En agosto: La red oculta, un viaje por las ‘cavernas’ de Internet



La Internet que visitan millones de usuarios cada día es solo la superficie de una red surcada de laberintos, y mundos subterráneos llenos de peligro y donde la delincuencia campa a sus anchas. Al menos, hasta que las fuerzas de seguridad la detectan.

El Diario Digital de la UAH muestra en este mes de agosto algunas de las noticias publicadas durante el curso 2015-2016 que han tenido mayor repercusión y número de visitas. Un año más, el Diario ha recibido más de 200.000 visitas procedentes de 150 países.
Con el objetivo de trasladar a la comunidad universitaria y a la sociedad en general los aspectos más destacados de la Universidad de Alcalá, el Departamento de Comunicación Institucional, coordinado por el Vicerrectorado de Coordinación y Comunicación, ha llevado a cabo este curso más de 160 entrevistas y reportajes, 600 noticias generales y una treintena de vídeos informativos, que se han difundido a través del Diario Digital y las redes sociales.


La red oculta, un viaje por las ‘cavernas’ de Internet de la mano de dos investigadores de la UAH


Uno de los últimos detenidos y condenados a cadena perpetua por delitos informáticos ha sido Ross William Ulbricht, un joven de 31 años al que se considera fundador del portal Silk Road. La web funcionaba en la red oculta ‘Tor’ como una especie de bazar electrónico donde se vendían drogas, números de tarjetas de crédito, licencias falsas para conducir o contenido audiovisual

Manuel Sánchez, David Martín, Carlos Cilleruelo y José Javier Martínez.

pirata. Todo ello mediante el uso de ‘bitcoin’, una moneda virtual encriptada.

José Javier Martínez y Manuel Sánchez (ambos profesores de la UAH) y los investigadores Carlos Cilleruelo y David Martín, todos ellos miembros de la Cátedra Amaranto , tratan de poner luz a esta red ‘oscura’ que acecha desde nuestros dispositivos electrónicos conectados a Internet.

-¿Qué es la red oculta?
-Es una plataforma formada por multitud de redes anónimas en Internet. Cuando nosotros accedemos a la Internet ‘convencional’, la que todos conocemos, dejamos un rastro, una identidad, a través de una IP que se puede seguir hasta localizarnos. En las redes anónimas los usuarios no dejan rastro de la dirección IP. Por tanto, si se cometen delitos es muy complicado localizar al infractor. Es un ámbito en el que ‘todo vale’. La red oscura más conocida es ‘Tor’, pero hay muchas otras. Cualquiera puede sumarse a ‘Tor’ e, incluso, ofrecer servicios. Nació con un buen fin: crear una Internet anónima en la que el ‘ojo del Gran Hermano’ no lo tenga todo bajo control, facilitando así la libertad de expresión en países sometidos a la opresión. Lo que ha ocurrido es que el uso se ha contaminado y al igual que encontramos información como la que aporta WikiLeaks, también hay venta de drogas, de armas, pornografía infantil…También hay redes ocultas privadas, a las que resulta más difícil acceder, pero que son igualmente anónimas.

-La Cátedra Amaranto dispone de técnicas específicas para detectar la delincuencia en las redes convencionales, pero en este ámbito la investigación es mucho más complicada…
-Desde luego que sí, aunque no es imposible detectar la delincuencia. De hecho, el creador de Silk Road llevaba años operando y solo le detuvieron cuando él cometió un error, porque se le ‘escapó’ una dirección de ‘gmail’ que llevó a las autoridades hasta su identidad. El problema en España es la falta de regulación necesaria para poder investigar este tipo de delitos. La Ley de Enjuiciamiento Criminal está obsoleta, los delitos telemáticos que se contemplan están asociados al telégrafo y eso impide al investigador trabajar con garantías.
Por ejemplo, no existe la figura del agente encubierto y eso hace imposible que un investigador se inserte en una red oculta y compruebe si la actividad que se está desarrollando en una determinada web es lícita o no. En Reino Unido, por ejemplo, permiten a las fuerzas de seguridad hacer ataques al posible delincuente, o infectar a un acosador con algún troyano o virus. En España esto es impensable de momento, lo que impide investigar este tipo de redes con garantías.

-Por tanto, ¿se puede decir que no hay medios, a día de hoy, para poder investigar a los delincuentes en las redes ocultas en España?
-Sí, claro. Los medios existen. El personal de las fuerzas de seguridad cada vez está más formado y la colaboración con centros de investigación especializados, como las universidades, haría posible este tipo de investigación criminal, al igual que está ocurriendo en las redes sociales convencionales con nuestro buscador Quijote. La cuestión que queda pendiente es modificar la normativa, que está en proceso de tramitación, por cierto, para facilitar que el investigador no se convierta en un presunto delincuente cuando está tratando de atrapar a los traficantes de drogas, de armas o a los pederastas.

 

Publicado en: Entrevista