Un doctor de la UAH en el FMI

Ismael Ahamdanech Zarco estudió Económicas en la UAH y se doctoró en esta Universidad en 2009, una experiencia de la que guarda muy buenos recuerdos: ‘Tuve muy buenos profesores y disfruté enormemente estudiando Economía’

Desde el punto de vista personal considera que su paso por esta universidad fue ‘muy enriquecedor’ y siente que ‘es un orgullo inmenso haber estudiado en la Universidad de mi ciudad’. Compaginó el doctorado con su trabajo en Eurostat, la Oficina Europea de Estadística, a donde llegó como funcionario

Ismael Ahamdanech Zarco.

del Cuerpo Superior de Estadísticos del Estado del Instituto Nacional de Estadística (INE) tras superar unas oposiciones. En este momento no para de viajar. Lo hace por todo el mundo, contratado a tiempo parcial por el FMI. Su trabajo principal consiste en ofrecer cursos sobre estadísticas fiscales y en ayudar a los países a realizar estadísticas siguiendo los estándares internacionales. En esta entrevista nos da a conocer algunas de sus facetas.

-Usted ha sido profesor ayudante en la UAH…

-Terminé la carrera y me quedé con una beca de doctorado y enseguida empecé a dar clases. Luego conseguí una beca para Estados Unidos y a la vuelta me di cuenta de que había grandes dificultades para optar a una plaza de profesor, así que mi profesor José Miguel Casas me animó a hacer las oposiciones al INE y las aprobé. En el año 2005 me desvinculé de la UAH, pero no del todo, porque seguí con mi tesis, dirigida por Daniel Sotelsek, otro gran profesor. Cuando entré en el INE me di cuenta de que quería hacer una carrera en el ámbito internacional y opté a un concurso para trabajar en Eurostat, donde he trabajado casi 8 años. Estando en Luxemburgo me contactaron desde Washington, en el FMI, y me ofrecieron un trabajo a tiempo parcial realizando misiones en distintos países. Desde 2014 viajo por todo el mundo como representante del FMI y mi trabajo consiste en ayudar a determinados países a hacer estadísticas fiscales del sector público y en impartir cursos de formación para que aprendan a ajustar sus sistemas estadísticos a los estándares que pide el FMI. Este año he estado en 10 países, entre ellos Ruanda, Togo, Estados Unidos, Tanzania, Brasil, Uganda…Es muy gratificante, porque cualquier país necesita buenas estadísticas para poder prosperar. Es cierto que hay lugares en los que tu trabajo no sirve de mucho… Pero en otros países somos conscientes de que las estadísticas estandarizadas ayudan a acceder a mercados internacionales, a conseguir préstamos para la mejora de las infraestructuras… y eso es algo muy satisfactorio.
Volví a España desde Luxemburgo el año pasado y ahora tengo aquí mi ‘sede’ de trabajo, aunque somos conscientes de que se trata de un destino temporal.


-¿Qué análisis hace de las experiencias que ha vivido en sus viajes?

-Me traigo muchísimas experiencias pero la más importante es la conciencia de que los europeos ignoramos muchas de las cosas que están más allá de nuestras fronteras. El ejemplo claro es África. Pensamos en África como un continente homogéneo, un ente uniforme, y África es un continente con cantidad de diferencias socioeconómicas, políticas, de seguridad…Con Oriente Medio ocurre lo mismo, no sabemos nada, salvo las cuatro cosas que nos dice la prensa y que nosotros ‘compramos’. Lo adaptamos todo al eurocentrismo, que yo estudiaba en la carrera y creía que era una tontería, pero es una cuestión de estructura mental que existe en realidad.
Y también he hecho una gran cantidad de amigos, que es una riqueza.


-Y, además, escribe…
-Sí, acabo de publicar mi segunda novela que se llama ‘Uclés’, un pueblo de La Mancha que fue cabeza de partido de la Orden de Santiago. Se trata de una novela histórica que tiene como protagonista a un estudiante manchego que viene a la Universidad de Alcalá cuando era la Universidad Complutense, en 1807. El protagonista estudia Teología y Cánones en el Colegio de Málaga, pero se enamora de Carmen de Lizana y lo abandona todo para seguirla, acompañado por un amigo que estudia en el Colegio de los Manchegos. Siguiéndola asiste a los hechos más importantes relacionados con la invasión francesa: la caída de Godoy y de Carlos IV en Aranjuez, el 2 de mayo, la batalla de Bailén… La novela acaba en la batalla de Uclés, que fue bastante vergonzosa para los españoles, a principios de 1809. Es una novela que puede descargarse en Amazon y todos los beneficios van a parar a la ONG ‘Ángeles urbanos’, de Madrid.


-¿Qué alienta a un estadístico a escribir?

-Al final escribir es una necesidad. Yo soy un enamorado de la historia gracias a mis padres, porque en mi casa nunca faltaron libros ni el ánimo de mis padres para que aumentáramos nuestros conocimientos. Ellos tenían las herramientas para ponerme a leer y yo lo aproveché.


-Por último, ¿qué recomendaría a los estudiantes de la UAH?

-Sin duda que se den cuenta de que están en una de las mejores etapas de su vida, y que la aprovechen. Tanto desde el punto de vista académico, porque lo que hagan ahora puede marcar su futuro profesional, como desde el personal, porque las experiencias que acumulen serán una mochila que los acompañará siempre. Ah, y por supuesto, que lean y viajen todo lo que puedan.

 

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