El catedrático Ruiz de Elvira de la UAH insta a que se pongan en marcha cuanto antes las medidas contra el cambio climático

Una de las primeras medidas tomadas por el recién formado Gobierno ha sido la de aprobar una declaración de emergencia climática que sirva para reconocer la urgencia de actuar ante el calentamiento global. Para el catedrático del Departamento de Física y Matemáticas de la UAH, Antonio Ruiz de Elvira, es una gran noticia.

-¿Qué le parece la iniciativa?, ¿está esperanzado?

-La noticia llega tarde, porque es algo que debía haberse hecho hace mucho tiempo. Cada día que pasa observamos mejor lo que yo llevo diciendo desde hace al menos veinte años: los problemas climáticos se están acelerando, como hemos podido ver la semana pasada en los telediarios con los efectos de la borrasca Gloria. Las medidas que se proponen me parecen, en general, buenas. Pero propondría que se hicieran un poquito más deprisa. Porque, aunque se dice que en los primeros cien días se van a enviar al Congreso una serie de propuestas, estas tardan en materializarse dos o tres años. Creo que el gobierno lo está intentando, y medidas como que se eliminen los motores diésel son muy buenas ideas. Esto es algo que no cuesta nada porque un motor diésel, desde el punto de vista de la mecanización, es igual que uno de gasolina, no tiene un coste especial. Los gobiernos pueden influir muchísimo. Hay muchas herramientas para frenar el cambio climático y deben ponerse todas en marcha.

-¿Piensa que existe consenso entre políticos y científicos y que los primeros escucharán a los segundos a la hora de plasmar sus recomendaciones en la futura ley?
-Sí. La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha trabajado bastante con los científicos y estoy seguro de que hace caso de lo que le dicen. En general, la gente tiene más esperanza, pero yo, como empecé trabajando en esto hace tanto tiempo, estoy más expectante. Porque existe buena voluntad, pero soy muy consciente de que hay muchos obstáculos en el camino.

Antonio Ruiz de Elvira dentro
El profesor Antonio Ruiz de Elvira

-¿Qué prioridades fundamentales no deberían faltar en esa ley?
-Las prioridades son muy sencillas: la primera, conseguir sustituir el transporte basado en combustibles fósiles por transporte basado en motores eléctricos. La segunda es tratar de ir eliminando del país todas las centrales de combustible fósil (carbón y gas natural) e ir sustituyéndolas por centrales eólicas y solares. Se puede hacer, y la tecnología sería española. En vez de pagar a Argelia por gas natural, por ejemplo, nos pagaríamos a nosotros mismos. Si de verdad se quiere, se puede avanzar y además muy deprisa.

-Por desgracia, la resistencia a aceptar la realidad del cambio climático tiene mucho que ver con intereses económicos…

-Sí, es muy sencillo: la antigua Gas Natural firmó un contrato con Argelia comprometiéndose a comprarle gas durante 40 años, y la rescisión de ese contrato le implicaría el pago de indemnizaciones. Por esa razón, intenta que se sigan utilizando las centrales de gas natural. A Repsol no le costaría trabajo convertirse en una empresa eléctrica, pero de momento quiere seguir vendiendo combustible.
Otro factor importante son los ciudadanos. A pesar de las noticias que nos llegan, mucha gente sigue creyendo que no es algo urgente. No lo entiendo, porque cualquier persona que salga al campo o al mar puede apreciar claramente los problemas. Los efectos se ven, pero persiste una resistencia residual que hay que ir quitando. La mejor forma de hacerlo es demostrando que las cosas funcionan mejor con otros sistemas energéticos que con el actual.

-¿Qué puede destacarse de las aportaciones, pasadas o futuras, de la UAH a esta causa?
-Además de investigaciones, la UAH ha organizado en los últimos años junto con la Universidad Estatal de San Diego en California cursos de verano dedicados enteramente a este tema. Además, me gustaría pedirle a la universidad que, igual que el consejo de ministros aprobó la emergencia climática en España, algún consejo de gobierno de la UAH declarara también ese ‘interés climático’ y empezara a aplicar medidas en nuestro campus. Tenemos un campus inmenso con muchas hectáreas que están dedicadas al barbecho. Yo pienso que una de las mejores cosas que podría hacer la Universidad es convertirlas en centros de producción energética, energía eólica y fotovoltaica. Podría haber financieros dispuestos a poner dinero a cambio de que le dejen el beneficio de esa energía durante unos años, y tampoco la universidad tendría que poner mucho dinero. No sería algo inmediato, pero sería cuestión de ponerse a ello.

 

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