Pequeños gestos para favorecer grandes cambios en el medio ambiente

El último informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC) ha confirmado que la Tierra podría alcanzar el límite de 1,5 ℃ por encima de la temperatura de la época preindustrial en el año 2030. Y, si eso se produce, advierten que el planeta empezaría a sufrir cambios irreversibles.

Ese principio del fin del que muchos hablan podría tener fecha en el calendario: 2030. Al menos, eso es lo que constantemente advierten informes realizados por entidades tan contrastadas como la ONU. Y, aunque nos parezca que esta situación se escapa de las manos de los ciudadanos de a pie y solo puede ser revertida por los mandatarios a nivel internacional, lo cierto es que pequeños gestos cotidianos pueden ser también trascendentales para frenar este gravísimo problema

A continuación, el profesor del departamento de Ciencias de la Vida, José Vicente de Lucio, aporta algunas recomendaciones

-Comer de otra manera: comiendo productos de temporada, productos locales –que eviten el transporte y su impacto-; reducir el consumo de los alimentos procesados y envasados o comprar alimentos a granel.

-En cuanto a los residuos: generar el mínimo de residuos posible. Y eso pasa por el uso racional de elementos como la ropa, el plástico o el vidrio. Supone reutilizar al máximo posible una bolsa de plástico o una botella de vidrio y, una vez que se decide finalizar el consumo, depositar este tipo de objetos en los contenedores adecuados.

-Minimizar el gasto de energía: eso implica también un cambio en el estilo de vida. Usar transporte público, la bicicleta o nuestros propios pies para desplazarnos; bajar la temperatura de la calefacción y elevar la del aire acondicionado o, incluso, no utilizarlo si no es estrictamente necesario (es muy habitual abrir una ventana cuando hace demasiado calor en un espacio, cuando lo lógico sería cerrar el radiador). Evitar ‘sobreviajar’, ya que las nuevas tecnologías permiten reducir el número de traslados

-Procurar un buen aislamiento a la hora de construir o reformar las viviendas, ya que una casa bien aislada requiere de un menor gasto energético.

-A la hora de comprar productos, tener una mayor responsabilidad ambiental. Por ejemplo, al adquirir las prendas y el número de veces que las utilizamos, porque la producción textil también genera impacto.

-Pero, como señala el profesor de la UAH, lo primero y básico es que ‘los comportamientos proambientales deben ir acompañados de un cambio cultural y de conciencia sobre cómo somos y cómo estamos viviendo en sociedad y qué exigimos a nuestros mandatarios’ Comer de otra manera, comprar de otra manera, cambiar el concepto de lo que es basura, en definitiva, también implica un cambio de pensamiento sobre nuestro modo de ser y estar en el mundo.

infomediambienteden

 

 

Publicado en: Reportaje