La restauración de los ecosistemas dañados por el hombre no proporciona mejores resultados que la recuperación natural

Mon Apr 09 08:14:36 CEST 2018

Un estudio internacional liderado a nivel internacional por la Universidad de Northern Illinois (EE.UU), en el que participa la UAH, ha determinado que la restauración activa de ecosistemas dañados, que implica inversiones millonarias en todo el mundo para establecer medidas de mitigación, no genera una recuperación más rápida o más completa que la propia recuperación natural (sin más intervención humana que la necesaria para eliminar la causa de la egradación). La investigación se ha publicado en la revista ‘Proceedings of th Royal Society B (Biological Science’)

 

Se talan árboles en los bosques, se contaminan ríos con vertidos tóxicos, se destrozan pastizales para cultivar, se construyen presas para retener el agua… La mano humana actúa constantemente sobre el ecosistema e interviene en el devenir de la biodiversidad. Conscientes de esta situación, las actuaciones que generan la degradación del medio ambiente están sujetas en el mundo desarrollado a estudios de impacto ambiental que incluyen medidas de mitigación y de restauración.

Ahora, este proyecto, que abarca todo tipo de ecosistemas terrestres y acuáticos y todo tipo de impactos en el planeta, ha determinado que las inversiones en la restauración de los entornos dañados pueden no dar el fruto esperado y, en ocasiones, incluso, dejar a la propia naturaleza actuar es igual de efectivo que la intervención humana ‘porque actuar adicionalmente no mejora notablemente los resultados’, como señala el catedrático de Ecología de la UAH, José María Rey Benayas, que ha participado en este proyecto de investigación. Se han analizado 400 estudios que documentan la recuperación activa (aquella que incluye una intervención humana más allá de eliminar la causa de la degradación, como plantar árboles, realizar enmiendas orgánicas para los suelos, adición de microorganismos descomponedores, reintroducción de fauna, etc.) llevada a cabo en otros tantos ecosistemas perturbados de distintos tipos.

‘La principal conclusión de nuestro análisis es que, en general, la restauración activa no supone un valor añadido, ni para ninguna causa de perturbación, ni para ningún tipo de ecosistema’, indica Rey Benayas.

El profesor de la UAH estima que este estudio no rechaza de plano las actuaciones de restauración activa en los ecosistemas: ‘las medidas de mitigación siempre son extraordinariamente importantes y el análisis de este estudio lo que señala es que las medidas de restauración deben estar muy bien estudiadas para que los resultados sean óptimos. El mensaje es que se pueden estar utilizando recetas demasiado generales cuando la restauración ambiental exige unas medidas más específicas, más caso a caso’.

Otra de las conclusiones que aporta el estudio publicado es que ‘no debemos tener una actitud de cheque en blanco frente a la intervención en los ecosistemas porque una restauración activa puede arreglarlo después. Es muy importante conservar los ecosistemas que permanecen con buen estado de salud’.

En toda Europa y, desde luego en España, quedan pocos ecosistemas intactos, pero todavía se pueden encontrar en nuestro país algunos con una elevada integridad ecológica. Por ejemplo, algunos bosques maduros como el hayedo de Montejo o los pinares de Balsaín, y algunos sistemas de roquedos, que se encuentran en acantilados y macizos montañosos.