El impeachment a Donald Trump le ha servido al presidente para reforzar su popularidad

El impeachment o juicio político al presidente de Estados Unidos Donald Trump ha concluido con la exoneración de los cargos que pesaban contra el titular de la Casa Blanca. Como resultado, Trump ha salido reforzado de cara a su posible reelección en las próximas elecciones presidenciales del mes de noviembre, según nos cuenta Julio Cañero, vicerrector de Relaciones Internacionales e investigador del Instituto Franklin de la UAH.

El impeachment es un juicio político, recogido en la Constitución americana, al que se puede someter a quien ocupa un puesto de responsabilidad federal si ha cometido un acto ilícito. Si se demuestra que así ha sido, este deja de ocupar el puesto. En el caso de Trump, eso no ha sido así, y ha quedado libre de los cargos de abuso de poder y de obstrucción al Congreso. Aunque los demócratas lo concibieron como una manera de socavar la popularidad del presidente, Donald Trump ha salido airoso del proceso y, de hecho, entre las bases del partido republicano, sigue gozando de una popularidad altísima, de cerca del 90 por ciento. En el país, su aprobación oscila entre el 40 y 45 por ciento.

Tal y como indica el profesorCañero, Donald Trump es un presidente que ‘tiene mucho poder de atracción, levantando pasiones entre los votantes republicanos. Y eso es algo que él tiene muy asumido y ha llegado a vanagloriarse de ello’. Trump es un claro ejemplo de líder populista que representa ‘el nacionalismo y el orgullo americano a través del lema ‘America first’, algo que parte del electorado pensaba que se había perdido. Como candidato, ha aglutinado ese populismo o esa visión de aquella parte de los ciudadanos (principalmente varones, blancos, protestantes y de clase media baja) que se ven amenazados por los que no son iguales a ellos, los extranjeros, o incluso las mujeres’, explica. Pese a tener en contra sectores que tienen mucha fuerza sobre la opinión pública, como Hollywood o el mundo académico, esa manera de pensar encaja bastante en lo que piensa gran parte de la población de EEUU.

Julio Cañeroden
Julio Cañero


Resulta paradójico que Trump representa a las bases más conservadoras y religiosas del país, aunque él en realidad no lo es. ‘Sus actitudes no son de la derecha extrema del partido republicano o no están alineadas con la política tradicional del partido republicano’, apunta Julio, recordando que Trump a veces ha sido demócrata y otras veces, republicano.
El primer presidente norteamericano en sufrir un impeachment fue Andrew Johnson (en la Casa Blanca entre 1865 y 1869). Se produjo porque destituyó a un miembro de su gabinete, el Secretario de Guerra Edwin M. Stanton. También salió airoso y, desde entonces, los presidentes pueden destituir a los miembros de su gabinete. El segundo en padecerlo fue Bill Clinton, por haber mentido ante la comisión que se formó para la investigación del controvertido caso de la becaria Monica Lewinski.
En los tres hechos sucedió lo mismo: el proceso se inició en la Cámara de Representantes, pero, al llevarlo al Senado, no se alcanzó la mayoría necesaria para la destitución del presidente. El que más difícil lo tuvo fue Clinton, ya que tuvo que enfrentarse a un Senado dominado por los republicanos, pero gracias a su carisma y capacidad de persuasión, consiguió atraerse a un número de ellos y salvar su puesto.

 

Publicado en: Entrevista