Conserjes de la UAH: guardianes de la historia y el presente de la universidad

La Universidad de Alcalá abre sus puertas a diario obligada a funcionar como un reloj para compatibilizar las clases con la investigación, prácticas con las reuniones y los actos institucionales con otras muchas actividades.

Para que esto sea posible es vital la función de los conserjes, que son los artífices de que la maquinaria marche perfectamente, cuidando de las instalaciones y organizando la logística de las facultades y escuelas. Pero, si además ejercen su trabajo en un edificio con siglos de historia, a sus tareas se suman otras, como la de velar por el mantenimiento del patrimonio o asistir a las decenas de curiosos que entran a diario en la UAH. conserjesden En esta entrevista, dos de los conserjes del Colegio de San Ildefonso explican cómo es el día a día en el edificio más emblemático de la Universidad de Alcalá: son José Luis Cambas Martín, jefe de conserjería de Rectorado, que lleva 31 años trabajando en la UAH y Jesús Zafra, que lleva 20.

-¿Qué supone trabajar en un edificio tan histórico? ¿Hay que tener algún cuidado especial?
-José Luis Cambas: Aunque no soy de Alcalá, llevo toda mi vida aquí, y trabajar en el edificio más histórico de la Comunidad de Madrid deja una sensación muy agradable. Más que cuidado especial, tenemos que estar pendientes de que la gente que entra en el edificio lo cuide y lo respete.
-Jesús Zafra: Hay que tener mucho cuidado sobre todo cuando se hacen obras y eventos, porque la gente quiere colocar cosas en las paredes y está totalmente prohibido. Ni las paredes ni las columnas se pueden tocar.

-¿Cuáles son las ventajas y desventajas de trabajar en un sitio así?

-JLC: Para mí la ventaja principal es que lo tengo al lado de casa, así que venir a trabajar no me supone desplazarme en coche. La mayor desventaja puede ser que desde este edificio se controla toda la universidad y a veces es complicado trabajar con tantos ojos mirándote.
-JZ: La ventaja es que es un entorno tan bonito que aunque vienes a trabajar, estás a gusto porque es un edificio que transmite antigüedad, transmite muchas cosas. Al ser un edificio antiguo, también tiene sus inconvenientes: mucha humedad, hace frío en invierno... pero son llevaderos.

conserjesden1-Cuéntennos alguna anécdota que jamás olvidarán relacionada con su trabajo.
-JLC: De la que más me acuerdo es de una ocasión en la que se hizo la grabación de un programa de cocina en este edificio y me tocó hacer de jurado. Fue un momento divertido, bastante entretenido, en el que aprovechamos para comer algo un poquito 'chic'.
-JZ: El primer año que estuve aquí, le dieron el Premio Cervantes a Miguel Delibes. Entonces yo no le conocía nada más que por los libros. Estaba un poco agobiado porque era la primera vez que estaba el Premio Cervantes, teníamos que pedir invitaciones y demás. Y se presentó aquí delante de mí de repente un señor muy alto y le pregunté ‘¿tiene usted invitación?’ y me dijo ‘creo que no la necesito’. Y efectivamente era el premiado y no necesitaba invitación.

-Dado el constante tráfico de visitantes, ¿cuáles son las preguntas más frecuentes a las que tienes que enfrentarte?
-JLC: Aquí principalmente acuden muchos estudiantes, con lo cual las preguntas vienen dadas de cara a las matrículas, a dónde acceder para poder enterarse de todo lo relacionado con su curso. Como hay un servicio de guías, no nos preguntan tampoco en excesivo cuestiones de la universidad. Sí que es verdad que cuando hay pequeños grupos de escolares que están haciendo una ‘gymkana’ o tienen algo en concreto acuden enseguida a Conserjería a preguntar cosas como ‘¿qué animal es el que está en la fachada?’ o ‘¿cuándo construyeron el pozo?’
-JZ: Como no podemos poner carteles de que no se puede subir por las distintas plantas del edificio, los visitantes lógicamente no lo saben, y nosotros tenemos que andar con cuidado para que no se suban, porque las visitas se normalmente se hacen por la planta baja. Una vez un señor vino diciendo que ‘cómo es que estaba el pozo ahí, que él había venido otras veces y que el pozo no estaba’. Entonces le dijimos ‘no, mire usted, el pozo lleva aquí toda la vida’. Nos respondió ‘mire yo he venido a algún acto y deben tener algún botón ustedes por ahí dónde el pozo se baja porque el pozo no lo he visto en el patio en otros actos que he venido’. Y la verdad es que el pozo no se baja de ninguna manera. El pozo está ahí permanente.

-Por último, desde su perspectiva ¿cómo se viven los actos tan relevantes que se organizan aquí?
-JLC: Al principio vivía un poco nervioso estar con tanta gente famosa e importante. Pero después de tantos años, terminas por acostumbrarte. Resulta curioso ver caras que estás viendo en televisión o en el cine. Hay mucha diferencia entre lo que ves y cómo son realmente en persona. Solo me he hecho foto con dos personas de las que siempre he sido muy fan: Miguel Ríos y Luis Eduardo Aute. Como además coincidieron en el mismo acto, me costó menos acercarme a ellos.
-JZ: Los vives dependiendo de si el invitado te gusta, si es de tu agrado o no. Por ejemplo, uno de los últimos en venir ha sido Forges, que es una persona que a mí me resulta muy agradable y creo que somos no amigos pero sí bastante conocidos. En esos casos está muy bien trabajar aquí.

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