El ANEXXI, un proyecto con marca UAH

El catedrático de Geografía de la UAH, José Sancho Comíns, es el presidente del comité científico asesor que ha llevado adelante el proyecto del nuevo Atlas Nacional de España, ANEXXI, en el que han participado unos 140 colaboradores científicos.

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José Sancho Comins.

El nuevo Atlas Nacional de España es una publicación del Instituto Geográfico Nacional, cuenta con más de 600 páginas en formato impreso y digital e incluye alrededor de 1.250 recursos gráficos, entre ellos 800 mapas. El Banco Santander (BS) apoyó financieramente el trabajo científico de este proyecto cooperativo de gran magnitud que refleja la situación actual de España a nivel geográfico, social y económico.
 En España, el atlas nacional tiene sus primeros precedentes a finales del siglo XIX cuando el IGN publica los primeros mapas temáticos; pero no es hasta 1965 cuando se publica la primera edición propiamente dicha. Más tarde, entre 1991 y 1997 aparece una nueva edición con 6 volúmenes y una gran variedad de productos. Con el comienzo del nuevo milenio, el IGN y el Centro Nacional de Información Geográfica decidieron abrir una nueva etapa que ha culminado con la publicación del ANEXXI. Lo que se ha hecho ha sido, según Sancho Comíns, injertar en un cuerpo vivo nuevas ‘savias’ que lo van a enriquecer y hacer crecer.

-¿Qué novedades aporta este proyecto?
-Desde el punto de vista ejecutivo, la principal novedad es que se ha realizado un trabajo cooperativo muy importante entre el IGN y la parte académica, constituida por investigadores y especialistas de universidades y otros organismos de investigación. Ese matrimonio no se había producido hasta ahora. En definitiva, se ha constituido una red de 34 universidades y 4 organismos de investigación, liderada por nuestra universidad, que han puesto a disposición del proyecto recursos humanos de excelencia. A ello debe añadirse otra forma de cooperación muy importante entre lo público, el IGN y la RED, y lo privado, el apoyo del BS. Desde el punto de vista técnico, el Atlas se ha llevado a cabo utilizando las últimas tecnologías, tanto para su producción como para su difusión, de tal manera que el usuario puede acceder a él en formato impreso como electrónico, descargándose mapas de forma aislada, capítulos completos y hasta la totalidad del atlas desde la página del IGN. En el futuro, además, pretendemos que el usuario pueda interactuar. A nivel de contenidos, por otra parte, se ha abierto el horizonte temático, abordando materias de tanta actualidad como la despoblación rural, los problemas derivados de la  gran concentración urbana, la crisis demográfica, las políticas sociales, etc. Además, se han añadido temas que hasta ahora no se habían abordado en el ANE, como cuestiones de estructura y desequilibrio territorial o la presencia de España en el mundo desde todos los puntos de vista.

-Usted, que lleva décadas trabajando en este ámbito, ¿qué diría que han aportado las nuevas tecnologías al conocimiento de la geografía de nuestro país?
-Ya se utilizaron las nuevas tecnologías en la edición de finales del siglo XX. No obstante, como es bien conocido, se ha producido un salto muy importante desde entonces, por ejemplo, gracias a las nuevas fuentes de información espacial obtenida por los sensores a bordo de satélites artificiales o plataformas aerotransportadas. Cabe citar también la existencia de bases de datos más ricas y de acceso más fácil. Las nuevas tecnologías nos han permitido hacer un tratamiento más objetivo de la información y proceder a su representación gráfica y cartográfica  de una forma más precisa. Las posibilidades de actualización y difusión de los productos son más ágiles e inmediatas. Todo ello nos permite hacer un diagnóstico por imagen ajustado, preciso y fácilmente leíble. Pero la vida de esas imágenes no se limita a lo que vemos. Nuestro objetivo ha sido no solo dar información superficial, sino inteligible y yo me atrevería a decir ‘inteligente’ para que los usuarios, sean expertos o público en general, puedan hacer una lectura que les haga entender no solo la superficie de las cosas, sino también acceder a un conocimiento fundamentado y profundo de nuestra realidad geográfica.

-Profesor, en un mundo en el que parece que Google llega a cualquier punto del planeta y lo enseña, ¿por qué siguen siendo esenciales los Atlas? No son solo mapas e imágenes, por supuesto….
-Es que no basta con hacer mapas, no basta con construir imágenes, interesantes, bellas;  también es necesario dar a conocer lo que encierra esa imagen y esa es la labor del ANEXXI a través del argumento científico. El ANE está hecho para pensar y también para disfrutar. Esto lo saben bien los docentes de cualquier nivel de la enseñanza. Un mapa nos muestra una o varias facetas de la realidad territorial, social o económica, y lo hace de manera atractiva y sugerente, pero va más allá: nos cuestiona, nos pide un por qué de los que estamos contemplando. Este valor didáctico se aplica también al público general y a aquellos que tienen responsabilidades en la gestión territorial.

-Desde ese primer atlas de la década de los años 60 hasta ahora, ¿cómo ha cambiado el paisaje?
-Las grandes concentraciones urbanas y los paisajes rurales son los que han cambiado más. En el mundo rural se observan procesos de naturalización, por el abandono de tierras agrícolas, a la vez una acusada desactivación económica y debilidad extrema del tejido social. Esto es muy preocupante. El paisaje es quizás el documento visual más rico que podamos contemplar y fiel muestra del concierto entre naturaleza y comunidad humana. En el atlas se hace un especial tratamiento a la diversidad y riqueza de nuestras paisajes y al interés que tienen como auténtico patrimonio que merece una protección.

-Es un buen documento para nuestros políticos, profesor
-Desde luego tiene interés por el papel que puede jugar a nivel de toma de decisiones políticas y también como fuente que contribuye decisivamente a la formación de un sólido conocimiento de nuestro país. Sin ánimo de entrar en polémicas de carácter identitario, no cabe duda que se ama lo que se conoce. El ANE ofrece los contenidos temáticos necesarios para conocer nuestro país a fondo con una información  veraz, actualizada y científica.

-A usted, que lleva trabajando en esto toda su vida académica, ¿qué es lo que más le ha llamado la atención?
-Quizás, la celeridad de los cambios. El último tercio del siglo XX y lo que llevamos del siglo XXI han sido tiempos muy veloces desde el punto de vista social, económico, territorial, paisajístico… La aceleración que vivimos se plasma en imágenes, en ese radiodiagnóstico que hemos realizado en el ANE. La expansión urbana, en este sentido, es un ejemplo claro, que se observa solo con la contemplación de las imágenes. Por otra parte, en el análisis se percibe que no hemos sabido corregir del todo desigualdades territoriales; sigue habiendo mucho contraste entre unas regiones y otras, tanto desde el punto de vista social como del manejo de los recursos naturales. No digo que haya dos Españas, una rica y otra pobre, pero hay zonas en España en situación de desigualdad frente a otras. Es una pena que no hayamos corregido aún esos problemas estructurales de desigualdad que nos acompañan pertinazmente a lo largo de nuestra historia. Es verdad que el territorio no es homogéneo y, por tanto, no podemos tender hacia un igualitarismo utópico, pero sí corregir determinadas tendencias que podrían reducir desigualdades. Me hubiera gustado ver, sobre todo, mapas económicos y sociales con menos contrastes territoriales.

-¿En qué están trabajando en este momento?
-Un atlas, por definición, es un producto interminable porque siempre habrá una necesidad de radiografiar una y otra vez las distintas realidades; un atlas vive un proceso como el que nos tienen acostumbrados los médicos a los pacientes: revisión tras revisión. Ya estamos actualizando información en la edición electrónica y vamos a tratar de detectar los nuevos intereses que puedan ir apareciendo a nivel social, científico o administrativo para completar los aspectos que sean susceptibles de ampliarse. Por ejemplo, los procesos de inmigración y la crisis demográfica, el cambio climático, la realidad del mundo rural… van a requerir, a buen seguro, nuestra atención.

 

Publicado en: Entrevista