Es tiempo de setas en la UAH
Pueden ser exquisitas en el plato o mortales por el desconocimiento, y al revés, medicinales y terapéuticas gracias a la sabiduría. Les gusta la humedad porque con ella crecen y cada vez son más los aficionados que las recolectan para consumirlas. Hablamos de setas. La UAH ha organizado unas jornadas sobre estas, a veces, ricas desconocidas y, junto a Gabriel Moreno, catedrático de la Universidad de Biología Vegetal, descubrimos los misterios y la riqueza micológica de Alcalá de Henares.
Estamos en tiempo de setas ya que estos días húmedos, propios del otoño lluvioso (aunque la primavera y el final de veranos menos cálidos y más pasados por agua, no son una excepción) hacen que los hongos proliferen y cada vez son más frecuentes las excursiones al campo, por parte de aficionados, para recolectar este rico manjar y disfrutarlo directo de la naturaleza a la mesa.
Gabriel Moreno, catedrático de la UAH de Biología Vegetal y experto micólogo, comenta que “después de las primeras lluvias y antes de que el frío del invierno llegue” es la mejor época para recoger setas. En la zona alcalaína podemos encontrar diferentes variedades como setas de chopo, champiñones, setas de cardo (conocida técnicamente con el nombre de citocybe, y una de las más buscadas) y las lepiotas en diferentes variedades.
No tendremos que ir muy lejos ataviados con la cesta (o recipientes que dejen traspirar y eviten que las setas se queden blandas) para poder coger estas especies micológicas, puesto que en ciertas partes del Corredor, acampan a sus anchas. Las riberas del Henares, el Gurugú, el Malvecino y el monte del Ecce-Homo son zonas en las que poder buscar. “Encinares, choperas, alamedas, olmedas, zonas de coníferas y campos de barbecho, son buenos lugares para recoger setas” explica Moreno, y fuera de Alcalá, uno de los sitios más ricos en micología es Guadalajara “Ahora se puede ir a buscar níscalos en los pinares y están saliendo muchos boletus por los robledales. Guadalajara es realmente rica en setas”. En la Península Ibérica hay unas 40.000 especies de setas aunque catalogadas, están cerca de 10.000, es decir, que se conoce el 25% del total. Podría decirse que es un mundo todavía por descubrir pero en España hay más tradición micológica de lo que se piensa. Como expone Moreno “puede que haya mayor o menos tradición dependiendo de la humedad, por eso en el País Vasco o en Cataluña se consumen 20 o 30 especies pero en Almería o en Cáceres también hay, lo que ocurre es que algunas zonas han usado más especies que otras”
Respeto por la micología e información, las reglas de oro
Las medidas que hay que tener en cuenta a la hora de recoger setas es una correcta identificación y recoger las que estén en buen estado, trasportándolas en lugares donde puedan traspirar. Pero como pasa con todos los recursos naturales, no son fuente inagotable y con una mala gestión pueden llegar a desaparecer. Las setas no son una excepción. “Hay que recoger lo que se vaya a consumir ya que tampoco se puede guardar mucho tiempo porque son muy perecederas” comenta Gabriel Moreno. “Las setas se mal utilizan por una afición incipiente que no está organizada. Si no las dejas crecer hasta su tamaño óptimo, ni las dejas que maduren, no se reproducen debidamente. Además, recoger setas no es destrozar el bosque. Hay gente que no respeta el resto de setas que creen inútiles y todo tienen su función en la naturaleza” Los amantes de la micología llevan algún tiempo denunciando un problema que se viene agravando en estos últimos años. El aumento de la cantidad de personas que quieren comercializar este área sin respeto, causa estragos en el hábitat: El campo aparece rastrillado; los agujeros que se hacen con las navajas, en el suelo, no se tapan y en las zonas pisoteadas, sin cuidado, por la huella del hombre, pasa lo mismo que si el mismísimo Atila hubiera hecho de las suyas.
Otro peligro latente de alguna especie de seta es la intoxicación. Cualquier seta comestible, posee al menos dos o tres especies tóxicas y este año ya se han producido varios envenenamientos. El exceso de confianza o la no información puede hacer que nos llevemos un susto, por lo que el experto recomienda apuntarse a una Sociedad Micológica, como la de Madrid o hacer algún curso como el que ha llevado a cabo la UAH esta semana. Unas jornadas dedicadas a las setas que tendrán su parte práctica este fin de semana, con una salida al campo en Guadalajara (organiza el Vicerrectorado de Postgrado y Campus de Guadalajara.) “En el grado de Biología de la Universidad para Mayores de 55, se da un curso de setas comestibles y venenosas, muy interesante para aquellos que ya estén jubilados y nunca hayan tenido oportunidad para hacer este tipo de cosas” comenta Moreno. “Ahora hay mucha comunicación en Internet, pero lo importante es ir informado y no ingerir nada de lo que no estemos seguros, si pasa, habrá que acudir a un Centro Médico, lo antes posible” concluye Gabriel.
Y es que, en cuestión de setas, en la información, la sabiduría y el respeto, está la clave. Claro ejemplo es la anécdota con la que Moreno nos despide:
“En la Boquería, un mercado de Barcelona, vi que estaban vendiendo una tipología de ramarias junto a otras especies. Las ramarias son un tipo de setas laxantes y purgantes, es decir, que tienen toxicidad porque irrita el intestino, produce vómitos, diarrea, cólicos, etcétera. Avisé a una señora que estaba comprándola y ella me dijo: “Llevo esperando todo el año a que traigan esta seta, hijo, es lo único con lo que voy bien al baño”. Pues eso.
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