La importancia de la inteligencia personal en el aprendizaje de un idioma

Carlos Jiménez Climent lleva 7 años viviendo en Italia y ejerciendo como profesor de español en distintas universidades italianas. Desde allí, nos cuenta su experiencia.

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Carlos Jiménez Climent.

Este profesor de Español como Lengua Extranjera (ELE) se formó en la UAH con el Máster en ELE. Ahora, es protagonista del 2º número de ‘E-eleando’, la publicación periódica editada por el Máster, donde habla de las ‘inteligencias personales’ en la enseñanza-aprendizaje de las lenguas.

-¿Por qué eligió la UAH para realizar el Máster de ELE?-Estudié el Máster en Enseñanza de Español como Lengua Extranjera porque en esta materia la UAH es una de las universidades punteras. Además, yo buscaba un máster que pudiera cursar a distancia, completamente on-line, ya que enseño y resido en Italia y tenía que conciliar trabajo y estudio.

-¿Qué le ha proporcionado esta formación?
-Una base teórica imprescindible para todo profesor de una lengua extranjera, estar al día de las últimas tendencias docentes y tener una visión histórica de dónde venimos.

-Vive en Italia desde hace 7 años …
-Sí, llevo viviendo en Italia siete años. He tenido la fortuna de enseñar en las universidades de Bolonia, Florencia y Como, y ahora trabajo en el departamento de Estudios Humanísticos de la Universidad del Piemonte Orientale, en Vercelli, y en Ciels-Unimed, una universidad privada en Milán para mediadores lingüísticos donde imparto interpretación y traducción español-italiano. En la Universidad del Piemonte coordino también un laboratorio de teatro en lengua española donde los alumnos deben crear, adaptar y escenificar una obra de teatro completa y estrenarla en un teatro con público real. Este año hemos hecho ‘La venganza de don Mendo’.

-En un país como Italia ¿hay interés por el estudio del español?
-¡Muchísimo! Y no solo por afinidades culturales entre los dos países. El español es una lengua de prestigio que es útil para el mundo laboral. Muchos colegios tienen el español como asignatura curricular. Se estima que en el año 2013-2014 había 278.800 alumnos en Italia estudiando español en la escuela secundaria. Una gran cantidad de facultades (Economía, Ciencias Políticas, Letras, Turismo) de muchas universidades imparten lengua española como lengua de especialidad, por no hablar de academias y otros centros de estudio... Yo soy también examinador DELE y puedo asegurar que el número de inscripciones que gestiona el Instituto Cervantes de Milán no deja de aumentar.

-¿Les resulta fácil su aprendizaje?
-El caso del aprendizaje español-italiano es paradójico. En los primeros estadios el alumno aprende rápido dadas las similitudes morfológicas y fonéticas de las dos lenguas. Pero después de algún tiempo esta supuesta sensación de ‘facilidad’ se convierte en una trampa. Los italianos tienen grandes dificultades para entender muchos usos del subjuntivo (ellos lo usan muy poco). Sufren lo indecible con la distinción entre las preposiciones ‘por’ y ‘para’, auténtica pesadilla para alumnos y docentes junto con el problema del ‘ser’ y el ‘estar’ (el italiano privilegia el verbo ‘ser’). No se trata solo de diferencias lingüísticas; una lengua, aunque disponga del material léxico necesario, no puede expresar un concepto si éste no existe, si no dispone del material semántico.

-¿Qué le está proporcionando la experiencia como docente en un país extranjero?
-Enseñar fuera de tu país es una oportunidad de vida extraordinaria y un reto laboral porque no aprenden español de la misma forma los italianos, los daneses o los norteamericanos. Con el tiempo te das cuenta de cuáles son las dificultades ligadas a la cultura y a la lengua y es ahí donde tienes un enorme campo de estudio y perfeccionamiento.

-Es usted el protagonista del segundo número de la revista E-eleando, donde se publica su memoria de investigación sobre ‘Las inteligencias personales en la enseñanza-aprendizaje de Español como Lengua Extranjera’ . Háblenos de este concepto de las inteligencias personales…
-Las inteligencias personales están íntimamente ligadas a la competencia emocional del individuo. La inteligencia intrapersonal me permite conocer quién soy, cuáles son mis puntos fuertes y mis puntos débiles, qué hago bien y qué no y por qué. Me permite entender y gestionar mis emociones, no ponerme nervioso a las primera de cambio, aceptar el fracaso, que es hijo del riesgo. La inteligencia interpersonal, que se puede desarrollar solo cuando la primera ha sido colmada, permite conocer al otro, entender sus emociones y reaccionar de modo adecuado a ellas. Todas estas cosas son imprescindibles para aprender una lengua, que no solo sirve para comunicar, sino fundamentalmente para socializar. Sin una buena autoestima individual y un verdadero espíritu de grupo las cosas se complican mucho en el aula. Yo entiendo la educación como algo más que enseñar verbos, operaciones matemáticas o elementos de la tabla periódica. Estoy hablando del componente humanístico, de la afectividad, y existen técnicas para mejorar la autoestima de los alumnos y enseñarles a cooperar. A mí me funciona y en la memoria de investigación ofrezco algunas pruebas de ello.
Me gustaría hacer hincapié también en la importancia de la confianza y el respeto mutuo entre profesor y alumno. Antes de enseñarle algo a alguien tenemos que saber quién es, qué pretende hacer con ese conocimiento y cuáles son sus expectativas vitales. Eso requiere un poco de tiempo y esfuerzo pero vale la pena porque los resultados son casi siempre mejores. No comparto  la visión del profesor que está siempre en posesión de la verdad. Si no alientas el espíritu crítico en tus alumnos estás perdiendo una gran oportunidad de aprender.

-Aprender un idioma, además, ¿tiene otras particularidades, o se aprende igual que cualquier otra disciplina?
-Una lengua no es un artefacto que pueda ser condensado en unas cuantas reglas fijas para ser memorizado. No se aprende español repitiendo en voz alta los distintos tiempos verbales de una tabla. Si eso fuera posible nuestro trabajo sería muy sencillo o más bien superfluo. Nadie pasaría años asistiendo a clase y gastando dinero pudiendo estudiar por su cuenta. Las personas buscan un profesor y asisten a clase porque saben que no pueden aprender una lengua por sí solos. Es una tarea titánica al alcance de muy pocos. Tienen  que interactuar. El lenguaje es un organismo vivo y cambiante, un sistema fluido que funciona autónomamente y es ajeno a cualquier tipo de restricción normativa. La gramática es un intento algo grosero de poner puertas al mar. No hay una regla que se cumpla siempre porque continuamente cambian el contexto y la intención del hablante.

 

Publicado en: Entrevista