Una investigación en la que participa la UAH alerta sobre la presencia de microplásticos en el aire
Roberto Rosal y Carlos Edo son dos investigadores de la Universidad de Alcalá que han descubierto que estos plásticos tan pequeños quedan en suspensión en la atmósfera y pueden viajar grandes distancias hasta depositarse en el suelo. Además, su concentración en ciudades es hasta 10 veces superior que en zonas rurales.
- ¿En qué ha consistido vuestra investigación?
La universidad de Alcalá y la Universidad Autónoma de Madrid, en colaboración con el Centro de Astrobiología, el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) y el 47 grupo mixto de las Fuerzas Aéreas ha realizado una campaña de vuelos sobre distintas localizaciones urbanas, como las ciudades de Madrid y Guadalajara, y algunos ambientes rurales de Castilla-La Mancha cuyo objetivo ha sido la detección e identificación de microplásticos en la atmósfera. El resultado final es el artículo Occurrence and transport of microplastics sampled within and above the planetary boundary layer publicado en la revista científica Science of the Total Environment.
Hasta la fecha existían unas pocas evidencias indirectas de la presencia de estos materiales en altitud ya que únicamente se habían realizado estudios de depósito cerca del suelo. Este trabajo aporta la primera evidencia directa de la presencia de los microplásticos en la atmósfera aportando una nueva visión de la capacidad de estos contaminantes para alcanzar grandes alturas llegando a recorrer grandes distancias de más de 1000 km.
Los resultados, muestran que los microplásticos están presentes a gran altitud y que son más abundantes sobre las zonas urbanas, donde se podrían alcanzar una concentración de más de diez microplásticos por metro cúbico de aire.
-¿Cómo han llegado tantos plásticos a la atmósfera? ¿De dónde provienen?
Hasta la fecha se han hecho gran cantidad de estudios de presencia de microplásticos en distintos ambientes cuyo origen en muchos casos parece claro. Hablamos de la presencia en playas, cuyo origen es una mala gestión de residuos; de plástico en ríos y lagos, cuya salida puede ser vertido directo o de las depuradoras presentes en el ciclo del agua. Sin embargo, los microplásticos también se han detectado en lugares que están alejados de fuentes claras que podrían provocar que acabaran allí. Tal es el caso de los microplásticos encontrados en lugares remotos como la Antártida o las Fosa de las Marianas.
Este estudio arroja luz sobre cómo pueden llegar hasta allí, pues aporta información clave de que los microplásticos podrían ser transportados grandes distancias por la atmósfera hasta esos lugares. Los factores que afectan a esa forma de viaje y que hacen que acaben en esos lugares está aún en estudio. Lo que sí sabemos es el origen: la actividad humana. Es clave tomar conciencia de ello para desarrollar materiales más duraderos cuyos residuos no generen estos problemas.
Fotografías tomadas durante los vuelos. Izquierda: Castillo de Puebla de Almenara (Castilla La-Mancha). Derecha: Plaza de Castilla, Ciudad de Madrid. Fuente (Autores) |
-¿Cómo puede afectar a los seres vivos su presencia?
Estamos ante una temática que es bastante reciente, la presencia de microplásticos en la atmósfera lleva bajo investigación no más de 5 años. Gracias a nuestra investigación se ha conseguido determinar su presencia en altitud y se empieza a entender el papel que podría a jugar en su transporte. La atmósfera se está revelando como una de las vías principales de entrada de microplásticos en ecosistemas remotos. Allí donde habitan seres vivos únicos podrían provocar daños físicos, liberar componentes químicos o servir de entrada para microorganismos patógenos modificando las poblaciones presentes en el ecosistema.
Fotos de algunos de los microplásticos encontrados en la atmósfera al microscopio. A. Fibra de Acrílico, B. Fibra de Poliamida. C. Fragmento de Polipropileno. Fuente (Autores) |
-¿Existe alguna alternativa para evitar que sigan en aumento?
La principal alternativa es siempre la misma, utilizar los materiales de plástico de forma adecuada. El plástico no es malo, es un material muy útil para nuestra vida cotidiana, pero hay que potenciar su uso con garantías, reducir la cantidad de plástico, sobre todo el de un solo uso, que ya es un paso muy importante. Esto, junto con la correcta gestión de sus residuos para minimizar al máximo su presencia en lugares inadecuados, parece ser las claves para reducir la aparición de los microplásticos en el medio ambiente.
Publicado en: Entrevista