¿Es todo química en el ser humano?



¿Es todo química? Dicen que el amor lo es…pero ¿y otros sentimientos, como el odio o la compasión? En esta entrevista, el profesor Alberto Domingo Galán, del Departamento de Biología de Sistemas, trata de explicarnos qué se produce en nuestro organismo y, sobre todo, en nuestro cerebro, cuando sentimos odio o felicidad.

El profesor señala que la información que está en la base del comportamiento humano, emocional o intelectual, 'reside en el inmenso ‘cableado’ y conexiones de nuestro cerebro. Por supuesto, el cerebro está hecho de materia, moléculas, sometidas a contactos y modificaciones, y fuerzas, incluso eléctricas, pero el funcionamiento de esta magnífica máquina no puede entenderse reduciéndolo a su composición. Esos sentimientos como el amor, el odio o cualquier otro son el resultado de la actividad a través de ese cableado neuronal. Las moléculas son solo el medio por el que transcurre esa actividad, no su causa o su naturaleza'.

-Profesor, ¿por qué nos sonrojamos cuando sentimos pudor o vergüenza?, ¿y por qué hay gente que se sonroja con facilidad y otras que nunca lo hacen?
-Yo solo puedo hablar desde una posición biológica. Para mí, esas sensaciones son formas complejas de procesamiento de la información en el cerebro. Se pueden relacionar muchas moléculas neurotransmisoras con diversas emociones o reacciones, como serotonina, dopamina, histamina o muchas otras, pero nada de la emoción, sentimiento, estado de ánimo o reacción depende en absoluto de su naturaleza molecular. Son simples llaves que abren o cierran puertas en el cerebro. Lo que importa de una llave es su forma y que encaje en una cerradura, no que sea de hierro, aluminio o plástico. Y la forma de estas llaves moleculares es solo el resultado de una evolución biológica, no una necesidad de determinadas propiedades de la molécula. Casi todos los neurotransmisores existen y funcionan igual en la mayoría de animales, pero no parece que tenga mucho sentido hablar de amor u odio en una mosca o una lombriz.
Por otro lado, casi todas las emociones o sentimientos humanos son adaptaciones derivadas de reacciones puramente animales. Las reacciones como la ira o el odio, pero también la empatía, la compasión o el amor, en un ambiente natural, facilitaban la supervivencia del individuo o la cohesión del grupo para una mejor defensa, o la perpetuación de la propia especie a través de la procreación. La evolución de la especie humana hacia la socialización ha revestido estas reacciones animales con un sentido ‘humanizado’. Hemos llegado a asumir que ciertos comportamientos son tan ‘humanos’ que nos sorprende verlos en algunos animales, incluso salvajes, como el cuidado y defensa de la prole, o la fidelidad de un perro con su amo, la cooperación para la caza o muchas otras.

-¿Llegaremos, algún día, a conocer los mecanismos por los que el ser humano siente estas sensaciones?
-Actualmente estamos casi en la mitad del llamado ‘Proyecto Cerebro Humano’, que se espera que sea equivalente al ‘Proyecto Genoma’ como una revolución del conocimiento biológico. Es un proyecto multinacional y multidisciplinar a 10 años que se inició en 2013 y que pretende dar un fuerte empujón tecnológico que nos permita explorar y entender el funcionamiento de esta increíble máquina. Si el resultado es incluso una fracción del conseguido con el ‘Proyecto Genoma’, en algunos años puede que estemos hablando de estas cosas de una forma totalmente nueva.