Lourdes Domínguez: ‘Es importante combinar la atención a pacientes con la investigación’

Lourdes Domínguez Domínguez, AlumniUAH del programa de doctorado de Ciencias de la Salud (D420) en la Escuela de Doctorado de la Universidad de Alcalá, en la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la UAH, ha recibido el Premio de Doctorado en Ciencias Médicas Sociales y de la Salud 2019 de la Real Academia Nacional de Medicina de España por la tesis doctoral Efectividad, tolerancia y características de las terapias libres de interferón para la infección crónica por el virus de la hepatitis C en una cohorte de pacientes co-infectados por el VIH (cohorte VIH-DOC), dirigida por Federico Pulido y Rafael Rubio.

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Lourdes Domínguez Domínguez, AlumniUAH, recibiendo el Premio de Doctorado en Ciencias Médicas Sociales y de la Salud 2019 de la Real Academia Nacional de Medicina de España

Según nos cuenta, el galardón ‘me hizo sentir muy orgullosa, pero, sobre todo, profundamente agradecida’. Su vida profesional sigue su curso, como nos dice la doctora Domínguez. En la actualidad está inmersa en una beca posdoctoral por medio de la cual trabaja en un proyecto internacional en el que están presentes algunas de las asociaciones mundiales más importantes en el estudio e investigación del VIH. La doctora estudia la influencia que las variaciones en el gen humano APOBEC3G tienen en la respuesta a la infección por el VIH.

-Lo primero Lourdes, ¿qué ha estudiado en la UAH y cómo ha sido la experiencia en nuestra Universidad?
En 2016, la Escuela de Doctorado de la UAH aceptó mi propuesta de estudio para tesis doctoral en Ciencias de la Salud. Me brindó así, con procesos administrativos sencillos y rápidos, el marco institucional en el que desarrollar ese proyecto.

-Háblenos, brevemente, de la temática de la tesis y de sus conclusiones.
En los primeros meses de 2015, el Ministerio de Sanidad de nuestro país había aprobado el uso de los antivirales de acción directa de segunda generación, unos nuevos fármacos para el tratamiento de la infección crónica por el virus de la hepatitis C (VHC). Hasta ese momento, y desde hacía años, esa infección estaba suponiendo un grave problema de salud en determinadas poblaciones, y las terapias disponibles hasta entonces tenían muy modesta capacidad de curación y muchos efectos adversos.

Coincidiendo la puesta marcha de este Plan Nacional para el Tratamiento de la infección por VHC, yo finalizaba mi periodo de formación en Medicina Interna en el Hospital Universitario 12 de Octubre, y opté a la plaza que se ofrecía para trabajar en una consulta monográfica dedicada en exclusiva a la prescripción de esos nuevos fármacos en individuos que viven con el VIH y el VHC.

Aunque ya eran conocidos los excelentes resultados de los antivirales de acción directa en los sujetos que habían participado en ensayos clínicos, muy poco se sabía aún de su efecto en la vida real, y en concreto en la población que vive también con VIH. Por tanto, se trataba de una oportunidad excelente de comenzar mi carrera en investigación clínica: tenía la pregunta de investigación, y estaba en el entorno metodológico idóneo, donde poder llevar a cabo de primera mano tanto el ‘trabajo de campo’ atendiendo a los pacientes y recopilando los datos clínicos, como el trabajo analítico.

Tras algo más de año y medio de prescripción de terapias y seguimiento a más de 400 personas, pudimos comprobar que la respuesta a estos nuevos fármacos, en términos de porcentaje de individuos tratados y curados (carga viral de VHC en sangre indetectable transcurridas doce semanas desde la finalización del tratamiento), es similar en este contexto de vida real al de los ensayos clínicos. Los sujetos con cirrosis hepática y aquellos que tomaban <95% de los comprimidos que les correspondían tenían mayor riesgo de no lograr la curación. Los hombres que habían adquirido la infección mediante relaciones sexuales con otros hombres mostraron también menor probabilidad de tener una carga viral de VHC indetectable en la semana 12 post-tratamiento, pero como consecuencia de re-infecciones tras la terapia, no por fallo de la misma. Los efectos adversos fueron escasos, y en su mayoría leves y reversibles. Además, los pacientes con cirrosis que se curaron experimentaron una mejoría en los parámetros de función y elasticidad hepáticas.

-Imaginamos que está muy orgullosa por este premio nacional que ha recibido por su tesis.
La noticia me hizo sentir muy orgullosa, pero, sobre todo, profundamente agradecida. Gratitud porque es también un reconocimiento a la generosidad de todas las personas a las que atendí y traté en la consulta, que compartieron conmigo no solo sus datos clínicos, sino también sus miedos, ilusiones y cariño. Reconocimiento al trabajo de mis directores de tesis, los doctores Federico Pulido y Rafael Rubio; y al de los compañeros de la consulta, Mariano, María, Oti, Laura, Mire, Ade y Merche. Y reconocimiento a mi familia y amigos, que tanto me apoyaron en esos meses de esfuerzo intenso.

-Ahora está en Copenhague, imaginamos que con un posdoc. Cuéntenos qué está haciendo en este momento.
En marzo de 2019 solicité una beca convocada por la Sociedad Europea de Estudio del Sida (European AIDS Clinical Society). Mi objetivo era consolidar los conocimientos de investigación adquiridos durante el desarrollo de mi trabajo doctoral, y ampliar el área de conocimiento a un ámbito menos clínico. Así, y con la ayuda adicional de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), comencé en diciembre 2019 mi fellowship en el Centre of Excellence for Health, Immunity and Infections (CHIP), en un proyecto en el que evalúo el impacto de variaciones en un gen humano llamado APOBEC3G sobre la respuesta inflamatoria desencadenada por la infección por el VIH. De este modo, estoy aprendiendo a manejar nuevas formas y herramientas de análisis, en un equipo multidisciplinar en el que mi visión médica se complementa con la de biólogos, bioinformáticos, ingenieros dedicados a inteligencia artificial y estadísticos.

-¿Cuál es su sueño?, Lourdes, ¿dónde se ve dentro de 10 años?
Las experiencias que estoy teniendo la inmensa suerte de vivir estos años me han permitido aprehender la complejidad de la investigación clínica y la importancia del trabajo combinado atendiendo a pacientes e investigando. Hoy día, no puedo entender ni disfrutar bien del uno sin el otro.

Mi reto post-Dinamarca, en un futuro más inmediato, es complementar mis conocimientos clínicos en infección por VIH con aspectos más generales del resto de los procesos infecciosos (bacterianos, fúngicos y otros procesos virológicos), así como añadir bagaje de laboratorio microbiológico.

Y, para el futuro más a largo plazo, el escenario ideal sería aquél que permitiese trabajar en un equipo con suficientes recursos humanos como para poder combinar la actividad asistencial y la investigación, con tiempo para, de una parte, ofrecer atención de calidad a los pacientes y, de otra parte, también para estudiar, pensar y compartir ideas que promuevan el desarrollo del conocimiento médico y la mejora en la vida de las personas que confían su salud en nosotros.

Médicos, como Lourdes Domínguez, nos demuestran que la atención médica tiene que ir acompañada por la formación continua y el conocimiento que proporciona la investigación. Solo así avanzará la medicina, con ello, los seres humanos estaremos más seguros y mejor atendidos.

 

*Entrevista realizada en Febrero de 2020, previa a la pandemia del COVID-19.

Publicado en: Entrevista