El estrés se está convirtiendo en un estilo de vida, y lo peor es que se prolonga en el tiempo volviéndose crónico. No es resultado de un acontecimiento puntual en la vida (una enfermedad grave, un despido, una separación, la muerte de un familiar cercano…), es un estilo de vida que mantiene a la persona en un elevado estado de alerta y provoca cambios fisiológicos que, a la larga, pueden acabar en enfermedad: depresión, trastornos de ansiedad, diabetes, enfermedades autoinmunes, disminución de la memoria, etc.