Manuel Alcaraz investigará con la Starting Grant el poblamiento de Neandertales y humanos modernos en el interior de la Península Ibérica durante el Pleistoceno superior

La tradición investigadora sitúa los grandes focos de poblamiento de cazadores-recolectores paleolíticos en las zonas costeras de la Península Ibérica. Alcaraz trabajará con la hipótesis de que en el interior también se desarrollaron asentamientos relevantes de Neandertales y humanos modernos, incluso durante los momentos más rigurosos del Pleistoceno Superior, a pesar de que las condiciones ecológicas eran más duras.

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Manuel Alcaraz.

Durante los próximos 5 años, gracias a los 1,4 millones de euros concedidos por el Consejo Europeo de Investigación, el equipo del profesor de la UAH, en colaboración con otros equipos nacionales e internacionales, coordinará una gran investigación que incluye prospecciones y excavaciones en hasta 19 yacimientos arqueológicos, paleontológicos y paleoecológicos del interior peninsular, localizados en Castilla-La Mancha, Madrid y Castilla-León, principalmente. Se pretende así recopilar un corpus de datos sin precedentes, que permitirá desarrollar un análisis interdisciplinar ‘multi-proxy’ destinado a conocer la secuencia cronológica, desarrollos tecno-económicos y contextos ecológicos registrados en los yacimientos del Pleistoceno superior en estas regiones.Los yacimientos del abrigo de Peña Capón y la cueva de Los Casares, en Guadalajara, y Las Delicias, en Madrid, serán claves a la hora de poner a prueba las hipótesis de Alcaraz y su equipo, y conocer así la entidad real que presentaron los asentamientos de Neandertales y humanos modernos en el interior de la Península Ibérica.

-Imaginamos que muy contento con este nuevo presente que se extiende al futuro…
-Muy contento, porque es uno de los proyectos mejor dotados a nivel europeo e internacional. Las Starting Grants (SG) están estipuladas para que formemos nuestros propios grupos y eso va a permitir incrementar el personal destinado a la investigación. Y sí, es un cambio de vida como investigador, desde luego. Se abre un horizonte de 5 años de investigación de alto nivel y estabilidad laboral. Estoy contentísimo por mí, por mi familia y también por el grupo de investigación en el que me he formado desde mis comienzos, el Grupo de Grafías Prehistóricas y Poblamiento Humano en la Península Ibérica.

-¿Qué le animo a apostar por la Starting Grant?
- Me animó mucha gente, sobre todo Mimi Bueno, que me alentó a probar, por si a la primera vez no me lo daban, que tuviera margen suficiente para volver a intentarlo. Pero sí, me la han dado a la primera. Y esto no es habitual. Los otros dos compañeros de la UAH que ya han conseguido la SG me han ayudado muchísimo también, Miguel González Herráez y Manuel Franco. Ellos han sido claves, desde luego. He tenido mucha ayuda asimismo de la oficina de proyectos europeos de la UAH, la oficina europea de la FECYT, la Universidad como institución, que financiació mi preparación para la entrevista en Bruselas en la que se decide si tu proyecto es financiado… Y, por supuesto, yo ahora estoy en disposición de colaborar con cualquier otro compañero que se anime a emprender una iniciativa de este tipo, de la disciplina que sea, porque los consejos que me han proporcionado González Herráez y Franco han sido muy valiosos.

-Sus investigaciones se centran en la Prehistoria, ¿qué le atrae de esta etapa?
-Casi todos los arqueólogos de mi generación soñábamos con serlo después de ver las películas de Indiana Jones. Y luego, cuando conocí en la facultad la Prehistoria, me entusiasmó. Es una ciencia humana, por supuesto, pero también hay una faceta de ciencias naturales que me atrajo desde el principio. Esa mezcla, esa ciencia híbrida, es lo que más me fascina.

-Háblenos del proyecto
-Presentamos una línea de investigación que, en parte, se viene desarrollando en la UAH desde la década de 1980, que pone a prueba una interpretación asumida tradicionalmente, que es la siguiente: en el interior de la Península Ibérica, durante el Pleistoceno superior (120.000 a 12.000 años), y especialmente durante sus etapas más frías o rigurosas, el poblamiento humano era muy escaso, porque tanto Neandertales como Homo sapiens (que llegan a la Península Ibérica hace unos 40.000 años) poblaron mayoritariamente las costas. Siguiendo con esta interpretación tradicional, el interior se percibe como un gran vacío donde apenas hubo desarrollos culturales. Nuestro grupo y otros grupos de investigación entendemos que esa interpretación puede ser producto de un prejuicio investigador o, mejor dicho, de una falta de investigación en el interior peninsular que hace que tengamos una visión sesgada. Lo que propone este proyecto es una investigación de campo de amplio espectro, en la que intervendrán muchos investigadores y en muchos yacimientos, para realizar prospecciones y excavaciones arqueológicas, además de numerosas y variadas analíticas, con el fin de corroborar si el poblamiento del interior peninsular durante el Pleistoceno Superior fue tan residual. Es evidente que en las zonas costeras los cazadores recolectores pudieron tener unas condiciones de vida mucho más sencillas que en las tierras altas o los páramos de la meseta norte… Pero queremos ponerlo a prueba, porque nosotros tenemos indicios que apuntan a que en el interior de la Península hubo poblamientos más estables y complejos de lo asumido tradicionalmente, que nos obligarán a replantear los modelos aceptados hasta ahora.
Además, estas investigaciones nos van a permitir contribuir a la investigación de problemas muy importantes a escala continental, como la desaparición de los Neandertales en el occidente europeo, porque yacimientos del interior peninsular van a ser claves para conocer con más detalle los contextos, causas y tiempos que rodearon la desaparición de este tipo humano (que no necesariamente ha de ser entendida como una extinción, ya que sabemos que hubo varios episodios de mezcla genética con los humanos modernos).

-¿Qué indicios hay de que el interior de la Península estuviera poblado durante las etapas que tradicionalmente se han considerado desprovistas de ocupación humana?
-El equipo de Grafías Prehistóricas y Poblamiento Humano en la Península Ibérica, del Área de Prehistoria de la UAH, trabaja en varios yacimientos de Guadalajara y Madrid en los que hemos recopilado esos indicios. Hoy sabemos, por ejemplo, que en el momento de máximo frío de la última glaciación, que se corresponde con lo que denominamos la cultura Solutrense, hace unos 25.000/20.000 años, hay importantes poblamientos en el Valle del Manzanares. Y luego, el yacimiento clave, es el yacimiento de Peña Capón, en el municipio de Tamajón (Muriel), en Guadalajara, donde se contempla una densa ocupación Solutrense y una secuencia estratigráfica que indica un poblamiento recurrente, que además se puede relacionar con las grafías paleolíticas de las cuevas de la zona. Se percibe una organización del territorio, una ocupación intensiva, y creemos que esta región va a ser clave para nuestro proyecto, pues seguramente encontraremos más yacimientos de estas cronologías tras la prospección de todo su territorio. Hay otros indicios en otros puntos de la meseta, pero gran parte de nuestros esfuerzos, al menos en una primera fase del proyecto, se centrarán en las estribaciones surorientales del Sistema Central, que consideramos el centro neurálgico de nuestra investigación.

-¿Qué impide, entonces, pensar que en el interior Peninsular también hubo una ocupación importante en el Paleolítico superior (período Solutrense y anteriores)?
-La tradición investigadora y la dificultad para encontrar yacimientos, sobre todo. Los grandes yacimientos que se han investigado en España están en el norte y, en menor medida, en levante y en el sur. Pero en el interior ha habido bastante menos investigación debido a un problema de base: en la arqueología en general tenemos lo que ha quedado. En el norte hay muchas cuevas y eso ha permitido una mejor conservación. En el interior hay menos cuevas y las evidencias son más difíciles de conseguir, aunque vamos a tratar de hacerlo al aire libre, con prospecciones llevadas a cabo con unas tecnologías muy modernas.  Efectivamente, las condiciones de vida en la Meseta serían más rigurosas que en las regiones costeras, igual que ocurre hoy, pero eso no implica que no hubiera ocupación humana. De hecho, tenemos pruebas de la existencia de cazadores recolectores en otras zonas del mundo, como las llanuras centroeuropeas y norteamericanas, que ponen en evidencia la adaptabilidad de los cazadores-recolectores paleolíticos a entornos rigurosos.

 

Publicado en: Entrevista