Una exalumna de la UAH, Almudena López de Rego, habla de lo que nos puede ‘envenenar’ en nuestras casas y cómo prevenirlo

Almudena López de Rego estudió Arquitectura en la UAH, ‘una escuela joven y con mucho potencial’, como ella misma dice. Se ha especializado en ahorro energético y energías renovables y avanza en su camino profesional por rutas en las que investigar cómo mejorar los edificios en términos de salud y bienestar.

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Almundena López de Rego.

Ella, que trabaja ahora como responsable de la oficina técnica de la empresa danesa VELUX, señala que desde que investiga en ese ámbito de la salud, el confort y la eficiencia energética en la edificación, la Arquitectura ‘tiene una nueva dimensión, incluso más bonita que antes, con más que aportar, pero también con más responsabilidad con el cliente y con la sociedad’. En esta entrevista habla de cómo debemos actuar para no ‘contaminarnos’ en casa y otros espacios interiores, donde pasamos más del 90% de nuestro tiempo.

-Almudena, háblanos de tu paso por la UAH
-Reconozco que el antiguo convento que ahora sirve de Escuela es un espacio muy inspirador y el hecho de estar en el centro histórico de Alcalá tiene su encanto como escenario para esta aventura. Mi paso por la UAH fue familiar y entrañable, con clases pequeñas y mucha cercanía con los profesores. El nivel de trabajo fue muy alto, pero yo creo que sin duda nos preparó para lo que un estudio iba a esperar de nosotros al salir. Como en todas las carreras universitarias, llegas al mundo laboral con todo por aprender, pero la capacidad de trabajo y ciertas habilidades adquiridas te hacen productivo desde el principio.


Según vuestro estudio ‘The Indoor Generation’, pasamos más del 90% de nuestro tiempo en espacios interiores. ¿Qué impacto tiene en nuestra salud? ¿En qué medida puede afectar a nuestro aprendizaje?
-Llevamos cientos de miles de años adaptando a nuestro cuerpo a vivir al aire libre, fundamentalmente, y de repente, en apenas 200 años, las cambiamos radicalmente, pasando casi todo el día en espacios cerrados). Recibimos niveles de iluminación hasta mil veces inferiores que antes, respiramos 15.000 litros al día de un aire muy contaminado y hemos perdido todo contacto con la naturaleza. El efecto se da sobre todo en enfermedades respiratorias (como el asma y el EPOC), el gran aumento de las alergias, el Trastorno Afectivo Estacional y otras formas de depresión y malestar.
Por supuesto, esto afecta a nuestra capacidad de concentración y de atención, disminuyendo la productividad y ralentizando el aprendizaje en los niños. Hay muchos datos al respecto que cuantifican esta reducción en alrededor del 15%.

¿Qué nos envenena en nuestra propia casa, Almudena? ¿Somos conscientes de ello?
-Los muebles, la ropa, los materiales de acabado, los productos de limpieza e incluso nosotros mismos. Todo lo que sucede en el interior de un edificio está viciando el aire: el agua de la ducha, los vapores de la cocina, el CO₂ que emitimos, las velas, los ambientadores y casi cualquier actividad que desarrollemos en el interior. No estamos hablando necesariamente de sustancias muy tóxicas, pero el hecho de que todo eso se quede dentro flotando en el aire hace que ese aire no sea saludable.
Se trata de un problema con una solución muy sencilla; como siempre lo más difícil de todo es reconocer que hay un problema. Desafortunadamente, creo que muy poquitos son conscientes.

-¿Cómo podemos prevenir este tipo de cosas o, al menos paliarlas?, ¿cómo hacemos para que nuestras casas estén menos contaminadas con la polución o con las sustancias que emiten pinturas, lacados de muebles, etc?
-La solución es tan sencilla que nuestras abuelas ya se la sabían: sólo hay que ventilar. La única manera de eliminar esas toxinas es renovar el aire con aire de fuera. Los habitantes de ciudades creemos erróneamente que el aire de la calle está muy contaminado, sin embargo, el aire interior llega a estar hasta cinco veces más contaminado que el exterior.
Por otro lado, hay cierto miedo a ventilar por limitar la factura de la calefacción. Si ventilamos tres o cuatro veces al día en periodos durante unos diez o quince minutos mejora radicalmente la calidad del aire de casa sin tener apenas que notarse en el consumo energético. Se trata de abrir las ventanas correctas para crear una corriente de aire que evacue el aire de toda la casa lo antes posible, sin dar tiempo a que se enfríen realmente las paredes y el suelo.

-En la época efervescente de la conectividad en todos los ámbitos de nuestra vida diaria, ¿cómo la tecnología y las casas inteligentes cambiarán nuestra manera de vivir en el hogar?
-Tenemos una imagen de las casas inteligentes muy asociada al lujo y la comodidad. El verdadero papel que deben jugar está mucho más relacionado con lo que hemos estado hablando: sensores y mecanismos que se encarguen de que el aire esté limpio, de que la temperatura sea la óptima y de que el nivel de iluminación sea confortable.
Hay muchos productos de domótica que ofrecen todo tipo de atractivos; lo importante es que no dejen fuera la apertura y cierre de ventanas, persianas y cortinas, el control de la calefacción y que cuenten con sensores interiores de temperatura, humedad y CO₂. De nada nos sirve un sistema que puede accionar todos los elementos de la casa si no tiene en cuenta lo que está pasando en el interior.

-¿Qué significa ‘diseña para la vida’, un lema que se incluye en muchas de tus ponencias?
-‘Diseña para la vida’ es el título que engloba todo de lo que suelo hablar, siempre enfocado a cómo conseguir espacios interiores más saludables y sostenibles. Quiere hacer hincapié en que las decisiones que tomamos al hacer un proyecto no solo construyen un espacio, sino que van a constituir un hábitat, donde el usuario debe poder vivir cómodamente a nivel biológico, minimizando los efectos de nuestro salto a la vida en espacios interiores.
‘Diseña para la vida’ es una invitación a que el arquitecto asuma la responsabilidad e incorpore en los factores determinantes del proyecto consideraciones de salud y confort que garanticen el acceso a la luz natural, un aire interior de calidad, el confort visual, temperaturas confortables o la conexión con el exterior. En definitiva, que diseñe para la vida que se va a hacer en el interior.

 

Publicado en: Entrevista