La UAH analizará las radiaciones cósmicas emitidas en el viaje de un trineo de viento en Groenlandia



Objetivo inicial: recorrer ‘a lomos’ de un trineo de viento, cargado con dos toneladas de peso y seis exploradores, una distancia de 1870 kilómetros a 2.000 metros de altitud durante seis semanas por tierras árticas de Groenlandia para demostrar que este vehículo puede ser utilizado como plataforma de observación científica. Objetivo alcanzado. El trineo de viento ideado por Larramendi ha llegado a su meta y ha cumplido con las expectativas.

En esta aventura, emprendida por el explorador español Ramón Larramendi, que ha sido evaluada por el Comité Polar, también ha jugado un papel nada secundario una pequeña herramienta, diseñada en la UAH,

Gonzalo Díaz-Romeral y Juan José Blanco.

que se ha ocupado de medir las radiaciones cósmicas durante todo el viaje. El dispositivo diseñado en la UAH es el único instrumento autónomo que ha viajado en la exploración, alimentándose de energía solar.

De cómo emprendieron esta colaboración con la expedición ‘Cumbre de Hielo Groenlandia 2016’ nos habla el profesor de la UAH, Juan José Blanco y Gonzalo Díaz-Romeral Marcos, estudiante del máster en Ingeniería Industrial que trabaja con el grupo de investigación SRG dentro del programa de Garantía Juvenil destinado a incorporar jóvenes investigadores.

-¿Cómo surge esta colaboración con Ramón Larramendi y su expedición?
-Hace unos meses contactó con nosotros Larramendi a través del profesor Miguel Ramos, con gran experiencia en expediciones polares. Nos preguntaron si sería posible fabricar un detector de radiación cósmica que pudiera ser transportado en el trineo y funcionase y se alimentase a nivel energético de forma autónoma. Y no lo pensamos dos veces. Hemos construido un pequeño dosímetro que en realidad es un cubo de 30 centímetros de base y 40 centímetros de altura, aislamiento incluido. Dentro de esta herramienta hay detectores de radiación natural y de radiación procedente de la interacción de rayos cósmicos con la atmósfera. El dispositivo tiene capacidad para distinguir las radiaciones terrestres de las extraterrestres, es resistente a los golpes, sobrevive a las bajas temperaturas y consume mucho menos que una bombilla, unos 5 watios.
El dispositivo también lleva integrado un barómetro para corregir las medidas y sensores que registran el comportamiento del propio trineo en procesos de aceleración, de giros, de orientación en el espacio... Eso nos va a permitir evaluar las alteraciones que puede sufrir el instrumento.

-¿Para qué va a servir esta experiencia?

-Lo que hemos hecho es probar que el trineo puede transportar instrumentos de investigación autónomos, que puede ser una buena plataforma de investigación.
Estamos de ‘polizones’ en esta aventura que es muy interesante desde todos los puntos de vista porque nos permite posicionarnos muy bien si sigue adelante, al tiempo que se abre una nueva línea en nuestro grupo de investigación.

-Imaginamos que estáis nerviosos por comprobar si el dispositivo ha funcionado
-Sí, estamos deseando que llegue a nuestras manos para empezar a extraer y a analizar todas las mediciones. Es muy emocionante, aunque lo que primaba en esta expedición era el desafío geográfico. Pero creemos que en el futuro el desafío más importante será el científico.

 

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