Un estudio realizado por la UAH analiza el valor económico de los servicios que presta la BNE

Esta investigación pone en evidencia que la Biblioteca Nacional de España (BNE) devuelve a la sociedad, multiplicada por cuatro, la inversión que recibe de los Presupuestos Generales del Estado para la prestación de sus servicios.

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Juan Carlos Jiménez.

El estudio está dirigido por el profesor del Departamento de Economía de la UAH, Juan Carlos Jiménez, que explica en esta entrevista los objetivos y los detalles del análisis, que ha traducido a valores monetarios las prestaciones de la Biblioteca entre 2015 y 2017.

-¿Cómo surge este estudio, profesor?
-El estudio surge a propuesta de la propia BNE. Su directora conocía los trabajos reali-zados a través de un ambicioso proyecto sobre el ‘Valor económico del español’ que he codirigido durante más de 10 años y en el que exploramos y cuantificamos las distintas vertientes del valor de nuestra lengua, incluida la cultura. El objetivo era conocer el valor económico y social de una institución que se nutre de la lengua, materia prima de los bienes que atesora la Biblioteca Nacional (los libros) y contenido fundamental de los servicios que presta.  La BNE es, en este sentido, una institución cultural clave, que presta servicios muy valiosos al público interesado, a los investigadores y al siste-ma bibliotecario español, del que es su pieza central.
-No es el primer estudio de este tipo que se lleva a cabo para realizar una valoración económica de una biblioteca…
-No, hay dos estudios recientes e importantes sobre la valoración económica de las bibliotecas: el realizado en el Reino Unido para la British Library, y el de Fesabid para el conjunto del sistema bibliotecario español (muy interesante, aunque sin una valoración específica de la BNE). Ambos estudios, junto con otros muchos que hemos desvelado y analizado en nuestra investigación, realizados en distintos países del mundo, nos han aportado pistas muy valiosas sobre cómo afrontar el reto aplicado a la BNE. Sobre estas premisas, conformamos un equipo en el que han trabajado conmigo la profesora de la UAH Aránzazu Narbona y Beatriz Cordero, graduada en nuestra Universidad, con el fin de diseñar una metodología y, a partir de ahí, aplicarla al caso concreto de la BNE. Ha sido un proyecto modesto pero en el que hemos puesto toda nuestra ambición científica.

-Parece que nunca nos preocupamos por el ROI (la tasa de retorno) que pueden proporcionar los servicios públicos… pero es que es complicado, ¿o no?
-Sí que lo es. La valoración de los servicios culturales es ya de por sí muy compleja, en general, porque son servicios que escapan a los métodos de valoración a los que estamos acostumbrados en Economía. Y cuando estos servicios, como sucede en el caso de la BNE, son además públicos y ofrecidos gratuitamente, más si cabe. Pero que no tengan precio no significa que no tengan valor. Será bueno recordar, ahora que estamos conmemorando los 80 años del fallecimiento de Antonio Machado, aquello de que ‘solo el necio confunde valor y precio’.
Así que hay que esforzarse por encontrar criterios de valoración que reflejen el esfuerzo (en términos de coste, monetario o no) que los usuarios realizan por acceder a los servicios de la BNE, así como el coste que supondría para ellos renunciar a esos servicios o tener que acudir, cuando es posible, a otras formas de acceso.
La Biblioteca Nacional, como gran repositorio histórico de toda la producción editorial española, presta servicios en buena medida insustituibles y, en buena medida también, dirigidos a estudiosos e investigadores (así como al resto del sistema bibliotecario español), lo que genera un valor que no puede despreciarse solo porque no se pague un precio por él. Como señalamos en nuestro estudio: a diferencia del resto de nuestras bibliotecas, la Nacional de España no funciona, en general, como biblioteca de proximidad, sino muy comúnmente salvando la incomodidad y el coste de la distancia, lo que refleja su valor para los usuarios. Por otra parte, es, en gran medida, una biblioteca, como diríamos en Economía, ‘de último recurso’: una biblioteca para profesores, investigadores y autores, que encuentran allí los medios que necesitan para su producción científica y cultural. Por último, es seguramente la única biblioteca que, aunque cerrase sus puertas al público, seguiría valiendo, y mucho, por el valor de sus fondos bibliográficos y, sobre todo, por el valor de sus servicios para el conjunto del sistema bibliotecario español y de sus servicios ‘de red’, de los que se beneficia directa o indi-rectamente una gran parte de la población, si no toda.

-¿Nos podemos equiparar a otras grandes bibliotecas nacionales a nivel de prestación de servicios y satisfacción del usuario?
-Cuando ponemos a la BNE en relación con lo que revelan otros estudios académicos, nos damos cuenta de que sí. Por ejemplo, sus tasas de retorno son incluso más altas que las del conjunto del sistema bibliotecario español, lo que en parte es lógico por lo que acaba de apuntarse. Y, relación con la British Library, podemos equiparar sus tasas de retorno respectivas, dentro de la mucha mayor modestia de los recursos presupuestarios que recibe la institución española. Los resultados de nuestro estudio creo que son muy reveladores acerca del alto valor económico de la BNE y de su rentabilidad social:
Si tomamos la estimación de la valoración monetaria de los servicios prestados a los usuarios de la BNE, más la valoración contingente (esto es, subjetiva, obtenida a través de una encuesta) de sus seguidores digitales (a través de la web y de las redes socia-les), tenemos una tasa de retorno de más de 4 veces: esto es, de más de 4 euros por euro invertido en la BNE, es decir, de recursos puestos a disposición de la BNE por el conjunto de la sociedad española a través de los Presupuestos Generales del Estado. Una rentabilidad social, hay que resaltarlo igualmente, que ha aumentado sensiblemente a lo largo de los tres últimos años del estudio: 2015, 2016 y 2017.

-En su estudio no solo se habla de retorno de la inversión, sino de un gran nivel de satisfacción de los usuarios…
-En efecto. El estudio ha contado con una encuesta (tanto presencial como online) contestada por cerca de 2.000 personas, entre usuarios directos con carnet que acuden a la BNE y usuarios digitales que la siguen por la web o por las redes. Una pregunta se dirigía específicamente a medir el grado de satisfacción acerca de los servicios que les presta la BNE. En ambos grupos, usuarios y seguidores, la valoración media alcanza el sobresaliente, ligeramente por encima del 8,5. Esto no hace sino confirmar que la estimación de la tasa de retorno de la BNE responde también a unos servicios altamente valorados que reciben quienes acuden a ella, físicamente o a través de Internet.

-¿Qué mejoras deberían promoverse para seguir incrementando ese valor?
-Hemos realizado algunas propuestas para tratar de aumentar su valor y la percepción de ese valor por parte de la sociedad, lo que es muy importante para conseguir el máximo apoyo presupuestario, hoy muy alejado del que en términos relativos reciben otras bibliotecas nacionales de países vecinos. Destacaría, entre nuestras propuestas, la de aprovechar más los recursos de la BNE en aquellas áreas en que su valor econó-mico se muestra más dinámico en estos últimos años. En concreto, todas las activida-des relacionadas con la digitalización y la incorporación a las TIC, así como las exposiciones y las actividades formativas, que le permiten abrirse a un público más amplio. También hemos propuesto establecer, al modo de la British Library, un servicio de ayuda e información dirigido específicamente a emprendedores y pequeñas empresas.

 

Publicado en: Entrevista