Un investigador de la UAH advierte que las avalanchas en el Himalaya van en aumento exponencial

Jaime Madrigal ha participado en la publicación de una investigación, fruto de su estancia postdoctoral en la UAH, que advierte sobre el incremento paulatino de avalanchas en el Himalaya y posiblemente en otros sistemas montañosos. El estudio se ha realizado a través de la datación de los anillos de árboles dañados por aludes en el pasado.

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Jaime Madrigal.

En la actualidad Jaime Madrigal trabaja como científico colaborador en el grupo ‘Climate Change Impacts and Risks in the Anthropocen’ de la Universidad de Ginebra, pero durante su estancia postdoctoral en la UAH, que se ha prolongado durante más de un lustro, ha llevado a cabo un estudio sobre avalanchas en el Himalaya, en colaboración con este grupo de investigación, que acaba de publicarse en la revista Proceedings of the National Academic of Science (PNAS).

El estudio utiliza una metodología basada en la reconstrucción de avalanchas a partir de anillos de crecimiento de los árboles para analizar las variables climáticas que desencadenan estos procesos al oeste del Himalaya, en la zona India. ‘La idea es datar el momento en el cual los aludes han provocado heridas y daños en el tronco de los árboles. Esto se hace datando el anillo sobre el cual se produjo el golpe de materiales arrastrados por el alud. Con una buena colección de árboles distribuidos en el espacio convenientemente, podemos estimar los cauces por los que se produjeron los aludes, la intensidad de los mismos etc’, explica el investigador.

Para llevar a cabo el estudio Madrigal ha aplicado un tipo de modelos estadísticos auto-regresivos, apropiados para analizar el papel del clima (temperaturas y precipitaciones) en el desencadenamiento de estos procesos, teniendo en cuenta la dependencia temporal que generan las avalanchas en años posteriores. ‘Los modelos auto-regresivos no se habían aplicado antes en este tipo de análisis, pero nos permitió entender que un evento de avalancha predispone a la aparición de otro, al menos durante el año siguiente. En un contexto de calentamiento como el que nos encontramos, la probabilidad de avalanchas crece exponencialmente como consecuencia del aumento de temperatura y la ocurrencia de avalanchas anteriores. Es como un proceso en cascada de eventos y factores que predisponen a otros eventos’, añade Madrigal.

En principio, si las temperaturas siguen en aumento, la probabilidad de avalanchas puede aumentar hasta el valor de 1, que designa la probabilidad máxima para la ocurrencia de un evento. ‘Esto supondría que todos los años podamos sufrir avalanchas que, en muchos casos, pueden tener consecuencias desastrosas para las poblaciones de la zona. Por otro lado, dudo que esto se pueda atajar de forma generalizada teniendo en cuenta que el desencadenante más importante es el clima. En todo caso, detener el calentamiento sería la mejor opción, pero eso parece más que complicado dadas las circunstancias políticas mundiales’.

El aumento de aludes en el Himalaya no solo es un problema ecológico, también tiene un impacto directo sobre infraestructuras, viviendas, ganado y sobre la población que habita estos lugares. ‘En concreto, las vías de comunicación hacia estas poblaciones pueden verse seriamente dañadas, más cuanto mayor sea la frecuencia de avalanchas’, estima el experto.

¿Se puede extrapolar el estudio realizado en el Himalaya a otros sistemas montañosos nevados de gran magnitud o es un caso excepcional? La respuesta a esta pregunta es compleja, pero Madrigal se atreve a aventurar que, ‘en la medida en la que los factores de predisposición sean climáticos (calentamiento global), los resultados podrían ser, sino extrapolables directamente, sí al menos tomados en consideración y evaluados en otras partes del mundo’.

Más allá de esa pregunta de difícil respuesta, el investigador advierte que las consecuencias del calentamiento global del planeta se van acumulando en todos los sentidos: ‘el aumento de impactos y riesgos es algo que ya atañe de forma clara y directa a los intereses económicos y sociales de las poblaciones humanas, al bienestar e, incluso, en los casos más severos, a la supervivencia. Es algo que debería instalarse en el subconsciente colectivo (o en el consciente directamente) para entender que el calentamiento no es un producto de marketing o un mensaje ecologista sino un proceso que está ocurriendo y que muestra ya sus efectos por todo el mundo. En definitiva, es un problema global que sólo puede solucionarse con maniobras políticas globales’, concluye.

Publicado en: Reportaje