'La pérdida del patrimonio ferroviario no es un problema estrictamente español, es un fenómeno global'

Jorge Magaz Molina, Doctorando en el Programa de Arquitectura de la Universidad de Alcalá y miembro del Grupo de Investigación de la UAH 'Arquitectura, Historia, Ciudad y Paisaje', explica en uah.esnoticia el resultado del estudio sobre el valor patrimonial del conjunto ferroviario de Ponferrada (León) que HispaniaNostra ha incluido recientemente en su Lista Roja del patrimonio en peligro de desaparición.

- ¿En qué ha consistido el informe que ha aprobado HispaniaNostra?

En 2013 realizamos desde la Escuela de Arquitectura un primer estudio de análisis y valoración del conjunto de talleres ferroviarios y cargaderos de RENFE de La Placa en Ponferrada (León, España) que constituyeron, a mediados del siglo XX, uno de los principales polos de exportación de carbón del país. Esta investigación continuó con un seguimiento sobre el progresivo deterioro de estas instalaciones, más acelerado una vez abandonaron los últimos habitantes las viviendas del complejo.

Además de presentar los resultados en congresos y facilitar las publicaciones a los agentes locales, se estimó que la relevancia histórica, social y técnica de estas instalaciones para la política energética del franquismo, eran susceptibles de ser objeto de un debate público de alcance nacional. Por este motivo, se consideró adecuado responder a la convocatoria de colaboración de Hispania Nostra presentado un informe sobre el caso en el que se propone al Comité Científico la inclusión de La Placa en Ponferrada en la Lista Roja de patrimonio en peligro de desaparición de este organismo.

El informe explica el valor patrimonial de estas instalaciones, su relevancia social y significación técnica; subraya la situación de abandono y negligencia, así como la ausencia de figuras de protección legal o de un plan de intervención. El informe concreta las circunstancias que han propiciado el deterioro, su estado de conservación y grado de vulnerabilidad, describe las patologías más severas, y las amenazas potenciales. El informe se acompaña de referencias bibliográficas y una selección de noticias sobre el polémico estado en que se encuentra esta instalación. Los datos expuestos fueron suficientes para que el Comité Científico de Hispania Nostra estimara favorable incluir este conjunto en su Lista Roja.Esquema funcional del conjunto de la Placa. Jorge Magaz Elena Marcos

- ¿Qué es Hispania Nostra? - ¿La UAH colabora con esta organización?

Hispania Nostra es una asociación dedicada a la defensa, salvaguarda y puesta en valor del Patrimonio Cultural Español, que lleva varias décadas promoviendo programas de sensibilización o difusión ciudadana y campañas de denuncia como puede ser la propia Lista Roja.

En la dirección de Hispania Nostra y en el equipo de redacción de su revista han colaborado, y colaboran, varios docentes de la Universidad de Alcalá. Además, la propia Universidad fue galardonada en 2018 por la restauración de la fachada Colegio de San Ildefonso con los Premios Europa Nostra que gestiona también Hispania Nostra.

- En España, comentáis que hay muchos tramos ferroviarios abandonados, ¿Por qué corren riesgo de desaparecer?

El legado del ferrocarril es sumamente amplio en nuestro país, y crece de forma natural a medida que evoluciona la sociedad y avanza la obsolescencia tecnológica de los medios de producción o transporte. RENFE declaraba en la memoria medioambiental de 2001 que en España existían siete mil kilómetros de líneas de ferrocarril fuera de servicio o que nunca llegaron a tenerlo por quedar inconclusas sus obras (como la línea de Alicante-Alcoy).

Desde finales del siglo pasado, el cierre de instalaciones mineras o fabriles que apoyaron sus actividades sobre el ferrocarril (como fue el caso de la línea Andorra-Escatrón promovida por el Instituto Nacional de Industria que ahora estamos estudiando), las políticas de vertebración del país que prescindieron de líneas 'periféricas' (como la de Astorga-Plasencia-Sevilla), y los propios cambios en la forma de desplazarnos dejaron tras de sí numerosas instalaciones abandonadas. En la actualidad, el cierre y desmantelamiento de las centrales térmicas y de los grupos mineros de carbón a consecuencia de las políticas de descarbonificación explica el desmantelamiento de ramales industriales como el de la Central Térmica de Cubillos del Sil (León). También las nuevas líneas de alta velocidad desplazan al tren convencional, y el cierre de estaciones en pequeñas localidades por falta de rentabilidad suma nuevos elementos a esta lista de edificios en desuso.

Más allá del abandono, del expolio o del vandalismo, también hay que considerar entre las amenazas al legado ferroviario la política de derribos administrativos apoyada sobre la falta de figuras de protección cultural autonómicas o municipales. A falta de programas sistemáticos de protección autonómicos, los catálogos de los PGOU tampoco suelen ser muy sensibles para con los testimonios del legado ferroviario. Especialmente polémicos han sido los derribos de las estaciones de Loja (2017, Granada) o Durango y Deusto (2017, Euskadi) y este verano ADIF licitó sin demasiada contestación el derribo de varios edificios decimonónicos de la estación de Huerta de Valdecarábanos (Toledo). Y es que, en el mejor de los casos, los catálogos protegen únicamente el 'edificio de la estación de viajeros' (ese que todos conocemos), pero con frecuencia falta una mínima ordenanza de protección para el resto de instalaciones del conjunto que permitía su funcionamiento: cubas de agua, muelles, depósitos ferroviarios, almacenes, talleres o vallados, que a veces, incluso más antiguos, quedan desprotegidos. El espacio 'reproductivo', como son los poblados y barrios ferroviarios, economatos y escuelas tampoco suelen tener una atención especial a pesar de su valor social y que a menudo constituyen conjuntos patrimoniales espectaculares como pueden ser los poblados de Arroyo-Malpartida en Cáceres o Monfragüe.

En cualquier caso, la pérdida del patrimonio ferroviario no es un problema estrictamente español, es un fenómeno global que en Europa está intentado denunciar la organización EFAITH que, con motivo del próximo año europeo del ferrocarril, ha lanzado una convocatoria para registrar los casos de patrimonio ferroviario en peligro.

- ¿Qué propuestas crees que serían las más adecuadas para recuperar el patrimonio?

La conservación total es prácticamente imposible, y tampoco es estrictamente necesaria; no todos los bienes merecen igual consideración y su eventual desaparición forma parte de las lógicas del progreso y de la evolución del paisaje. Sin embargo, antes de aprobar un derribo es necesario evaluar si resulta la única alternativa. En cualquier caso, es conveniente documentar estos bienes y conjuntos, caracterizarlos, contar con un inventario riguroso, y estudiar su valor testimonial y técnico y seleccionar aquellos elementos más representativos para su conservación.

Los trazados del ferrocarril son susceptibles de alojar nuevos usos. Desde hace varias décadas, la Fundación de Ferrocarriles Españoles promueve vías ciclo-peatonales bajo el sello turístico de Vías Verdes, como la del valle de Laciana, protagonista de uno de los últimos programas de Jesús Calleja.

La arquitectura ferroviaria de estaciones, talleres o depósitos tiene un valor dual, como parte de un sistema territorial y al mismo tiempo como enclave cotidiano con una significación local muy fuerte. Estas arquitecturas son flexibles y son susceptibles de alojar nuevos usos, desde equipamientos comunitarios como los depósitos de León y Burgos a instalaciones de hostelería, como se ha propuesto para la antigua estación de Canfranc (Aragón).

La cuestión fundamental es encontrar un uso adecuado, ambiental y socio-económicamente sostenible que permita mantener estos espacios activos y su memoria viva. En este sentido, en Portugal, la cámara municipal de Entroncamento está impulsando un interesante proyecto de recuperación del legado residencial ferroviario de esta ciudad nacida alrededor de un nudo ferroviario, y que ya cuenta con los talleres, depósitos y economato adaptados para alojar el Museo Nacional del Ferrocarril.

Publicado en: Entrevista