Una reflexión sobre el uso del velo islámico a través de la mirada de Isabel Cano Ruiz, experta en diversidad religiosa en la UAH

Francia volvió a estar revuelta estas últimas semanas por causa del velo islámico. Un miembro de la ultraderecha, Julien Odoul, pidió a una mujer, que acompañaba a su hijo y al resto de la clase en una visita al Consejo Regional de Borgoña Franche-Comté, que se quitara el velo islámico por considerar que llevarlo era una provocación. A raíz de este incidente, los republicanos han pedido la prohibición del uso de pañuelos en la cabeza durante las excursiones escolares y se está debatiendo en el Senado francés un proyecto de ley que ofrezca garantías de neutralidad religiosa de las personas que contribuyen al servicio público de la educación’.

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Isabel Cano Ruiz.

En la UAH, la profesora de Derecho Eclesiástico del Estado y experta en diversidad religiosa, Isabel Cano Ruiz, habla de este asunto, que florece en distintos países, incluido España, cada cierto tiempo, después de ofrecer recientemente una conferencia sobre educación y religión en las I Jornadas ‘Las Rutas de la seda y La Mujer en las Culturas del Mediterráneo’ organizadas por el Foro Pensamiento y Acción, y presididas por Federico Mayor Zaragoza y María Teresa Fernández de la Vega.

Y es que mucho se ha debatido sobre la desigualdad de la mujer en el ámbito religioso, empezando por la católica y continuando por la musulmana, entre otras, pero donde se pone el acento en los últimos años es en los derechos o la falta de derechos que afecta a las mujeres musulmanas a la hora de portar el velo en según qué entornos. En la escuela, en el trabajo, en todas las circunstancias de la vida cotidiana… La profesora de la UAH, sin entrar en el conflicto de si portar el velo es una obligación o una decisión voluntaria por parte de las mujeres, defiende el hecho de que, como la cruz para los cristianos, el velo es un símbolo de identidad religiosa que, a diferencia de la cruz, es visible siempre y, por tanto, puede llegar a estigmatizar a quienes lo llevan porque así lo han decidido. ‘Estamos hablando de que muchas de mis alumnas musulmanas que llevan el velo no podrán ejercer la abogacía con él, ni ser profesoras de Primaria, porque en un país como el nuestro, neutral en materia religiosa, está prohibido, aunque creo que desde el ámbito jurídico se podrían conciliar ambos intereses’.

Y a eso, precisamente, dedica una de sus líneas de su investigación, a tratar de lograr un encaje jurídico que no genere fricción entre el derecho a la educación y el derecho a la identidad religiosa.

Más allá de lo políticamente correcto, la experta de la UAH considera que ‘vivimos en una sociedad plural, porosa y eso significa que debemos ser conscientes de que la calle está llena de personas que deciden tatuarse, ponerse un aro en la nariz, hacerse rastas o llevar el velo, porque eso forma parte de su identidad, de cómo se sienten y quieren vivir. En este sentido, creo que en ámbitos como el educativo, siempre que nadie adoctrine a nadie, no debería prohibirse que alguien muestre una cruz cristiana o un velo islámico. Ser neutral no significa ser indiferente, y tenemos que respetar nuestro derecho a la libertad en un Estado como el nuestro, social y democrático, en el que los poderes públicos están obligados a remover los obstáculos que dificulten la plenitud de nuestros derechos’.

En opinión de Cano Ruiz, la libertad ideológica religiosa y de culto ‘protege tanto al agnóstico, al creyente como al no creyente y los intereses de todos tienen que ser protegidos y respetados’.

En España no hay una legislación sobre el uso del velo islámico en los espacios públicos, especialmente en el ámbito educativo. ‘Según la legislación estatal y autonómica, son los consejos escolares de cada centro los que tienen autonomía y potestad para elaborar sus propios criterios y normas sobre esta cuestión, siempre y cuando no vayan en contra de lo dispuesto en las leyes y lo hagan con el consentimiento de las autoridades competentes en la materia educativa, esto es, las consejerías de Educación de las distintas Comunidades Autónomas. El gobierno español, de momento, ha descartado la regulación del uso de símbolos religiosos mediante normativa legal en las escuelas españolas, ya que se trata de un problema puntual y no alcanza mayores dimensiones. Sin embargo, no podemos estar ajenos a la diversidad a la que nuestra sociedad avanza, pues se estima que el número de fieles de confesiones minoritarias en España alcanza la cifra cercana a los cinco millones y medio de ciudadanos de los que, según la Comisión Islámica de España, el número estimado de fieles musulmanes rozaba los 2 millones en 2017’.
Cano también recuerda que el artículo 2 de la Ley Orgánica 1/1996 de Protección Jurídica del Menor dispone que todo menor tiene derecho a que su interés superior sea valorado y considerado como primordial en todas las acciones y decisiones que le conciernan, tanto en el ámbito público como en el privado, destacando que entre los intereses superiores que señala esta ley se encuentran la preservación de su identidad, cultura, religión o convicciones.

La profesora finaliza con esta reflexión: ‘Si el velo se prohibiese para prevenir una situación de desigualdad entre hombres y mujeres, así como posibles presiones patriarcales y sumisión, ¿no deberíamos prohibir también las modas que influyen, a veces de manera negativa, en nuestras jóvenes? No es cuestión de considerar qué lleva quién en virtud de qué, sino de transmitir los valores del respeto y la tolerancia hacia todos los colectivos sin importar el contexto social. La manera de vestir de nuestros jóvenes también se ve influenciada por fenómenos ajenos a ellos: las tribus urbanas, las modas, la sociedad, el consumo, los influencers… La personalidad en edades en desarrollo necesita ensayar distintas identidades, ya que eso es precisamente lo que los acerca y los separa de los demás. Si esto es valorado por la sociedad de forma positiva, ¿qué es lo que cambia al tratar la cuestión del velo islámico? No debemos considerar que la religión sea ostentosa o separatista, sino que más bien es nuestra juventud (rectius: y la que no es tan joven) la que tiende a excluir el fenómeno religioso por un fracaso en la misión educativa de los centros escolares’.

 

Publicado en: Reportaje