Val Marchante, de la UAH, publica un libro para contar su experiencia a la hora de afrontar el cáncer de mama

Coincidiendo con la conmemoración del Día Mundial contra el Cáncer, el día 4 de febrero, esta entrevista es un reconocimiento a todos los profesionales que luchan contra la enfermedad y a todas las personas que la padecen o la han padecido. El libro se titula ‘El cáncer de mama pasó por mi vida. Elijo vivir’ y es un diario personal que pretende convertirse en un halo de esperanza.

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 Val Marchante.

La portada del libro de Val Marchante, secretaria de dirección en la Vicegerencia de Recursos Humanos de la UAH, es un paisaje, una fotografía realizada por su hijo que muestra un camino empedrado en un entorno rural hermoso, culminado por el horizonte. Así es como ella entiende su enfermedad. En diciembre del año 2016 el cáncer de mama llegó a su vida por sorpresa, como siempre llega, y su vida cambió. Ahora ha escrito un libro que pretende ser una guía de ayuda para todas las mujeres que se enfrenten a este camino pedregoso en algún momento de su vida. Porque sí, al final del camino, hay horizonte, hay futuro.

-¿Cómo surge este libro?
-Nunca pretendí escribir un libro, pero yo, como terapia personal, he ido escribiendo cómo me sentía y qué me ocurría a lo largo de todo el proceso, desde que me detectaron la enfermedad hasta que finalizó el tratamiento. Mis sensaciones, mis sentimientos, las pruebas, la intervención, la quimio... Cuando estaba acabando la quimioterapia me di cuenta de que mi experiencia podría servir a todas las mujeres que, como me ha ocurrido a mí, cuando se enfrenten a la enfermedad se sientan perdidas y quieran disponer de información adecuada y prepararse física y anímicamente para lo que tienen que superar. Y así surgió este libro.

-¿Qué pueden encontrar los lectores en sus páginas?
-Es una especie de radiografía de cómo yo he vivido la enfermedad, desde que me diagnostican el cáncer, justo a comienzos del año 2017. Para mí ese momento es un antes y un después, porque te quedas destrozada, hundida, te preguntas por qué te tiene que ocurrir a ti. Sin embargo, como yo digo en el libro, solo me di 24 horas para llorar; después, todo el camino ha sido de superación, de asunción de la situación y de aceptar lo que sucede.

-¿Qué ha sido lo más difícil en todo el proceso de la enfermedad?
-Para mí lo más difícil de afrontar es el momento que te dicen que tienes un cáncer. Yo pensé, ‘no, a mí no me toca esto. Yo no fumo, no bebo, hago ejercicio… ¿por qué me ha tenido que tocar a mí’. Pero me tocó. Es cierto que yo no he sufrido una mastectomía, que también debe ser difícil para cualquier mujer, pero otro momento complicado es el tratamiento de la quimioterapia y lo que éste genera.

-‘A mí no me tocaba, pero me tocó’, acabas de decir… Nos puede tocar a todos, en cualquier momento de nuestra vida ¿qué recomiendas?
-En mi caso concreto, recomiendo a las mujeres que se miren, que se toquen, porque es esencial para una detección precoz. Y luego, aunque el diagnóstico sea duro, hay que pensar en positivo y seguir con nuestras vidas: debemos mantener en la medida de nuestras posibilidades nuestras rutinas, nuestros hobbies, adaptándonos siempre a las nuevas necesidades. Pero adaptarse no es ‘ya no puedo’, si no amoldarse sin victimismo. Lo que no se puede hacer, no se hace; si el dolor nos vence, pues nos tumbamos y dejamos pasar el día y que el dolor se apacigüe; pero si el día sale luminoso, me voy a pasear y continúo con mi vida.
Y que se apoyen en la familia, en los amigos, en los equipos médicos que las atienden. Que se quejen cuando sea necesario, que expresen todo lo que sienten, pero que esos desahogos sirvan para avanzar, siempre.

 

Publicado en: Entrevista