¿Las plantas pueden sufrir estrés?
La respuesta a esta pregunta es sí, de hecho el Grupo de Investigación que dirige Leonardo Casano estudia la respuesta de los vegetales al estrés, algo que es difícil de controlar y paliar y que está afectando a la biodiversidad vegetal.
Como él afirma, ‘nuestro grupo se dedica a estudiar lo que dentro de la Fisiología Vegetal se conoce como ‘Fisiología del estrés’ que básicamente consiste en determinar cómo las plantas responden frente a condiciones ambientales desfavorables. Desde hace más de diez años hemos enfocado nuestro trabajo a la Fisiología del estrés de los líquenes y especialmente de las algas que forman parte de estos organismos simbióticos. Evidentemente, se trata un grupo de vegetales muy poco estudiado, en comparación con las plantas vasculares y especialmente las de interés agrícola, pero que presenta una amplísima distribución geográfica ya que los encontramos en todos los ecosistemas terrestres y son capaces de tolerar las más variadas situaciones adversas, incluso extremas. Por eso creemos que podemos encontrar en los líquenes algunos mecanismos de tolerancia al estrés diferentes a los conocidos en el resto de los vegetales’.
Y es que las plantas son esencialmente inmóviles, cuya estructura y funcionamiento ha evolucionado para poder responder a unas condiciones ambientales: régimen de temperaturas, de precipitaciones, horas e intensidad de luz, presencia de otros organismos, etc. bastante reproducibles en términos históricos, pero que son muy variables en el corto y el mediano plazo. Por ejemplo, pensemos en cómo de diferente será la intensidad de la luz que llega a una planta a lo largo del día, o qué distinta será la cantidad de agua disponible entre una lluvia y otra o entre las diferentes estaciones.
El estrés puede provocar una alteración en el funcionamiento normal de la planta y, generalmente, una respuesta defensiva por parte de la misma. Dentro de los principales factores de estrés abiótico encontramos: la sequía, temperaturas extremas, exceso de luz, salinidad en el suelo, presencia de contaminantes, etc. La competencia con otras plantas, la acción de microorganismos patógenos, y de predadores, etc., son los principales factores de estrés biótico.
Grupo de investigación 'Respuestas de las plantas a condiciones de estrés' |
Como explica el profesor, en España tenemos una gran diversidad de ecosistemas y por lo tanto de condiciones ambientales potencialmente adversas, ‘pero probablemente el estrés de mayor impacto sobre las plantas es el causado por la escasez de agua, asociado en muchos casos a la salinización de muchos suelos, sobre todo, de regadío. Este es un gran problema a escala mundial, no solo español. Por ello, la comunidad científica tiene un gran interés en estudiar los mecanismos de tolerancia al estrés hídrico, y, en este contexto, nuestro grupo de investigación en conocer cómo algunos líquenes y sus algas son capaces de deshidratarse y rehidratarse diariamente, sin perder su vitalidad’.
Ante todos estos agentes que la pueden mermar, lo más probable es que cualquier planta, durante la mayor parte de su vida, se esté enfrentando a una situación estresante, es decir, se encuentre en una condición ambiental que podría afectar negativamente a su funcionalidad y eventualmente a su supervivencia. Por ello, como afirma Casano, a lo largo de la evolución, las plantas han desarrollado diversos mecanismos de tolerancia, resistencia, e incluso evasión, a distintos tipos de estrés.
Los efectos de estas situaciones adversas o estresantes se están agudizando como consecuencia del calentamiento global, por lo que los mecanismos ‘anti-estrés’ desarrollados por muchas especies de plantas están siendo sobrepasados por el cambio climático, con la consecuente pérdida en la productividad de los cultivos y en la biodiversidad vegetal.
‘En términos generales y en ambientes naturales, es extremadamente difícil, si no imposible, prevenir los efectos negativos de cualquier tipo de estrés, ya que la intensidad de estos efectos dependerá de la intensidad y duración de la situación de estrés y la capacidad de respuesta defensiva las plantas’ explica Leonardo. ‘En ecosistemas modificados por el hombre como un campo agrícola y en una situación concreta, con un cultivo que tiene una genética y fisiología concreta, solo podríamos actuar sobre el factor ambiental. Por ejemplo, si una planta cultivada manifiesta síntomas de estrés por riego insuficiente, podríamos mejorar la situación, regando. O si se presentan condiciones favorables para el desarrollo de un patógeno se podrían hacer tratamientos preventivos para evitar dicho desarrollo’ afirma.
Publicado en: Reportaje