Una de cada 3 veces que comemos pescado en un restaurante de Madrid nos dan ‘gato por liebre’

Así lo pone de manifiesto un estudio en el que colabora el investigador del departamento de Ciencias de la Vida, Alberto Jiménez Valverde. El estudio ha analizado el etiquetado del pescado y la conclusión es que el 28.12% de las muestras evaluadas se correspondían a un nombre incorrecto en el 37.5% de los restaurantes.

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 Alberto Jiménez.

En los etiquetado erróneos del pescado, no todo es atún rojo. Un estudio liderado por Jose Luis Hórreo, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), y en el que colabora el investigador de la UAH, Alberto Jiménez Valverde, ha puesto sobre la mesa un problema que no solo afecta al ámbito económico, sino que puede suponer un riesgo para la salud –por cuestiones relacionadas con intoxicaciones y alergias- y, en algún caso, también para la conservación de especies, ya que se podrían estar incumpliendo cuotas de captura de ciertas especies.

Y es que el estudio ha evidenciado que un porcentaje importante del pescado que se come en los restaurantes de Madrid no es el que se señala en la carta.
Clientes anónimos comieron en 77 restaurantes de 9 distritos y tomaron muestras en las que los investigadores han identificado, mediante análisis de ADN, que un 28.12% de las muestras no se corresponden con el pescado que aparecía en el menú.

El estudio no pone el dedo acusador en los restaurantes, porque el mal etiquetado pudo haberse producido en cualquier punto de la cadena, desde la captura de los animales hasta su venta final al consumidor, pero sí advierte de la necesidad de un análisis mayor, para atajar una indeseable situación: ‘Madrid es una ciudad importante que recibe millones de turistas. Uno de los sectores en los que estos turistas dejan más dinero es el de la restauración el cual, por otra parte, es uno de los principales motores económicos del país. Además, España es uno de los países europeos con mayor volumen de negocio en temas relacionados con el pescado. Ante la falta de un estudio similar, creímos que era importante llevar a cabo esta investigación para saber a qué se atienen los clientes que, en definitiva, son los consumidores finales y a los que les afecta de forma directa el posible mal etiquetado’, señala Jiménez Valverde.

El resultado, por sorprendente que pueda parecer, es ‘similar al encontrado en otros estudios previos realizados en Europa y Estados Unidos’, indica el investigador de la UAH, quien agrega que, más allá de las zonas muestreadas -9 distritos de la capital- los resultados indican que el mal etiquetado sucede por igual en todas las zonas, es decir, parece una práctica generalizada, aunque necesitaríamos más muestras para poder detectar pequeñas diferencias que pudieran existir’.

 

Publicado en: Reportaje