En verano: Emoción e identidad en el aprendizaje de una segunda lengua: el reto a conseguir

Como cada verano, el Diario Digital uah.esnoticia muestra algunos de los contenidos con mayor impacto durante el curso académico. Las redes sociales y el diario digital de la UAH han seguido consolidando sus buenos resultados durante este curso 2019-2020, superando el millón de visualizaciones y los 291.000 usuarios.

Con el objetivo de trasladar a la comunidad universitaria y a la sociedad en general la actividad que se desarrolla en la UAH, desde el Departamento de Marketing Institucional y Comunicación Digital se ha impulsado la publicación de varios cientos de noticias y materiales gráficos y audiovisuales en el Diario Digital y en las redes sociales, donde la UAH sigue ocupando una posición de liderazgo.

Asimismo, se ha promovido la participación de la Universidad en los principales rankings nacionales e internacionales, la mejora y actualización del Portal de Comunicación de la UAH, y la organización de diversas actividades de promoción, como el Programa de Puertas Abiertas, AULA o las Jornadas Virtuales de Grado y Posgrado, en colaboración con los Vicerrectorados de Estudios de Grado y Estudiantes y Estudios de Posgrado. Igualmente, este curso se han seguido consolidando los acuerdos con varios medios de comunicación de Madrid y de Castilla-La Mancha para divulgar la actividad científica que realizan nuestros investigadores entre los ciudadanos.

Investigadores de la UAH participan en un proyecto destinado a analizar la importancia que tienen los factores emocionales a la hora de aprender una segunda lengua, en este caso, el español.

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 Ana Blanco

El proyecto está financiado por el Programa Estatal de I+D+i y trata de incorporar los hallazgos de la neurobiología y de la psicología cognitiva al estudio de los procesos de adquisición y aprendizaje del español como segunda lengua, teniendo en cuenta también las aportaciones más recientes de psicolingüística y neurolingüística sobre la mente bilingüe (www.grupoleide.com).
En esta entrevista explica el proyecto la directora del proyecto, Ana Blanco Canales.

-Profesora, ¿cómo surge la idea de investigar en estas líneas?

-Siempre nos han preocupado las altas tasas de abandono en el aprendizaje del español como segunda lengua. Las diferencias entre el número de alumnos de nivel inicial y el de nivel avanzado son realmente sorprendentes. Muchos profesores de diferentes etapas educativas  nos comentan el escaso interés de los alumnos por continuar su aprendizaje más allá de las aulas. Eso mismo pasa en España con el inglés como segunda lengua (L2): los estudiantes se resisten absolutamente a utilizar esta lengua en contextos naturales de comunicación (las redes sociales, la calle); en muchos casos, incluso, sienten verdadera aversión. En este sentido, creemos que si pudieran expresarse emocionalmente, sentir lo que dicen y lo que escuchan -algo que siempre ocurre en la lengua materna-, la comunicación en su L2 se incorporaría a su mundo experiencial y a su yo.

-Se trata de un proyecto novedoso, sobre todo en el caso del estudio del español como segunda lengua…

-Sí, así es. En las dos últimas décadas, la metodología de la enseñanza de segundas lenguas ha ido ofreciendo nuevos enfoques y perspectivas que han venido acompañados de modelos de instrucción innovadores, multidimensionales y de gran complejidad conceptual (aprendizaje competencial, estrategias metacognitivas, clase invertida, evaluación formativa, etc., etc.). Sin embargo, esto no ha traído consigo un cambio claro y visible en el éxito en el aprendizaje de lenguas, lo que nos hace pensar que es conveniente atender a otros factores y, especialmente, comprender cómo aprende el cerebro y cómo es el funcionamiento de la lengua en ese cerebro que aprende.

Asimismo, se ha investigado mucho sobre la motivación y su importancia en el aprendizaje de una segunda lengua, algo que es incuestionable, pero no se ha atendido en la misma medida a algo todavía más incuestionable: el valor identitario que tienen las lenguas. Pensamos que la construcción de la identidad en la L2 tiene un impacto mucho mayor que la motivación; es decir, que es más importante reconocerte en esa lengua, hallarte en ella, que las razones más o menos funcionales que incentivan nuestra motivación.

- ¿Qué papel desempeñan las emociones en el aprendizaje y en la comunicación en una lengua extranjera?

- Un papel fundamental. Casi todas las palabras de nuestra lengua materna son portadoras de carga emocional. No hay significado lingüístico que no esté tamizado por lo emocional, de ahí su poder de evocación. Durante el proceso de adquisición de la lengua materna, las palabras se van incorporando dotadas de sentido experiencial y emocional, que son los responsables de su anclaje en las redes léxicas y en la memoria. Sin embargo, parece que esto no sucede en la L2, pues el simple trasvase de una palabra de una lengua a la segunda no imprime en el nuevo término todos sus valores representacionales. Esto nos hace pensar en la necesidad de enfoques de enseñanza que relacionen las actividades del aula con el yo que siente y piensa, para que esas palabras cobren un significado en el marco de la propia identidad.

Se trataría, en definitiva, de posibilitar las asociaciones de las palabras y el contexto lingüístico con los estímulos de nuestro entorno y nuestro desarrollo emocional. Experiencia e identidad son partes constitutivas del desarrollo de la competencia lingüística en otra lengua. Por lo tanto, la enseñanza de lenguas debe utilizar estrategias que persigan la implicación emocional del alumno con lo que comunica.

- ¿Qué significa construir la propia identidad al hablar una segunda lengua?

-La adquisición de una lengua conlleva la construcción mental de una representación del mundo compartida socialmente y también la construcción de la propia identidad. Todo ello es resultado del entorno sociocultural, pero también de factores emocionales conscientes y no conscientes. El hablante crea una relación afectiva con la lengua porque es reflejo de sí mismo, porque a través de la lengua muestra quién es, a qué grupo pertenece, cómo entiende la realidad, qué siente, cómo se comporta; en definitiva, con la lengua el individuo construye y trasmite su identidad sociocultural, existencial y emocional. Si aprendemos una segunda lengua que no nos permite construir, experimentar y exhibir nuestra identidad, no conseguiremos sentirla. Y hoy sabemos que las lenguas son productos altamente emocionales.

-Pero todos podemos expresar en una L2 nuestros sentimientos, cómo nos sentimos…

-Sí, efectivamente, somos capaces de transmitir contenido afectivo y describir estados de ánimo, pero eso es distinto a sentir emocionalmente esa lengua. En un estudio preliminar, hemos recogido datos a través de encuestas en las que preguntamos a hablantes de español como L2 con distintos niveles cómo se sienten cuándo hablan en español. Si se sienten diferentes, cómo se ven a sí mismos, si se gustan cuando utilizan esta lengua, si creen que transmiten sus principales rasgos, tanto sociales como individuales. Les preguntamos también qué notan o experimentan cuando utilizan, por ejemplo, palabras de amor en español o cuando expresan su enfado o ira en esta lengua (esto se ve claramente cuando utilizamos palabrotas, pues en una L2 nos dejan bastante indiferentes).

Hemos recogido centenares de respuestas, todas muy interesantes. Es sorprendente hasta qué punto estas respuestas están en consonancia con algunas de las teorías y presupuestos de las neurociencias sobre la interacción entre entorno, experiencia, percepción y lenguaje. La mayoría de ellas evidencia la disminución de la carga emocional en la L2 o la menor implicación (mayor distancia) con respecto a la realidad referida. Coinciden con lo que muestran algunos estudios recientes: en nuestras lenguas extranjeras, somos más objetivos, más racionales y más distantes.

- ¿Cómo podemos conseguir que los estudiantes se expresen de forma emocional?

- El aprendizaje de una L2 es una actividad cognitiva y emocional sometida a la constante valoración de los estímulos que se perciben. Creemos que la percepción y evaluación positivas de la lengua y su uso como elemento de comunicación identitaria y afectiva pueden influir en la actitud del que aprende, contribuir a un aprendizaje más eficaz y duradero y predisponer al individuo a continuar aprendiendo.

Para que se dé esta percepción y evaluación positivas (procesos que son en parte conscientes y en gran parte, no conscientes), es necesario exponer al alumno a una lengua con la que se vean representados como individuos únicos que forman parte de un entorno y con la que mantengan conexiones emocionales, así como a procesos de aprendizaje ricos sensorialmente que lo impliquen a nivel cognitivo, afectivo y experiencial.

-La construcción identitaria en una segunda extranjera estará muy relacionada con el nivel de competencia en esa lengua, ¿no?

-No necesariamente. Tendemos a pensar que cuanto más nivel tenemos en una lengua, más nos identificamos con ella, más emocionales resultamos. Sí es cierto que con más nivel, mejor podemos expresar cómo nos sentimos; pero eso no es exactamente lo mismo que resultar emocionales en una lengua. Por ejemplo, cuando hablamos de un padre, de un hijo, de un ser querido, sentimos corporalmente las palabras y, de la misma manera, lo mostramos a través de pequeños pero numerosos detalles de la mirada, los ojos, el rostro, el tono, la voz. Nuestro interlocutor lo capta plenamente. Eso, de lo que casi no somos conscientes, es un elemento importantísimo de la comunicación. Y no depende del nivel de lengua. De hecho, en nuestras encuestas, nos hemos encontrado muchas respuestas que coinciden en señalar que se sienten mejor, que se enfadan mejor, que son más simpáticos, que se gustan más, etc., etc., en la lengua extranjera en la que tienen menos nivel y no en la de mayor dominio.

-Profesora, el ámbito de las neurociencias está abriendo muchas posibilidades en otros ámbitos, como es el caso...

-Sí, nosotros intentamos aprovechar los hallazgos, aportaciones y logros recientes de las ciencias del cerebro para comprender mejor los procesos de adquisición de segundas lenguas y, especialmente, para poder generar marcos teóricos que orienten la enseñanza, que ayuden a los profesores y que mejoren los resultados.

Nos resulta muy revelador lo que nos enseñan las neurociencias sobre la estrecha relación entre el cerebro, el cuerpo y el entorno; sobre la percepción y la experiencia sensorial como condicionantes de la representación de la realidad en el cerebro, sobre los nuevos paradigmas de la memoria y su distribución, sobre la importancia de la mente inconsciente en el procesamiento y la toma de decisiones o sobre la emoción como motor fundamental del organismo y como responsable del aprendizaje y la construcción identitaria, la vida en sociedad, etc. Asimismo, nos proporcionan resultados muy importantes relativos a la comprensión del lenguaje, la asignación de significados y su distribución en el cerebro, y sobre la teoría de la mente y el papel de las neuronas espejo en la acción lingüística; esto es, en la construcción social discursiva.

Confiamos en que, poco a poco, la lingüística aplicada a la enseñanza de lenguas se incorpore al ámbito de las neurociencias. A fin de cuentas, su objeto de interés es el ser humano en su proceso de aprender, lo que está íntimamente ligado a los procesos de la mente y del cerebro. Además, el núcleo de ese aprendizaje es la lengua, o lo que es lo mismo, el elemento más definitorio de la naturaleza del ser humano. Conocer el funcionamiento del cerebro facilitará el camino para el desarrollo de propuestas y estrategias metodológicas eficaces.

Publicado en: Entrevista