La Manzana Fundacional Cisneriana, cinco claves para conocerla mejor

Hace unos meses la Comunidad de Madrid ha declarado Bien de Interés Cultural a toda la Manzana Fundacional Cisneriana, un recinto que ya fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1998 y lleva más de un siglo ‘protegido’ en distintos niveles por su valor histórico y artístico.

 

Como cuenta la historia, a finales del siglo XV Alcalá era una población próspera en la que funcionaban algunas cátedras del Estudio General de 1293 y era visitada con regularidad por la corona, la nobleza y la curia toledana. En aquel contexto, el cardenal Cisneros, preocupado por reformar la iglesia española y formar funcionarios para atender los territorios de América, obtuvo en 1499 la autorización del papa Alejandro VI para fundar una nueva universidad.

Guiados por la mano de José Luis de la Quintana, arquitecto de la OGIM, caminamos por la Manzana Cisneriana para saber qué edificios la conforman y qué implica la declaración de BIC.

Lo primero, los edificios que la conforman
Cisneros ubicó su universidad en el recinto amurallado por el arzobispo Carrillo en 1454, al este de la actual plaza de Cervantes, entre ésta y las actuales calles Libreros, Azucena y Colegios, conformando la que puede considerarse como la primera ciudad universitaria proyectada ex profeso en la Edad Moderna. La organizó con 17 manzanas para colegios menores en torno al Mayor de San Ildefonso, que regiría la institución desde la manzana central a la que llamamos ‘fundacional cisneriana’. Sus límites son las plazas de Cervantes y San Diego, el callejón de San Pedro y San Pablo, la calle Colegios y el callejón de Santa María. En este entorno se levantaron los primeros edificios universitarios, como el Colegio Mayor de San Ildefonso y la capilla de San Ildefonso. En la actualidad también se integran en esta Manzana el Colegio de San Jerónimo o Trilingüe, con el Paraninfo y la Hostería del Estudiante; el edificio de la Madre de Dios (hoy colegio de abogados), el de Santa Catalina, la antigua hospedería universitaria, el antiguo colegio de Santo Tomás (antiguo hotel Cervantes), el Círculo de Contribuyentes, la edificación de la Plaza de Cervantes 8 y el colegio de San Pedro y San Pablo. Además, forman parte de la Manzana fundacional los patios de Filósofos y de las Lenguas.

Qué implica la declaración de BIC
El valor histórico y cultural de la Manzana Fundacional ha permitido que desde hace más de un siglo haya gozado de una protección especial, ampliada a lo largo de los años. Así, el 19 de marzo de 1914, la fachada y la primera crujía del Colegio Mayor de San Ildefonso fueron declarados Monumento Nacional. Más tarde, en 1968, el centro de Alcalá, en el que se enclava la manzana, fue declarado Conjunto Histórico y el 2 de diciembre de 1998, la Universidad y el recinto Histórico de Alcalá fueron declarados Patrimonio Mundial. Todo eso mejoraba la tutela de la Manzana Fundacional, pero no garantizaba para todos sus edificios la máxima protección prevista por la Ley del Patrimonio Histórico Español para los bienes que, por su valor singular, son declarados de Interés Cultural, ya que ninguno de ellos gozaba de esa calificación.

La declaración de un edificio o conjunto de edificios como BIC implica que la Administración Pública pueda invertir recursos económicos en su conservación, pero también que sus propietarios tengan ciertas obligaciones. Entre ellas, las prohibiciones de superponer símbolos, rótulos, señales, antenas o cables, o de acometer obras sin autorización de los organismos competentes, en nuestro caso, de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, a la que se le debe facilitar su inspección. También, dado su valor cultural, deben facilitar su visita pública y su estudio por los investigadores. Además, un BIC no se puede desplazar, salvo fuerza mayor o interés social. y no se pueden realizar obras en el entorno afectado por la declaración sin la autorización de los citados organismos competentes, lo que garantiza el mantenimiento respetuoso de su entorno.

El papel de la Sociedad de Condueños en la conservación y protección de la Manzana Cisneriana
La Sociedad de Condueños de los Edificios que fueron Universidad, fundada en 1850 por vecinos de Alcalá, fue la primera sociedad privada española defensora del Patrimonio. En 1851 adquirió la Manzana Fundacional al conde de Quinto por 90.000 reales, evitando su desaparición tras la Desamortización de 1836. Desde entonces la ha protegido y conservado, ocupándose de mantener siempre su uso docente. Por ello solo la ha cedido a instituciones como la Academia de Caballería (1850-1852), las Escuelas Pías (1861-1931), el Instituto Complutense de Enseñanzas Medias (1931-1943) y el actual Instituto Nacional de Administración Pública, desde 1959 hasta nuestros días.

Desde 1984, la Sociedad arrienda a la Universidad el Colegio Mayor de San Ildefonso (aunque el INAP mantiene el uso las estancias de la segunda planta), el patio de las Lenguas, la capilla de San Ildefonso, el antiguo Colegio y posterior hotel de Santo Tomás, parte de la antigua Hospedería universitaria, el colegio de Santa Catalina, el Paraninfo, los patios Trilingüe y de Filósofos y el Colegio de San Pedro y San Pablo. Una placa de bronce en el patio de Santo Tomás de Villanueva del Colegio Mayor de San Ildefonso conmemora y expresa el agradecimiento de la Universidad a los Condueños.

Una manzana utilizada por otras entidades, además de la UAH
La Hostería del Estudiante, el segundo Parador de España, inaugurado en 1930 y utilizado por la Red de Paradores, ocupa parte del antiguo colegio de San Jerónimo o Trilingüe. Además, el colegio de abogados está instalado en el antiguo colegio de la Madre de Dios. Finalmente, el Circulo de Contribuyentes y el edificio de la plaza de Cervantes 8 son los otros dos edificios de la Manzana no utilizados por la Universidad.

El impacto de la Manzana Fundacional en el devenir histórico de Alcalá
A lo largo de los años de esplendor de la universidad, la actividad desarrollada en la Manzana Fundacional integró a todas las clases sociales, impulsó la vida de la ciudad y fue fundamento intelectual del Estado español y foco de difusión de la cultura europea, gracias a los dirigentes que formó y a la exportación de sus modelos docente, social y urbanístico a las numerosas universidades americanas fundadas según su Fuero Nuevo.
Desde ella se dirigió la elaboración de la primera gramática de una lengua romance, el castellano, definiendo el arte de hablar como instrumento al servicio de los ‘Studia Humanitatis’ e iniciando la tradición cultural y científica de las gramáticas y diccionarios modernos.

En ella se publicó la Biblia Políglota, un verdadero monumento tipográfico que estableció las bases del análisis lingüístico y la estructura de los diccionarios actuales y en ella se editaron las Leyes Nuevas de Indias, producto de la ciencia jurídica desarrollada en la Universidad.

Ese formidable Patrimonio fue cultivado y enriquecido por intelectuales como el cardenal Cisneros, santo Tomás de Villanueva, san Ignacio de Loyola, santa Teresa de Jesús, san Juan de la Cruz, Fray Luis de León, Elio Antonio de Nebrija, Tirso de Molina, Félix Lope de Vega, Francisco de Quevedo, Pedro Calderón de la Barca, María de Guzmán, Francisco Vallés, Mateo Alemán, Antonio de Covarrubias, Benito Arias Montano, Francisco Suárez, Ambrosio de Morales, José de Calasanz o Gaspar Melchor de Jovellanos.  Y en sus realizaciones artísticas participaron maestros como Pedro Gumiel, Rodrigo Gil de Hontañón, Luis de Vega, José de Sopeña, Juan de Borgoña, Domenico Fancelli, Bartolomé Ordóñez, Nicolás de Vergara el viejo y Nicolás de Vergara el joven y Juan Francés. El éxito de la empresa convirtió a Alcalá en sede de una aristocracia intelectual que tuvo gran protagonismo en el Siglo de Oro español y contribuyó al avance del pensamiento occidental.

 

Publicado en: Reportaje