La UAH y el HUPA lideran un estudio sobre COVID-19 y medicamentos contra la hipertensión

La Universidad de Alcalá y el Hospital Universitario Príncipe de Asturias lideran un estudio publicado recientemente en la prestigiosa revista The Lancet en el que se demuestra que los bloqueantes del sistema renina-angiotensina-aldosterona, medicamentos muy usados en todo el mundo contra la hipertensión, no aumentan el riesgo de presentar COVID-19. El Profesor Francisco José de Abajo, Catedrático de Farmacología de la UAH, es el Investigador Principal  del estudio.

- ¿Qué fármacos son los bloqueantes del sistema renina-angiotensina? ¿Para qué enfermedades se utilizan?

El sistema renina-angiotensina-aldosterona contribuye, entre otras funciones, a elevar la tensión arterial. Por tanto, cuando dicho sistema se bloquea con estos medicamentos, la tensión arterial desciende y este es el objetivo que se persigue cuando se trata con ellos a pacientes con hipertensión. Pero estos fármacos tienen otras aplicaciones clínicas importantes, como el tratamiento de la insuficiencia cardiaca, la prevención del daño renal en los pacientes diabéticos o el tratamiento tras un infarto agudo de miocardio. En todas estas aplicaciones han demostrado que proporcionan grandes beneficios a los pacientes. Por eso, son fármacos muy utilizados en todo el mundo. Según nuestros datos, entre un 20 y un 30% de los españoles mayores de 40 años están en tratamiento con ellos. Dentro de esta categoría hay dos grandes tipos de fármacos: los inhibidores de la enzima de conversión de angiotensina y los bloqueantes del receptor de angiotensina II. Tienen mecanismos diferentes, pero sus efectos son parecidos.

- ¿Qué les puso en alerta a médicos y farmacéuticos para comenzar este estudio?
A comienzos de marzo comenzó a circular en medios científicos la hipótesis de que estos medicamentos podrían facilitar o agravar la COVID-19. Dicha hipótesis se apoyaba en dos hechos: primero, algunos estudios en animales habían sugerido que estos fármacos aumentaban la presencia en la membrana de las células de una proteína conocida como ACE2, que el coronavirus utiliza para entrar en ellas y replicarse, de algún modo es como 'su puerta de entrada'; y segundo, los primeros estudios epidemiológicos indicaban que las enfermedades cardiovasculares se asociaban con las formas más graves de la COVID-19, y se asumía que, detrás de estas enfermedades cardiovasculares, estarían los bloqueantes del sistema renina-angiotensina-aldosterona. Los investigadores que formularon la hipótesis proponían que, en tanto se resolviera la incertidumbre, quizá era conveniente sustituir estos fármacos por otros antihipertensivos. Ello motivó que muchas sociedades científicas se pronunciaran en contra de esta propuesta y que urgieran a la comunidad científica a la realización de estudios que aclarasen la situación. Contribuir a resolver estas incertidumbres, en plena expansión de la pandemia, con millones de personas tomando estos medicamentos, era una cuestión urgente de salud pública.

- ¿Cómo se ha llevado a cabo?
El estudio ha sido dirigido por profesionales de Farmacología Clínica y Medicina del Hospital Universitario Príncipe de Asturias y la Universidad de Alcalá y es fruto de la colaboración con otros seis hospitales del Servicio Madrileño de Salud: el Clínico San Carlos, el Ramón y Cajal, el Puerta de Hierro, La Princesa, el hospital de Getafe y el Central de la Defensa, junto con la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) y el IDAEA-CSIC de Barcelona. Además, el proyecto ha recibido el apoyo del Instituto de Salud Carlos III.

El trabajo recoge el análisis realizado con 1.139 pacientes con COVID-19, cuyo diagnóstico ha sido confirmado por el test PCR, e ingresados de forma consecutiva en los siete hospitales participantes entre el 1 y el 24 de marzo, y más de 11.390 controles de la población general extraídos de forma aleatoria de la base de datos BIFAP de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. A través de la historia clínica electrónica, se extrajo información de las recetas de medicamentos antihipertensivos de los pacientes y de los sujetos controles, además de variables sociodemográficas, como sexo y edad, y otras relacionadas con enfermedades previas de los sujetos y otros medicamentos prescritos.

- ¿Cuáles han sido los resultados?
El estudio confirma que el sexo masculino, la edad avanzada y los antecedentes de enfermedades cardiovasculares como hipertensión, insuficiencia cardiaca, antecedentes de infarto y la diabetes, son factores de riesgo de la COVID-19 que requiere ingreso hospitalario. Sin embargo, el uso de los bloqueantes de sistema renina-angiotensina-aldosterona no aumenta dicho riesgo, en comparación con otros fármacos antihipertensivos, ni siquiera en los pacientes que presentaron los cuadros más graves. Lo cual indica que los bloqueantes del sistema renina-angiotensina-aldosterona no son los ‘malos’ de la película, puede que, incluso sean todo lo contrario. Algunos estudios sugieren que podrían mejorar el pronóstico de la enfermedad y en unas pocas semanas estos fármacos podrían pasar de 'villanos' a 'héroes. De momento, nuestro estudio lo que demuestra es que son 'inocentes' y, por tanto, no se deben retirar ni sustituir por otros fármacos, salvo que dicho cambio esté médicamente indicado por otras razones.

- De la investigación se extrae que estos fármacos podrían ser beneficiosos en pacientes diabéticos, ¿cuál es el siguiente paso para seguir desarrollando esta vía de investigación?
En efecto, hemos observado que en pacientes diabéticos el uso de los bloqueantes del sistema renina-angiotensina-aldosterona se asocia con una reducción de casi el 50% de presentar una COVID-19 que requiere ingreso hospitalario. Es un resultado muy interesante, aunque tendrá que confirmarse en futuras investigaciones. La serie de casos se está ampliando para evaluar éste y otros aspectos que no pudieron abordarse, o que requieren confirmación, y también para analizar los efectos de otros medicamentos que se ha postulado podrían aumentar o disminuir el riesgo de presentar una COVID-19 severa. Así mismo, vamos a estudiar también el impacto de haber interrumpido el tratamiento de los bloqueantes del sistema renina-angiotensina-aldosterona en el hospital, como en efecto se hizo con algunos pacientes. Finalmente, hemos establecido alianzas con investigadores de otros países europeos para participar en grandes estudios colaborativos que nos permitan conocer mejor la farmacoepidemiología de esta enfermedad y estar más preparados para el futuro, es decir, para practicar una medicina basada en la evidencia, que es lo que nos ha faltado en esta pandemia.  

Publicado en: Entrevista