El ‘milagro portugués’, ¿un espejismo?

No todas las noticias sobre Economía son malas. En el desierto de la austeridad europea ha surgido un oasis llamado Portugal, que está dejando perplejos a propios y extraños. La fórmula no es nueva: el gobierno portugués, dirigido por el socialista Acosta, ha incrementado en los dos últimos años el gasto público, ha subido los salarios y las pensiones, fomentando con ello el consumo privado y el incremento de los ingresos vía impuestos en las arcas del Estado. Y todo ello, cumpliendo e incluso superando los objetivos de déficit establecidos por la Unión Europea en 2016.

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Juan Luis Santos.

Pero ¿es sostenible esta fórmula? ¿los países europeos y, más concretamente España, deberían subirse al carro de las políticas económicas de Portugal? El investigador del Instituto Universitario de Análisis Económico y Social de la UAH (IAES) Juan Luis Santos pone ‘peros’ y matizaciones al crecimiento económico del país vecino y opina que las políticas económicas emprendidas por Portugal no serán sostenibles a largo plazo, ya que ‘el principal motor del gran crecimiento que ha tenido la economía portuguesa en los últimos cuatro trimestres (2,8%) se está centrando en un aumento del gasto público y una reducción también muy grande de la inversión pública (28,9% de descenso en 2016) y esta falta de inversión pública, sumada a que la partida de los Fondos Europeos para Portugal en 2016 disminuyó hasta la mitad, afectarán a largo plazo al crecimiento de Portugal’.


Santos recalca que las fórmulas mágicas no existen, ni para unos ni para otros. ‘Portugal se enfrenta a los mismos problemas que afronta España y otros países del entorno europeo: la reducción del déficit público. Portugal, en 2016, superó sus objetivos de déficit y lo redujo hasta el 2,1%; igual sucedió en España donde, con políticas distintas, logramos reducir el déficit hasta el 4,3%. Pero la diferencia es que mientras que en España disminuimos el gasto público, ellos lo han incrementado, a costa de la inversión pública. Y ese, a mi modo de ver, no es un camino que garantice la consolidación del crecimiento económico’.

En Portugal, el incremento del gasto público ha generado un aumento del consumo público que ha redundado en ingresos más altos para la recaudación del Estado. ‘Es un milagro a corto plazo. Se trata de un efecto keynesiano ya conocido, pero si no cambian las tendencias y no se desvían fondos para incrementar la inversión, esta situación de Portugal será un espejismo’, agrega.

Un espejismo que puede afectar también a España y sus políticas de austeridad. ‘Aquí se está apostando por la inversión más que por subir el gasto público. El resultado, sin embargo, puede ser también contraproducente, porque ahora no se necesita tanta mano de obra para desarrollar las inversiones. Con lo cual, la riqueza se va a los beneficios empresariales y no a los trabajadores’, explica el investigador de la UAH.

Sea como fuere, con políticas distintas, ambos se enfrentan a los mismos problemas: un elevado paro juvenil, una población cada vez más envejecida, una deuda pública elevada (más elevada, si cabe, en el caso del país vecino (130,5% del PIB, frente al 100,4% del PIB en España). Y lo que parece claro es que ‘ahora mismo la austeridad por sí sola no genera crecimiento, no es positiva, pero hay que plantearse cuánta austeridad necesitamos y en qué partidas establecemos un gasto mayor’.

 

Publicado en: Reportaje