La Covid-19 influyó en el consumo de bebidas alcohólicas

Xisca Sureda, es profesora e investigadora en el Grupo de Salud Pública y Epidemiología de la Universidad de Alcalá que nos cuenta cómo la crisis provocada por la COVID-19 ha influido en el consumo de este tipo de bebidas. 

-¿Ha aumentado el consumo de alcohol durante la pandemia?

Es complicado contestar a esta pregunta con lo pocos datos empíricos de calidad disponibles hasta ahora. En estos momentos, se están realizando encuestas a nivel europeo que nos darán esta información en los próximos meses.

Existen ya algunas publicaciones al respecto, pero los datos no son concluyentes y, en algunos casos, la calidad metodológica de estos estudios y la calidad de los datos recogidos es cuestionable. Tengo la sensación de que existe un aprovechamiento de esta pandemia para publicar…

Es cierto que, en España, los datos señalan que durante las semanas en que duró el estado de alarma hubo un aumento de las ventas de bebidas alcohólicas. Y es que, aunque cerraran los bares y restaurantes, el alcohol no se confinó. Siguió disponible en los supermercados a precios asequibles para cualquier bolsillo.

Sin embargo, hay que tener mucho cuidado al interpretar el incremento en las ventas de las bebidas alcohólicas como un aumento del consumo de alcohol poblacional que se prolongará a largo plazo. Será muy importante ver si los posibles cambios que hayan ocurrido y ocurran el tiempo que dura la pandemia se mantienen luego en el tiempo y si han afectado a todos los sectores de población por igual. Es verdad que esta crisis sanitaria viene acompañada de una crisis económica y social y se ha visto que este tipo de crisis tienen un impacto en el consumo de alcohol.

-¿Los cambios en el consumo tienen relación con otros periodos de crisis anteriores?

Basándonos en la literatura previa sobre el impacto de otras crisis en salud pública y crisis económicas en el consumo de alcohol se plantean varios escenarios del efecto que puede tener la pandemia de la COVID-19. Algunos estudios indican que durante períodos de crisis económica disminuye el consumo de alcohol debido a una disminución del poder adquisitivo. Otros estudios plantean un escenario totalmente opuesto: un aumento del consumo en determinados sectores de población, sobre todo hombres, debido a situaciones de angustia vividas durante la crisis. Situaciones de ansiedad, preocupación, miedo que pueden acompañar a una crisis sanitaria y económica se han visto que pueden aumentar los patrones de consumo de riesgo de alcohol.

Xisca Sureda
Xisca Sureda, profesora e investigadora en el Grupo de Salud Pública y Epidemiología de la UAH

-¿A quién puede afectar más esta pandemia en relación con el consumo de alcohol?

Está claro que estudios que monitoricen los cambios en los patrones de consumo de alcohol durante la pandemia deberán tener en cuenta la edad, género, clase social o analizar qué ha pasado en aquellas personas con un consumo de riesgo o con otras adicciones.

Sin embargo, podríamos adelantar algo de quiénes serían los grupos de población a los que puede afectar más esta pandemia en relación al consumo de alcohol.

Por un lado será muy importante ver cómo puede haber afectado y cómo afectará la crisis de la COVID-19 a personas que tienen un consumo de riesgo de alcohol y con problemas de adicción y otros trastornos de salud mental. El consumo de alcohol de riesgo se asocia preferentemente a clases sociales más desfavorecidas y vulnerables. Estos colectivos pueden ahora sufrir peores consecuencias de la crisis económica y social que acompaña a la crisis sanitaria. Períodos de aislamiento social, pérdida económica, angustia psicológica y acceso reducido a los servicios sociales y de salud y a las redes de apoyo a personas con drogodependencias son factores catalizadores tanto para las lesiones intencionales como para el consumo excesivo de alcohol.

También deberemos tener en cuenta qué ha pasado y qué pasará en los sectores de población adolescente y jóvenes adultos. Deberemos prestar especial atención y actuar para prevenir un aumento del consumo de alcohol en esta población, sobre todo lo que se denomina binge drinking o consumo de atracón (es decir, tomar 5 o más vasos de bebidas alcohólicas en aproximadamente 2 horas). Ya estamos viendo cómo han aumentado las multas en estos últimos días por fiestas multitudinarias o botellones.

-¿Qué medidas se podrían tomar para reducir el consumo?

Por un lado, será fundamental monitorizar la epidemia del consumo de alcohol en población general y en colectivos vulnerables. Por otro lado, nuestros gobiernos deberían aumentar los sistemas de vigilancia, atención primaria y especializada, y los servicios sociales para aquellas personas y colectivos que están luchando con la dependencia del alcohol. Además, se necesita revisar las políticas para el control y prevención del consumo de alcohol. Entre las políticas de mayor impacto y con mayor efectividad para prevenir el consumo de alcohol y los daños asociados a su consumo destacan la regulación de su disponibilidad, precio y las políticas sobre regulación de su promoción y publicidad.

Publicado en: Entrevista