los dos artistas entre 1618 y 1620.
Claro, es muy importante para un centro de investigación como el Velazquez, tener estas obras: primero porque esta obra salió de aquí de Sevilla en el siglo XIX, formó parte de la colección del Deán Lopez Cepero, y estaba junto a La Imposición de la Casulla a San Ildefonso y ahora se han vuelto a reunir ambas obras. El hecho de volver a reunir ambas pinturas es importante.
¿Qué es lo que le lleva a uno a interesarse por una pintura y por qué intuye que la autoría reconocida no es la verdadera?
Te pones delante de la obra y te das cuenta de que es una pintura que no te deja indiferente, su calidad y fuerza lo demuestran. Por otro lado muestra bien la pintura naturalista en España. ¿Qué es lo que te hace pensar que sea una pintura de Alonso Cano o Velázquez? Los historiadores no se ponen de acuerdo. El profesor, Jonatan Brown está convenido de que es de Velázquez, Alfonso Pérez Sánchez piensa que es de Alonso Cano junto con el profesor de la Universidad de Alcalá, Antonio Martínez Ripol que se mantiene en la misma línea. Por lo tanto el debate está abierto. Pero lo que sí creo que no se debe hacer nunca es adoptar una actitud tajante y negar la voz y la pluralidad a los expertos en sus ideas.
Hace poco el Prado manifestó de manera tajante que El Coloso no era de Goya y no dio voz a otros reconocidos expertos en Goya que no trabajan en el museo. Esto lo considero un error. La universidad lo que nos enseña es que hay que respetar a la comunidad científica por igual.
Cuando se coarta la libertad de expresión o no se le da voz evidentemente se está empequeñeciendo el conocimiento.
Entorno a este mundo pictórico y de autorías certeras o no ¿merodea el fantasma de la picardía económica?
El valor económico de si es de Velázquez o Alonso Cano es diferente…, por encima de todo eso hay que situar la importancia intrínseca de la obra de arte porque representa un momento y una calidad indiscutible, es la pregunta que nos tenemos que hacer. ¿Es representativa de su época? En el caso de La Inmaculada es innegable. A mí personalmente como historiador me importa lo que la obra representa que es el debate en torno al dogma de la Inmaculada Concepción, representa por tanto su época, y nos hace ver la manera de pintar de dos artistas en un período de formación donde ya desarrollan altas cotas de calidad, en estrecho contacto con el mundo italiano, eso es lo que a mí me interesa. Eso es lo que bajo mi punto de vista le da un valor cultural a la obra que trasciende el económico.
¿Cuál ha sido el proceso de investigación?
El proceso de investigación fue bastante largo y quien lo ha realizado de forma más profunda ha sido Alfonso que publicó en 1999 un artículo documentado donde daba sus razones a alonso cano como autor de la pintura por relación con la escultura de Alonso Cano del momento, por el perfil fusiforme, por la utilización de modelos y fuentes ajenas y porque la calidad no es exactamente igual a la de la Inmaculada de la National Gallery de Londres que es de Velázquez y que se usa como elemento comparativo. Y los estudios radiográficos y dibujos subyacentes hacen ver que hay una serie de elementos diferenciadores a los que usa Velázquez en otras obras.
¿Cuál ha sido tu papel dentro de este proceso?
Rastreando modelos de Alonso Cano encontré un modelo de Rafaello Schiaminosi que es un grabado que el propio alonso cano utiliza en su obra y se ve en otras inmaculadas y es lo que le da el perfil fusiforme. Por otro lado realicé una labor documental porque encontré en el inventario de la colección del deán López Cepero de 1813 la existencia de esta pintura, lo curioso es que la pintura está como Velazquez y aparece junto a la obra de La Casulla de san Ildefonso y que el ayuntamiento de Sevilla ha depositado en el centro de investigación Velázquez. Ambas obras procedían por tanto de la misma colección y se han vuelto a reunir.
¿Qué es lo más importante para usted dentro de este trabajo como investigador?
Creo que son los alumnos quienes más se deberían beneficiar de la investigación de los profesores. La investigación ha de ir de mano de la docencia y eso los alumnos lo tienen que percibir.
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